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Renovación Carismatica "Catolica"

El problema de la renovacion carismatica en la  contra-Iglesia del anti-Cristo fue la mezcla entre lo apostata y hereje para traer gente a la falsa Fe. El error no tiene derecho a mezclarse con la Fe verdadera. Veremos a su lider y su técnica usada para sus actos de desplome de personas al suelo.

 

El pentecostalismo es una herejía que ha logrado infiltrarse en la Iglesia con el fin de debilitarla desde el interior. Va de la mano del modernismo, y también lo refuerza; los dos movimientos proce­den de igual manera y se apoyan recíprocamente en este trabajo de demolición. Ahora bien, si el modernismo intenta destruir la Iglesia en cuanto a la doctrina, el pentecostalismo lo hace en cuanto al culto. Ambos se disfrazan con piel de oveja; por eso su terminología es muy similar a la católica. Con palabras piadosas y su proceder externo pueden engañar incluso a las personas más cautas, y por ello es preciso escudriñar bajo ese ropaje: para desenmascarar a los lobos rapaces que se esconden en su interior.

El pentecostalismo es un movimiento subversivo controlado y cuidadosamente dirigido por los enemigos ocultos de la Iglesia con el fin de llegar a su ruina total. Promete a sus adeptos la plena experiencia del Espíritu Santo que tuvieron los Apóstoles el día de Pentecostés, junto con algunos de los dones externos que recibie­ron, especialmente los de lenguas, curaciones y profecía .

A esta extraordinaria expe­riencia la llaman Bautismo del Espíritu que dicen transmitir y recibir con la imposición de las manos, al estilo de otros ritos de nuestra Santa Madre Iglesia.

Los adjetivos pentecostal y carismático indican perfectamente el carácter de este movimiento: pentecostal se refiere a la plenitud del Espíritu Santo recibido en el primer domingo de Pentecostés, mientras carismático alude a los carismas, o dones extraordi­narios que acompañaron al don del Espíritu Santo en aquel día.

A partir de esta terminología es que muchas personas se engañan, porque entienden que el movimiento pretende simplemente ofrecer plegarias especiales e intensificar la devoción a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad; si estos fines, y los efectos consecuentes, fuesen verdaderos, sobrepasarían con mucho los producidos por los siete Sacramentos instituidos por Jesucristo.

Pero esto no es así; las pretensiones de este movimiento transitan otros caminos , como veremos, por lo que el Movimiento Carismático y la Iglesia Católica no pueden estar de acuerdo . Como demostraremos en este trabajo, si la Iglesia es verdadera, entonces el pentecostalismo es falso, y al revés, si el pentecostalismo es verdadero, la Iglesia Católica es falsa pero como la Iglesia Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana no puede ser falsa, se sigue que el pentecostalismo es falso y debe rechazarse , no sólo como un movimiento eclesial, sino como una especie de secta, de pseudorreligión, que —lamentablemente— está infiltrada en el mismo seno de la Esposa de Cristo.

Es menester examinar el movimiento desde distintos puntos de vista; al hacerlo, será imposible evitar repeticiones que, sin embargo, nos ayudarán a tener una idea lo más completa posible de este movimiento que toca los fundamentos mismos de la piedad cristiana.

  Una  construcción  sobre  arenas  movedizas

Doctrinalmente, el movimiento está construido sobre arenas movedizas. En efecto, cualquiera que intentase analizarlo a la luz de la enseñanza infalible de la Iglesia y de su tradición auténtica, se encontraría frente a algo inasible.

 

 

 

 

El movimiento afirma fundarse en la experiencia personal y encontrarse bajo la inspiración directa del Espíritu Santo , cosas ambas que nadie puede controlar, y que los adeptos de esta organización se ocupan de hacer indemostrables, a partir de considerar esa inspiración y esas experiencias como incuestionables, por el mismo hecho de afirmarlas, transmitirlas y difundirlas. Además, como dicen los carismáticos, un movimiento tan lleno de vida no puede definirse y contenerse en los límites de fórmulas doctrinales; de ahí se sigue que el Movimiento Carismático no posee una doctrina sólida, sino sólo vagas afirmaciones, referencias inconsistentes al Nuevo Testamento, y formulaciones provisionales. En suma es una sombra evanescente.

Sus mismos jefes lo admiten. “Orientaciones teológicas y pastorales sobre la renovación carismática católica” es uno de los documentos más importantes del movimien­to. Fue preparado en Malinas, Bélgica, del 21 al 26 de mayo de 1974 por algunos “expertos” internacionales, bajo la guía del Cardenal León Suenens, que —como nos informa el documento— “tuvo parte activa en la discusión y formulación del texto” (Prefacio). También se dice que “el documento no es exhaustivo y se requieren ulteriores estudios (...) esta afirmación representa una de las ideas más repetidas (...) el texto se presenta como una tentativa de respuesta a las principales preguntas que suscita el movimiento carismático” (Prefacio). En otras palabras, los autores no saben qué es lo que son: "ciegos guías de ciegos" (Mt. 15,14)

Cuando pasamos al texto, nos tropezamos con multitud de afirmaciones vagas, medias afirmaciones, intentos de respuestas y opiniones. A duras penas se hacen algunas distinciones; sin embargo las distinciones son justamente la base y la fuente de cualquier argumento teológico; sin ellas es imposible distinguir lo verdadero de lo falso, o la mera opinión, o una hipótesis, de la doctrina segura.

Tómese, por ejemplo, el pasaje de la página 21 titulado: “La experiencia religiosa pertenece al Testimonio del Nuevo Testamento” , donde se afirma que:

 

 

 

“La experiencia del Espíritu Santo es la contraseña de un cristiano y, en parte, con ella los primeros cristianos se distinguían de los no cristianos. Se consideraban representantes, no de una nueva doctrina, sino de una nueva realidad: el Espíritu Santo. Este Espíritu era un hecho vital, concreto, que no podían negar sin negar que eran cristianos. El Espíritu les había sido infundido y lo habían experimentado individual y comunitariamente como una nueva realidad. La experiencia religiosa, es preciso admitirlo, pertenece al testimonio del Nuevo Testamento: si se quita esta dimensión de la vida de la Iglesia, se empobrece la Iglesia”.

