Analicemos un poco el discurso de RAT SINGER, digo, Ratzinger.
Estos jóvenes, en su mayoría profesan una religión que no es la católica, y por lo tanto, herética, ¿cómo puede decir Ratzinger que están en "su camino hacia Cristo"?
¿Qué quiere decir con que al hermano Roger lo animaba "el fuego de un ecumenismo de la santidad?
¿Cual es el Credo que profesan estos jóvenes (y Ratzinger)? Ellos mismos dicen que hay jóvenes de "todas las confesiones cristianas". ¿La Católica es una confesión más?
Dice Ratzinger que el hermano Roger fue "Testigo incansable del Evangelio de la paz y de la reconciliación",
Agrega:
"El Hermano Roger alentó a todos aquellos que pasan por Taizé a que se conviertan en buscadores de comunión. Lo dije al día siguiente de su muerte: «Tenemos que escuchar desde dentro su ecumenismo vivido espiritualmente, y dejarnos conducir por su testimonio hacia un ecumenismo verdaderamente interiorizado y espiritualizado». Siguiendo sus huellas, sed portadores de este mensaje de unidad. Les aseguro el compromiso irrevocable de la Iglesia católica para proseguir con la búsqueda de caminos de reconciliación para llegar a la unidad visible de los cristianos. Y esta tarde quiero saludar con un afecto del todo especial a cuantos, entre vosotros, son ortodoxos o protestantes".
Una "búsqueda de caminos de reconciliación para llegar a la unidad visible de los cristianos" pero, por supuesto, sin renunciar a las herejías que profesan ¡eso no es católico!
Dice Ratzinger: "Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros» (3,23). ¡Tener fe y amar a Dios y a los demás! ¿Qué cosa existe que sea más exaltante? ¿Qué cosa que sea más bella?"
Nos preguntamos: a qué fe se refiere? ¿a la católica? a la protestante? ¿a la ortodoxa?
¡Claro! es que el hermano Roger, fundador de Taizé afirmaba: «no todos los elementos de la Fe tienen la misma importancia: algunos son esenciales, otros secundarios. Esta certeza [sic] ofrece la clave para la esperanza de reconciliación» (Frère Roger de Taizé, libro-entrevista publicado en la editorial dominica Du Seuil por Kathryn Spink, que es admiradora de Taizé). Esta "certeza" del hermano Roger no es en forma alguna una certeza, sino una herejía. Se la reprochó León XIII a los americanistas (los padres de los modernistas) en la encíclica Testem Benevolentiae, y Pío XI a los pancristianos en la encíclica Mortalium Animos:
1) León XIII: «todas las verdades que abarca la enseñanza católica tienen un único y mismo Autor y Maestro: el Hijo Unigénito que está en el seno del Padre (...) Por tanto, que no se quite nada de la doctrina recibida de Dios, o se descuide por causa alguna»
2) Pío XI: «en materia de fe, no es lícito recurrir a esa diferencia que se querría introducir entre artículos fundamentales y no fundamentales, como si los primeros debieran admitirse todos, y sin embargo los segundos se dejasen a la libre aceptación de los fieles. Puesto que la virtud sobrenatural de la fe tiene por causa formal la autoridad de Dios, no permite tal distinción».
Es obvio: quien rechaza aunque sea la más pequeña verdad revelada por Dios, rechaza la autoridad de Dios que la ha revelado, y por tanto demuestra no tener fe; y si todavía conserva algunas verdades, las conserva no por la autoridad de Dios que las ha revelado, sino por la autoridad de su propia razón o sentimiento.
Son ideas obvias, elementales, que hoy demasiados eclesiásticos con el supuesto "papa" a la cabeza parecen haber borrado incluso de su memoria, actuando en verdad como si ya no tuviesen fe.
Esta híbrida "comunidad ecuménica" nació calvinista y prosperó en el marasmo postconciliar de la secta conciliar, tanto que hoy puede enorgullecerse de estar compuesta por hermanos "católicos" [¿?] y de distintos orígenes evangélicos [luteranos]. ¡Un verdadero lavado de cerebro para los desgraciadísimos fieles de la diócesis de Roma que acogieron este año a estos pobres jóvenes engañados!