Sería difícil juntar en un párrafo tantas verdades, falsedades y medias verdades.

El texto es escurridizo, suena como algo piadoso y, para el ignorante, también con­vincente; pero en realidad es falso.

Es falsa la afirmación de que “los primeros cristianos se consideraban representan­tes no de una nueva doctrina, sino de una nueva realidad: el Espíritu Santo” . La verdad es que Cristo envió a los Apóstoles a enseñar a todas las gentes. Ahora bien, enseñar es, ante todo y sobre todo, aceptar y transmitir una doctrina ; la experimentación es algo muy subjetivo y por lo mismo sujeta a ilusiones o falsas sensaciones.

La “tesis de la experiencia y de la Fe” es la tesis de Lutero , no de Cristo, que vino “a dar testimonio de la Verdad” (Jn. 18, 37) y que nos ha enseñado una doctrina bien definida respecto del Padre, de Sí mismo y del Espíritu Santo; de su Iglesia, de los Sacra­mentos, etc. Él exigía que su enseñanza fuera aceptada con fe, “el que creyere y fuere bautizado, se salvará; pero el que no creyere , se condenará” (Mc. 16, 16).

San Pablo escribió con duros reproches a los Gálatas (1,8), porque se habían desviado de su primitiva enseñanza y les decía que si él mismo o un ángel les predicase una doctrina distinta de la que les había predicado al comienzo, debía ser considerado anatema. Los apóstoles y los primeros cristianos estaban muy interesados en la doctrina, y muy poco en el sentimiento y en la experiencia.

 

 

 

El resto del párrafo y todo el capítulo que trata de Fe y Experiencia son una obra maestra de confusión. Tómese por ejemplo este pasaje: “el Espíritu Santo fue infundi­do sobre ellos y fue experimentado por ellos individual y comunitariamente como una nueva realidad” Esto implicaría, aunque los autores se cuidan de no comprome­terse con una afirmación categórica, que todos los cristianos de la era apostólica reci­bieron la efusión del Espíritu Santo y tuvieron la misma experiencia que los Apóstoles en el día de Pentecostés, con los mismos fenómenos místicos y milagros. Pero esto es falso: no hay nada en el Nuevo Testamento, en los escritos de los Padres, o en la enseñanza oficial de la Iglesia, que nos diga que sucedió así.

El Nuevo Testamento, es verdad, narra casos particulares en los que el Espíritu Santo descendió de manera extraordinaria sobre algunos de los nuevos cristianos, pero fueron casos raros y aislados . Incluso en el primer día cuando fueron bautizadas tres mil personas (Hch. 2, 41-47), los primeros convertidos de la Iglesia, no hay indicios de que se produjera algún milagro entre ellos, sino solo la conversión. Es más; estaban atemorizados porque veían a los Apóstoles realizar prodigios y milagros; y si tenían temor es porque esas maravillas eran desacostumbradas y sólo realizadas por los Apóstoles.

Además las palabras susodichas confunden dos cosas distintas: la íntima paz y alegría, que son propias de un verdadero cristiano (paz y alegría que sobrepasan todo sentido y humana comprensión y que nadie puede arrebatarle), con la experiencia extraordinaria y mística, con carismas maravillosos, concedida a los Apóstoles el día de Pentecostés y a algunas almas privilegiadas a lo largo de los siglos.

Ocasionalmente Dios concede tales dones divinos a los hijos de los hombres, pero en ningún modo se deben al hombre, ni han sido prometidos a todo cristiano, ni son necesarios para santificarse.

    Antecedentes   y   orígenes   del   pentecostalismo     

Hoy día la Iglesia está siendo criticada tácitamente en muchas de sus auténticas enseñanzas, sobre la base de lo que la gente cree “nue­vas” intuiciones y “nuevas” doctrinas. En realidad no son nuevas, sino simplemente viejos errores revestidos con nuevas vestiduras , nuevas sólo para aquellos (y son legión) que han olvidado el conocimiento del pasado. El Antiguo Testamento afirma que “no hay nada nuevo bajo el sol” (Qo 1,9) Nada; ni siquiera el pentecostalismo.

 

 

 

 

 

Sería interesante esbozar el origen, el desarrollo y el carácter de las herejías que desarrollan estos nuevos movimientos, pero esto nos llevaría demasiado tiempo. Sin embargo, hay una cosa común a todas ellas: sus fundadores y seguidores sostienen tener intuiciones especiales bajo la enseñanza e inspiración del Espíritu Santo.

En el tiempo de San Pablo había hordas de falsos profetas, que merodeaban afirman­do hablar bajo la inspiración o en nombre del Espíritu Santo y perturbaban a las comunidades cristianas de reciente fundación. Después vinieron los gnósticos y fueron los primeros herejes ofi­ciales; se relacionaban con los Apóstoles, y San Juan escribió su Evangelio para poner en guardia a los cristianos contra sus falsas doctrinas.

 

Un tipo particular de pentecostalismo apareció en el siglo II; lo fundó un tal Montano, que afirmaba hablar bajo la inspiración del Espíritu Santo. Él y sus seguidores soste­nían poseer la plenitud del Espíritu Santo y sus carismas; en particular, afirmaban po­seer, como sus émulos modernos, el don de curaciones, de profecía y de lenguas. Sus seguidores fueron innumerables, lo mismo que hoy son innumerables las víctimas del pentecostalismo; y también como hoy, entre sus víctimas hubo algunas situadas en puestos altos de la Iglesia y con capacidades intelectuales poco comunes. El mismo Tertuliano , que escribió brillantemente sobre la Iglesia Católica y la defendió contra sus enemigos, finalmente cayó víctima del montanismo, se separó del Papa y fundó su propia secta.

Los siglos XII y XIII conocieron multitudes de activos puritanos que se jactaban de tener una especial iluminación del Espíritu Santo; como los modernos pentecostales, viajaban sin parar de un sitio a otro, predicando su propio evangelio . Algunos sobrevi­ven hoy, otros no han dejado seguidores; podríamos citar los albigenses, los valdenses, los cátaros, los pobres de Lyón, etc. Todos fundamentaron sus creencias y prácticas extrañas en su interpretación particular, distorsionada y separada del Magisterio, de las Sagradas Escrituras, e intentaron menoscabar y en lo posible destruir a la Iglesia Católica.

Pero fue a Lutero a quien correspondió arrebatar a la Iglesia naciones enteras. Lutero, un desviado sacerdote católico, sostenía que él y sus seguidores poseían “la plenitud del Espíritu Santo” , a la vez que la negaban de los Obispos, de los Papas e incluso como sostén e iluminación de los Concilios Ecuménicos. De ahí que el protestantismo, por su misma naturaleza, llegó a ser la cuna y el terreno de cultivo del moderno pentecostalismo.

El moderno movimiento carismático o pentecostal, de hecho, nació del Protestantismo en Carolina del Norte (Estados Unidos); la fecha oficial de nacimiento fue el año 1892; sus fundadores fueron el Rev. R. G. Spurling y el Rev. W. F. Bryant , pastor bautista el primero, y pastor metodista el segundo. El movimiento fue bien recibido por otras comunidades de signo protestante contemporáneas a ellos.

Estos pentecostales afirmaban poseer la misma plenitud del Espíritu Santo que los Apóstoles recibieron el día de Pentecostés, junto con algunos carismas también otorgados a los Apóstoles en esa ocasión, en particular los dones de profecía, curaciones y lenguas. Como el resto de sus hermanos protestantes, afirmaban que el Espíritu Santo interviene directamente en la interpretación personal de la Sagrada Escritura. Rechazaban también todos los dogmas, porque sostenían que el Espíritu Santo inspira directamente a los fieles lo que es necesario creer para la salvación ; de allí que en el movimiento no hubiera lugar para ningún tipo de magisterio, porque la piedad cristiana era vivida en forma personal, sin guías jerarquizados pero de manera entusiástica, incluso con emotividad y exaltación extremas.

Era esperable que un movimiento de este género se resolviera en el caos. Esto habría debido abrir sus ojos y hacerles cambiar de camino, porque el Espíritu Santo no produ­ce el caos; en cambio, los pentecostales protestantes explicaron el fenómeno diciendo que la confusión era inevitable en un movimiento vivo y en expansión . Una mirada a los organismos vivos en torno a nosotros les habría debido enseñar que la vida sana se desarrolla armoniosamente y produce cosas buenas, mientras la vida que se desarrolla caóticamente no puede producir más que monstruos y abortos de la naturaleza.

 

 

 

La Iglesia Católica juzgó el movimiento por lo que era, y en el segundo Concilio Plenario de Baltimore (Estados Unidos) los obispos católicos pusieron en guardia a los fieles para no prestarle ningún tipo de adhesión. Prohibieron a los católicos incluso estar presentes, aun por mera curiosidad, en los llamados encuentros de oración.

La Iglesia, sin embargo, no conoció un movimiento así en su interior por siglos, y los católicos se libraron del contagio hasta 1966 , cuando llego a la Iglesia por medio de dos laicos, ambos profesores de Teología en la Universidad de Duquesne en Pittsburg Pennsylvania (Estados Unidos). Se llamaban Ralph Keifer y Patrick Bourgeois; ellos leyeron, releyeron y discutieron los dos libros sobre el movimiento pentecostal protestante: “Cruz y la palanca de cambio” del pastor Wikerson y “Ellos hablan en lenguas” del periodista J. Sherill.

 

En su deseo de reencender la llama de la Fe en los estudiantes universitarios, pensaron erradamente que Dios ponía en sus manos un medio providencial. En su lucha contra la apatía y la increencia de los universitarios, tenían necesidad de aquel poder que creían que poseía Wikerson.

 

 

 

Estudiaron o reestudiaron durante dos meses sucesivos; luego releyeron algunos pasajes de la Carta de San Pablo a los Corintios (1 Cor, 12) y de los Hechos de los Apóstoles que sirvieron como base teológica al movimiento, ypor fin se dirigieron a un grupo de oración pentecostal protestante para recibir... El Bautismo del Espíritu.

Y así fue como el 13 de Enero de 1967, en un encuentro de oración, se impuso las manos a Ralph Keifer y a Patrick Bourgeois, que recibieron el Bautismo del Espíritu junto con el don exaltante de “hablar en lenguas” . Su entusiasmo se inflamó; conven­cieron a los estudiantes de que probasen la misma experiencia, y en el siguiente encuentro de oración el mismo Keifer impuso las manos sobre algunos estudiantes, que súbitamente recibieron el Bautismo del Espíritu con varios “dones extraordinarios”.

Desde entonces el movimiento se difundió ampliamente en toda la Iglesia Católica. Ha ganado seguidores incluso entreCardenales y Obispos , y naturalmente atrae, como una calamidad irresistible, a millares de religiosas , deseosas de experimentar lo que creen ser las emociones del primer Pentecostés.

 

 

 

Pero es necesario subrayar todavía una vez más que no existe un movimiento caris­mático "católico" El movimiento no es católico, sino protestante. No ha nacido en la Iglesia Católica, sino que fue importado a ella desde las sectas pentecostales protestan­tes, en las cuales nació.

Es protestante hasta la médula: es hijo de la herejía; llamarlo católico significaría decir que puede haber un auténtico movimiento carismático católi­co y un auténtico movimiento carismático protestante, como si el Espíritu Santo pudiera asumir roles diversos según obre en la Iglesia Católica o entre las diversas sectas protestantes.