Taizé -dicen en un prospecto- «intenta vivir un signo de reconciliación y de paz», y con sus Encuentros Europeos de Jóvenes reunidos aquí y allá y esta vez en Roma, pretende cumplir una «peregrinación de confianza por toda la tierra». ¿Confianza en qué? En la «reconciliación»: «los jóvenes que participan en los encuentros animados por la comunidad [de Taizé] son portadores de paz, de confianza y de reconciliación en sus ciudades, países, parroquias».
Paz, confianza, reconciliación... etiquetas bellísimas, seductoras. Pero ¿qué sentido tienen estas palabras en los labios de los "hermanos" de Taizé? ¿Qué se ofrece en realidad bajo estas etiquetas a los católicos de la diócesis del Vicario de Cristo? Nos lo dice el mismo prior de Taizé en el libro-entrevista antes citado. Calvinista y decidido a no renegar de su calvinismo, Shutz afirma sin embargo haber recibido de su familia algunos ejemplos de «reconciliación». Su abuela materna «era de raíz protestante (...) Pero por haber vivido personalmente la experiencia lacerante del sufrimiento humano, se había dejado penetrar por un espíritu de reconciliación. Fue así como, aun siendo protestante, comenzó a frecuentar la Iglesia Católica e incluso a recibir la comunión, sin por eso renegar de su confesión originaria» (pág. 18). También el padre de Roger Schutz, aun siendo pastor calvinista, en un momento de su vida comenzó a frecuentar las iglesias católicas, aun permaneciendo pastor y calvinista: también él se había dejado «penetrar de un espíritu de reconciliación» (pág. 20). A su vez, Shultz se aprestó enseguida a seguir el ejemplo de la abuela y del padre. «Para mí, ella -su abuela- fue un testimonio de reconciliación, porque reconcilió en ella misma la corriente de fe de su origen evangélico con la fe católica, sin ser un símbolo de traición para los suyos, sin herir a su familia» (ibid.).
Así pues, la "reconciliación", en labios del jefe carismático de Taizé no tenía, y ahora no tiene en sus "hermanos" y en Ratzinger un significado católico, sino protestante. Bajo esta seductora etiqueta pasa de rondón entre los católicos la pretensión de los "pancristianos" ya condenada por Pío XI en la encíclica Mortalium Animos: la de «llegar a un acuerdo que les permita conservar las opiniones que todavía les mantienen fuera del único redil de Cristo».
Roger Schutz se había convertido en "misionero", en el mundo católico, de esta "reconciliación". Pero precisamente en el mismo momento en que pedía para sí y para los demás no tener que renegar de su propia «confesión originaria», es decir, de «los errores que todavía les mantienen fuera de la Iglesia Católica» (Pío XI), Roger Schutz pedía a los católicos que renegaran de su Fe católica, y ante todo de las siguientes verdades reveladas: 1) que Cristo fundó una única Iglesia, que es la Iglesia Católica, a la cual confió en depósito la única doctrina enseñada por Él, así como los medios de salvación; 2) que para salvarse es necesario pertenecer a esa única Iglesia de Cristo; 3) que, en consecuencia, nadie puede estar autorizado, porque Dios no se lo autoriza a nadie, a profesar una fe distinta de la católica, y a pertenecer a una "comunidad" distinta de la católica, y ni siquiera a ambas, frecuentando indistintamente los lugares de culto católico y los de las sectas heréticas y cismáticas.
Por tanto, la propuesta de "reconciliación" de Taizé, a la cual se une Ratzinger, además de no ser en modo alguno una propuesta de reconciliación (porque en materia de fe no existe reconciliación si no es en la Verdad revelada por Dios), es además una propuesta de apostasía para los católicos, que de tales Encuentros no pueden salir sino con la fe debilitada, o incluso sin fe. Como siempre, Ratzinger, introduce en su rebaño a los lobos e invita a darles una buena acogida.