Aunque durante dos mil años la Iglesia no había conocido ningún Bautismo del Espíritu y aunque el movimiento provenga de la herejía, el fenómeno se ha extendido como un incendio. ¿Cómo ha podido suceder una cosa así?

 

 

 

La respuesta, pensamos, es ante todo esta: el movimiento carismático promete una conversión inmediata y una inmediata santidad Además es permisivo especialmente desde el punto de vista moral. ¿Quién renunciaría a tan preciosos dones y a tan poco precio?

Para quienes presentan objeciones, tienen una respuesta pronta y aparentemente convincente: "¿por qué pones objeciones? ¿Acaso no ves que muchos sacerdotes, obispos e incluso cardenales y el Papa respaldan el movimiento? Es claro que no hay ningún mal en ello". Es evidente que el engaño diabólico escondido en el movimiento carismático ofus­ca a la masa de superficiales que van en busca del éxito clamoroso y de resultados inmediatos, olvidando que el camino de la santidad auténtica y del apostolado eficaz y duradero está hecho de abnegación, silencio, mortificación, humillación, y también de aparentes fracasos: "Si el grano de trigo no cae en tierra y no muere, no produce fruto” (Jn. 12,24)

Hay que advertir que si entre los seglares y en algunas religiosas se puede presumir la “buena fe”, no es así en los eclesiásticos que están en situación de comprender el diabólico fraude. Algunos de ellos son demoledores de la Iglesia Católica demasiado conocidos como para no sospechar otra de sus maniobras de destrucción.

El caso del reconocimiento pontificio está relacionado con la buena disposición que existe actualmente para reconocer a los movimientos. Pero aclaremos que al momento de solicitar la aprobación pueden presentarse postulados “para ser aprobados” y luego en el marco de la actual desobediencia que reina en la Iglesia hacer lo que quieran hacer.

 

 

 

 

 

 

 

Esto es fácil de comprobar al conocer algunos postulados que, como veremos en los próximos capítulos, son insultantes para con Dios, para con los Santos y para con la Iglesia. El Papa jamás aprobaría a un movimiento que tuviera entre sus prácticas “perdonar a Dios” como los carismáticos. Nunca jamás el sucesor de Pedro ha aprobado ni aprobará estas cosas jamás.


Algunos piensan que el propio éxito del movimiento habla a su favor; sostener esto sería un grave error; la historia enseña que todos los movimientos heréticos, particularmente en sus comienzos, recibieron el respaldo entusiasta de muchísimos cristianos, incluso en las alturas de la Jerarquía católica.

Aquí es necesario aclarar que criticar al Movimiento Carismático no es estar contra el Espíritu Santo. ¿Cómo podría ser así?; el Espíritu Santo es la misma alma de la Iglesia, el propio principio de su vida sobrenatural.

Si fuese posible demostrar que procede del Espíritu Santo, el Movimiento Carismático tendría derecho a que todos lo apoyáramos; pero si no es así, entonces estamos obligados a combatirlo hasta su destruc­ción, porque sólo dos pueden ser las fuentes de su existencia: Dios o Satanás.

 

 

 

Si viene de Dios, todos debemos adherirnos a él; si viene de Satanás, todos debemos combatir­lo.

Ahora bien; cuando se lo examina a la luz de la sana Teología, la conclusión inevitable es que el pentecostalismo y por lo tanto el Movimiento Carismático, aunque se autoproclame católico no viene del Espíritu Santo (y por tanto viene de Satanás).

El movimiento busca su justificación sobre todo en los capítulos 12 a 14 de la primera carta de San Pablo a los Corintios. Pero la semejanza entre el movimiento carismático - pentecostal y lo que acaeció en Corinto es sólo superficial; los dos fenómenos concuer­dan únicamente en que ambos pretenden recibir del Espíritu Santo algunos carismas, como el don de lenguas, de curaciones y de profecía. Difieren en el resto.

a) A diferencia del movimiento carismático - pentecostal, en Corinto no hubo Bautismo del Espí­ritu, no hubo imposición de las manos, no hubo tentativas de organizar encuentros de oración o retiros con el fin de distribuir el Espíritu Santo.

b) De las cartas de San Pablo se deduce con evidencia que el fenómeno no estaba generalizado en la Iglesia apostólica, sino que estuvo limitado a Corinto, y que ensegui­da se comprobaron muchos abusos. Por otra parte, no hubo ningún intento por parte de San Pablo o de otro apóstol o discípulo de difundirlo en otros lugares, con el fin de acrecer o sostener la piedad de los fieles. Por fin, los improperios de San Pablo tuvieron el efecto de una ducha fría sobre el movimiento, que de repente desapareció y no se oyó hablar de él en la Iglesia hasta 1966 . Los pentecostales modernos, por su parte, no ahorran esfuerzos para difundir el movimiento en todo el mundo.

c) En Corinto los católicos hablaban "lenguas extrañas" , al revés de los pentecostales que emiten “ sonidos extraños”[mussitationes].

Eran verdaderas lenguas, si bien desconocidas a los presentes. Esto es evidente por la “unánime interpretación de los Padres de la Iglesia” e incluso por los repetidos reproches del mismo San Pablo: “Hay sin duda muchas y diversas lenguas en el mundo y ninguna carece de significado; pero si no entiendo el significado de la lengua seré extranjero para el que habla y el que habla será extranjero para mí” (1 Cor. 14,10).

Además, San Pablo, dice que él mismo posee el don y que lo posee con más plenitud que ellos (1 Cor. 14,19). Y así era justo que fuese, porque debía predicar el Evangelio a diversos pueblos. ¿Cómo habría podido aprender tantas lenguas tan rápidamente? Dios por lo tanto, obró en él el mismo milagro que había obrado en los otros Apóstoles el día de Pentecostés.

Por el contrario, los pentecostales - carismáticos emiten sonidos ininteligibles (mussitationes), y el balbuceo no puede ser lenguaje de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, que es Espíritu de suprema Sabiduría y Verdad.

d) Los pentecostales no tienen en cuenta los consejos de San Pablo, y por lo tanto se vuelven inhábiles para recibir el Espíritu Santo.

De hecho, San Pablo, si bien no prohibe a los Corintios profetizar y hablar en lenguas, repite insistentemente que el don de lenguas es el menos importante entre los carismas, y que no debe buscarse ansiosamente. Cuando se presente el caso auténtico de una persona que habla en lenguas, debe hacerlo con discreción y de manera decoro­sa, y en cuanto no haya nadie que comprenda o ningún intérprete presente, debe callarse.

San Pablo pone en evidencia que el fiel debería ambicionar no estos dones, sino más bien las grandes virtudes de la Fe, de la Esperanza, y de la Caridad. Concluye diciendo que "las mujeres deben callar en la asamblea" porque no les está permitido hablar, sino que deben estar sujetas, como dice también la ley, porque "es indecoroso para una mujer hablar en la asamblea" (1 Cor 14, 34-35).

 

 

 

Los pentecostales, sin embargo, fundándose insistentemente en la Epístola de San Pablo, no tienen en cuenta los consejos y las normas prescritas en nombre de Dios, volviéndose así inhábiles para recibir el Espíritu Santo y sus dones . De hecho anhelan el don de lenguas y lo consideran como la prueba irrefutable de la efusión del Espíritu Santo. Las mujeres, pues, no sólo hablan en la iglesia, sino que son las más activas en organizar encuentros de oración carismática, en profetizar, en ver señales del Espíritu Santo, en obrar curaciones (de su naturaleza y de su causa se hablará enseguida) y en imponer las manos a todos.

Lejos de escuchar las palabras de San Pablo, los jefes del movimiento hacen todos los esfuerzos para atraer a las mujeres ; ellos intentan justificar su abierta desobediencia a la palabra de Dios afirmando que la prohibición de San Pablo de permitir a las mujeres hablar en la Iglesia fue sugerida a causa de las limitaciones que imponía la cultura en la que vivían. Hoy la cultura ha cambiado radicalmente, y así, pretenden ellos, el mandato de San Pablo no es actual; como de costumbre, los pentecostales carismáticos tergiversan y malinterpretan la Sagrada Escritura para adaptarla a sus propios fines .

 

 

 

 

 

La verdad es que en el mundo pagano, en los tiempos de San Pablo, había muchas mujeres que pretendían profetizar y hablar en nombre de los dioses. Pero San Pablo no tiene en cuenta las costumbres y hábitos culturales, sino que apela a la ley de Dios: "como dice la ley" (ibídem) .


¿Cuál puede ser, entonces el verdadero motivo, aunque oculto e inconfesable, de todos los esfuerzos para persuadir a las mujeres de que se adhieran al movimiento? Creemos que sucede porque se percatan de que, por su naturaleza emotiva, las mujeres pueden ser manejadas más fácilmente que los hombres para “creerse” movidas por el Espíritu Santo.

2) Los pentecostales se apoyan también en algunos episodios de los Hechos de los Apóstoles, especialmente en la efusión del Espíritu Santo el día de Pentecostés.

 

 

 

Buscan traer a la mente de todo cristiano aquella gran experiencia mística: "¿por qué -dicen- hay que privar a un cristiano de aquel don incomparable, tan necesario para una vida cristiana ferviente?" .

La respuesta es la siguiente:

a) En el primer Pentecostés, la experiencia mística y sensible del Espíritu Santo, junto con los carismas de lenguas, de profecía, de curaciones y semejantes, no fue concedida a todos, sino sólo a los Apóstoles y, probablemente, a los discípulos presen­tes en el Cenáculo. Ciertamente no se concedió a los tres mil convertidos que fueron bautizados en aquel día; sin embargo, los Apóstoles hablaban en una lengua, mientras que los oyentes les oían cada uno hablar en su propia lengua. Obviamente los Apósto­les hablaban arameo con su acento galileo, pero la gente les oía hablar en griego, en latín, en parto, en elamita, etc.; evidentemente, es del todo distinto a lo que sucede en los encuentros carismáticos de oración.

b) Los pentecostales se remiten también al capítulo 8 de los Hechos de los Apósto­les, donde se lee que en Samaria el diácono Felipe convirtió y bautizó muchas perso­nas. Cuando los Apóstoles en Jerusalén oyeron lo que había sucedido en Samaria, mandaron a Pedro y a Juan, que a su llegada impusieron las manos sobre los nuevos bautizados, quienes recibieron el Espíritu Santo.

Obviamente se trata del Sacramento de la Confirmación , cuyo ministro ordina­rio es el Obispo. Esta es la interpretación constante de la Iglesia. Felipe, aunque diácono, hacedor de milagros, gran predicador, y que ha­bía administrado el Bautismo,no se atrevió a imponer las manos a sus nuevos bautizados, porque esto estaba reservado a los Apóstoles, que eran Obispos .

3) Otro episodio al que se remiten los carismáticos es la conversión de San Pablo, cuando Ananías le impuso las manos diciéndole: “Saulo, hermano, me ha enviado el Señor; a quien viste en el camino, para que recuperes la vista y te llenes del Espíritu Santo". Inmediatamente sucedió que se desprendieron de los ojos de Pablo unas como escamas, y comenzó de nuevo a ver (Hech. 9, 17-19).

Los carismáticos insisten en el episodio para justificar la imposición de las manos practicada por ellos. Pero nuevamente estamos ante una interpretación evidentemente errada.

Ananías era probablemente sacerdote y, de todas maneras, no iba imponiendo las manos a la gente para dar el Espíritu Santo; tuvo una visión y un mandato especial para este caso particular "vete a la calle estrecha y busca en la casa de Judas a uno que se llama Saulo y que viene de Tarso" (Hech. 9, 11). Esto no tiene nada que ver con las pretensiones de los carismáticos.

4) Además hay otros dos episodios a los que apelan los pentecostales:

 

a) El primero es el episodio referido en el capitulo 19 de los Hechos de los Apóstoles (vv. 1-7), cuando San Pablo encontró en Éfeso doce discípulos de Juan Bautista. Des­pués de haberles instruido sobre Cristo, los bautizó en el nombre del Señor Jesús, y después que “les impuso las manos, el Espíritu Santo descendió sobre ellos y comen­zaron a hablar en lenguas y a profetizar" (Hech. 19, 6). Pero esto es un caso más de administración de la Confirmación por parte de San Pablo, que era Obispo.
 

b) Otro episodio es la conversión a la Fe de Cornelio y de sus familiares: “mientras Pedro hablaba todavía, el Espíritu Santo descendió sobre los oyentes. Los fieles judíos que habían acompañado a Pedro se sorprendieron de que el don del Espíritu Santo pudiese infundirse también sobre los paganos, toda vez que les oían hablar en lenguas extrañas y proclamar la grandeza de Dios” (Hech. 10, 44-46).

Una vez más es preciso rebatir con firmeza que esto constituya una justificación del movimiento carismático. San Pedro no fue a Cesarea para imponer y conferir el Espíritu Santo; fue llevado hasta allí a través de una revelación especial, y el Espíritu Santo descendió mientras les hablaba para instruir a los oyentes sobre Cristo y sobre su misión. Dios obró un gran milagro, incluso antes que Cornelio y los suyos fueran bautizados, porque eran los primeros gentiles en ser acogidos oficialmente en la Iglesia y se necesitaba que le quedase bien claro a todos los cristianos judíos, tan convenci­dos de la idea de que nadie fuera del pueblo elegido podría entrar en el reino mesiánico, de que a partir de entonces los gentiles serían invitados a participar de los beneficios de la Redención.

De vuelta a Jerusalén, San Pedro fue ásperamente criticado por los judíos por lo que había hecho en Cesárea, pero él se defendió de sus acusadores con estas escuetas palabras: “si, pues, el mismo don otorgó Dios a ellos que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿yo quién era para poner vetos a Dios?" (Hech. 11,17).

Fuera de estos textos citados, casi esporádicos, no hay ninguna otra prueba de que semejante efusión externa del Espíritu Santo haya tenido lugar en la Iglesia Apostólica, ni siquiera, como ya se ha subrayado, el día de Pentecostés, cuando después de la predicación de San Pedro tres mil personas fueron bautizadas.

Además, Cristo jamás prometió tales experiencias místicas y dones extraordinarios a los cristianos, ni dio disposiciones para transmitirlos por medio de ritos particulares. Más exactamente, Él instituyó el Sacramento de la Confirmación, que la Iglesia siempre ha administrado y a través del cual cada cristiano participa en la efusión del Espíritu Santo.


La Confirmación, sin embargo, no confiere el Espíritu Santo con signos externos y milagros, tan ajenos al Espíritu de Cristo, sino silenciosamente y de manera misteriosa , como los otros Sacramentos.


Durante sus dos mil años de vida, la Iglesia Católica jamás ha conocido el “Bautismo del Espíritu”, tal como nos lo quieren enseñar los pentecostales carismáticos; sino que ha enseñado, infaliblemente, desde el Concilio Ecuménico de Florencia (1439) que la Confirmación es el Pentecostés de todo cristiano; las palabras del Concilio son: “en la Confirmación el Espíritu Santo se da para fortificar al fiel lo mismo que fue dado a los Apóstoles el día de Pentecostés” (Denz. 697)


 

 

 


 

Como ya se ha dicho, el “pentecostalismo” y el “carismatismo” eran desconocidos en la Iglesia, habiendo nacido en el siglo XIX entre las sectas protestantes. Los dos seglares católicos Ralph Keifer y Patrick Bourgeois, que lo Introdujeron en la Iglesia Católica, recibieron el Bautismo del Espíritu de las manos de pentecostales protestantes; por lo tanto, su acción fue un insulto a la verdadera y única Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo y en consecuencia, una auténtica apostasía.

 

Ellos, con su acción, si no con las palabras, declararon que la Iglesia Católica no estaba capacitada para darles el Espíritu Santo por medio de los Sacramentos, los sacramentales, las bendiciones, el Sacrificio de la Misa, la Comunión, los retiros, las peregrinaciones, etc. Por eso se sintieron constreñidos a buscarlo fuera, entre los pentecostales protestantes, donde se encontraría fácilmente.

 

 

Ahora bien, ¿cómo podía el Espíritu Santo comunicarse a tales personas? Si fuera así, esto implicaría que la Iglesia Católica no tiene el derecho a decir que es la única y verdadera Iglesia de Cristo; por consiguiente, si lo que afirma el Movimiento Carismático es cierto, todo católico debería abandonar la Igle­sia y unirse a los pentecostales protestantes, que fueron henchidos del Espíritu Santo mucho antes que la Iglesia Católica supiera algo de ello.

¿Cómo puede un católico buscar al Espíritu Santo en una Iglesia no católica, sin negar implícitamente la unicidad de la Iglesia Católica?

Si el considerado Bautismo del Espíritu fuese verdadero, sería en realidad un "Super sacramento" , instituido, sin embargo,no por Cristo sino por los hombres. Naturalmente, los pentecostales “católicos” niegan que sea un sacramento, pero esto se debe a la confusión e inseguridad que invaden toda su enseñanza doctrinal. Insisten en la "experiencia" y no están completamente seguros de la "doctrina". En esto los pentecostales protestantes son mucho más coherentes: rechazan el Bautismo de los niños y la Confirmación de los adolescentes, y en su lugar predican un bautismo de fe para los adultos, que debe ser seguido por el verdadero Bautismo del Espíritu.

Pero los pentecostales católicos no se atreven a rechazar estos Sacramentos, por­que sería una palmaria herejía; sin embargo, a duras penas aluden a ellos en sus ense­ñanzas, y aquí y allá hacen afirmaciones sorprendentes, ajenas a la Fe. Tómese por ejemplo lo que dicen Kevin y Dorothy Ranaghan en el libro “Pentecostales católicos” que se considera uno de los clásicos del movimiento:

“El Bautismo del Espíritu Santo es una parte fundamental de nuestra iniciación cristiana. Para los católicos, esta experiencia es una renovación, que hace nuestra iniciación concreta y explícita”. Es difícil sondear la profundidad de los errores contenidos en estas líneas, pero aún así, pueden ser detectados. En primer lugar, en esta afirmación se supone que el Bautismo del Espíritu tiene un significado distinto según se sea católico o protestante, y por lo tanto habría un Bautismo del Espíritu para los protestantes y otro para los católicos.

Además, si “el Bautismo del Espíritu Santo es una parte fundamental de nuestra iniciación cristiana” se sigue de ello que nadie es auténtico cristiano si no lo ha recibido, porque le faltaría algo fundamental en la vida cristiana. Las conclusiones serían verdaderamente sorprendentes: San Agustín, Santo Tomás de Aquino, San Francisco de Asís, Santa Teresa de Avila, San Francisco Javier, Santa Teresa de Lisieux, San Pío X, todos los papas y los buenos cristianos anteriores a 1966, y posteriormente todos aquéllos que rehusan recibir el Bautismo del Espíritu o que simplemente no lo han recibido, no serían auténticos cristianos , ya que estuvieron privados de algo fundamental en la vida cristiana.

Esto implicaría también que habría una cristiandad dentro de la cristiandad , una raza elegida dentro del pueblo de Dios. Implicaría incluso que durante dos mil años la Iglesia Católica habría privado a sus hijos de la plenitud del Espíritu Santo . Se habría comportado con ellos como una madrastra indigna, hasta que los pentecostales trajeron la plenitud del Espíritu Santo al seno de la Iglesia.

¿Quién podría medir las dimensiones de este necio y subyacente orgullo?

 

Los pentecostales católicos niegan que el Bautismo del Espíritu sea un sacramen­to, pero su negación la contradicen los hechos. Un sacramento, en realidad, es un signo externo que produce la gracia. Ahora bien, el llamado “Bautismo del Espíritu” tendría todos los elementos constitutivos de un sacramento: la imposición de las manos seria el signo externo; la invocación al Espíritu Santo sería la forma; la efusión del Espíritu sería el efecto. Pero hay más. Si el “Bautismo del Espíritu” fuese verdadero, no seria un simple sacramento, sino un "Super sacramento", muy superior a los otros siete reconocidos por la Iglesia, porque: a) no produciría simplemente la gracia, sino una efusión de ella semejante en plenitud a la producida el día de Pentecostés; b) además no produciría solamente la gracia en el alma, sino también una milagrosa efusión externa; c) por último, no produciría solamente la gracia interna y externa, sino que conferiría también dones milagrosos, como el don de curaciones, de profecía, de lenguas, etc.

 

 

TODO ESTO, NATURALMENTE, ES CONTRARIO A LA FE.

De pasada se puede observar que los carismáticos no se muestran muy interesados en los siete dones del Espíritu Santo, que se dan a todos los cristianos en el Bautismo y en la Confirmación: los dones de Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Cien­cia, Piedad y Temor de Dios. Es más, incluso en el caso de algunos sacerdotes como el P. Darío Betancourt, uno de los líderes del movimiento en América, los dones del Espíritu Santo adquieren características nuevas y plagadas de mentiras.



Pero los verdaderos dones del Espíritu Santo, son mucho más deseables que los secundarios, como la sanación, la profecía, el don de lenguas etc., los cuales no son necesarios ni para la salvación ni para conseguir un alto grado de santidad, y que incluso podrían terminar en una terrible trampa, en cuanto podrían conducir al orgullo espiritual.

 
Si lo que los pentecostales afirman del Bautismo del Espíritu fuese verdad, ¿dónde habría que colocar la Confirmación en la vida cristiana?

 
Los pentecostales católicos o Renovación carismática, evitan la cuestión, y como no quieren negar abierta­mente la Confirmación, la ponen aparte. Ranaghan, en el libro citado “Pentecostales católicos” , propone la cuestión en estos términos:“Se puede estar más seguro de lo que quiere decir estar bautizado en el Espíritu Santo, que de lo que quiere decir estar Confirmado".

 
¡No saben lo que quiere decir estar confirmado! Sin embargo la enseñanza inmemo­rial de la Iglesia es la infalible declaración del Concilio de Florencia en 1439, a saber: que “la confirmación es el Pentecostés de todo cristiano” . Incluso —como veremos más adelante— algunos, como el ya mencionado Padre Darío Betancourt, afirman que aunque se recibe el Espíritu Santo en la Confirmación y en el resto de los Sacramentos, EL ESPÍRITU SANTO ESTÁ COMO LIGADO, FRENADO HASTA QUE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU DE LOS CARISMÁTICOS, LO LIBERA DE NUESTRO INTERIOR Y LO HACE SURGIR.

 
El dilema es por lo tanto inevitable: o el Bautismo del o en el Espíritu es verdadero y la Confirmación es falsa, o por lo menos no necesaria; o la Confirmación es verdadera y el Bautismo del Espíritu es falso.


No pueden ser verdad las dos cosas.

Si un laico, hombre o mujer, o una religiosa, al imponer las manos, pueden impartir el Espíritu Santo junto con algunos poderes milagrosos, ¿qué necesidad tenemos de los obispos o de los sacerdotes? ¡NINGUNA! Los pentecostales protestantes no tienen necesidad de ellos; ¿por qué habríamos de tenerla los católicos? Cualquiera podría objetar que esto es llevar las cosas demasiado lejos. Además, los carismáticos dicen: “¿Qué hay de malo en la imposición de las manos? ¿Es que cada cual no puede imponer las manos e invocar al Espíritu Santo?".

A la primera objeción se responde que esto no es llevar las cosas demasiado lejos, sino su lógica conclusión. Desgraciadamente los pentecostales siguen la “experiencia” y no la “lógica” , y esto les vuelve sordos a la voz de la razón. A la segunda objeción se responde que todos son libres para invocar al Espíritu Santo, pero no lo son para imponer las manos con el fin de introducir a los fieles en el camino al que quieren llevarles. Imponer las manos denota autoridad : Los Patriarcas del Antiguo Testamento impo­nían las manos a sus hijos para bendecirles. Cristo imponía las manos sobre los Após­toles para conferirles el Espíritu Santo. Los Apóstoles a su vez, y después de ellos los Obispos y los Sacerdotes, imponen las manos para consagrar y confirmar.

 

Pero ¿qué autoridad tiene un laico para imponer las manos sobre otro laico, o lo que es peor, sobre un Sacerdote, o sobre un Obispo o un Cardenal? ¿Quién les ha dado esa autoridad?

NO CRISTO, que ha establecido el Sacramento de la Confirmación para conferir el Espíritu Santo; NI LA IGLESIA, que no sabe nada del Bautismo del Espíritu; NI EL MISMO ESPÍRITU SANTO , puesto que no hay pruebas en la Escritura o en la Tradición de que haya conferido tal autoridad.

Y no se objete que es un simple gesto que cualquiera puede hacer: no es un simple e inútil gesto. Es un intento de acción “sacramental” , porque se hace una petición fantástica (casi se podría decir sacrílega) para que, por medio de ese gesto, se produzca una efusión extraordinaria del Espíritu Santo, con experiencia mística y carismas muy superiores a los que pueden producir los Sacramentos del Bautismo, de la Confirmación, del Orden, y verdaderamente de cualquier otro Sacramento.

Los carismáticos dicen que la efusión milagrosa del Espíritu Santo se debe a la fe: ¿es que no ha dicho Cristo que dondequiera que se reúnan dos o tres en su nombre, Él estaría en medio de ellos? ¿No ha afirmado también que cualquiera que tuviese fe como un grano de mostaza, sería capaz de obrar grandes milagros? ¿Por qué maravillarse entonces, si los carismáticos obran cosas extraordinarias? La afirmación suena bien cuando no se examina de cerca. Pero en realidad Cristo prometió que estaría entre aquellos que se hallaran reuni­dos en su nombre, pero tiene que ser en su nombre , esto es, entre aquellos que se reúnen para pedir lo que agrada a Dios. Ahora bien,Dios jamás ha prometido tales experiencias místicas, ni éstas son de ningún modo necesarias para nuestra santificación . Dios nos pide hacer uso de todos los medios ordinarios puestos a nuestra dispo­sición: Confesión, Sacrificio de la Misa, Comunión, otros Sacramentos, etc.

En realidad la búsqueda de la experiencia extraordinaria implica que los carismáticos no creen en el poder de los Sacramentos. Ellos ni siquiera creen en la presencia del Espíritu Santo, a menos que, como Tomás, lo sientan y lo toquen ; y esto quedará certificado con las palabras del Padre Darío Betancourt, como veremos más adelante. Aquí son oportunas las palabras de Cristo: "¡porque me has visto, has creído! Bienaventurados los que no vieron y creyeron" (Jn. 20, 29). Parece que los pentecostales carismáticos han olvidado esta enseñanza de Cristo.



 

EL DON DE SANACIÓN: - Al oír a los pentecostales o carismáticos o de la renovación carismática o en el espíritu, parece que estuvieran caminando sobre una alfombra esmaltada de innumerables milagros, que exhiben como prueba segura del origen divino del movimiento. Sin embargo, para aceptar como auténticas las curaciones milagrosas se requieren tres condiciones:

a) Que se excluyan todas las causas naturales capaces de obrar una curación súbita, lo que no sucede por ejemplo en las curaciones milagrosas reales o verdaderas del cáncer o en la resurrección de los muertos.

b) Que el supuesto milagro se someta a un examen atento por parte de médicos, científicos y teólogos , como sucede por ejemplo en los milagros de Lourdes o en los que se atribuyen a la Virgen y a los Santos.

c) Que la sentencia final sea dada por la autoridad competente.

Ahora bien, estas tres condiciones no se dan en el Movimiento Carismático o Renovación Carismática. Ellos creen en los milagros por el simple testimonio de quienes dicen recibirlos ; algunos “milagros” son de naturaleza trivial, otros de naturaleza psicológica, otros no duran permanentemente. Además sería necesario examinar las causas de cada milagro en particular.

 

 

Hay tres posibles causas:


1) Dios: pero en este caso hay que establecer que son verdaderos milagros, y en tal caso no debe haber ninguna traza de orgullo, de ostentación o de autosatisfacción, muy presentes en el movimiento carismático.

2) Procesos psicológicos: Por ejemplo, se pone un gran énfasis en el hecho de que algunos convertidos han abandonado su costumbre de beber; pero es notorio que los miembros de Alcohólicos Anónimos logran resultados similares por medio de la ciencia profana y con tratamientos que incluyen técnicas psicológicas, sin ningún recurso al “espíritu” invocado por los carismáticos.

3) El demonio: - Puede, también él obrar algunos “prodigios”, especialmente en una atmósfera cargada de emotividad,atmósfera que es la buscada en esos encuentros multitudinarios, que duran varias horas y donde se relatan testimonios y anécdotas, con fondo de música percusiva, sincopada y fuerte; y el orador a los gritos . Ante estas circunstancias se producen fenómenos de tipo psicológico, a partir de los cuales incluso se llega a una disociación de conciencia tan extrema que se liberan hormonas relajantes y que adormecen, explicando así las desapariciones de síntomas de dolor, aunque no disminuyan en nada las enfermedades.


El mismo Cristo nos ha puesto en guardia sobre esta posibilidad, por cuanto nos ha avisado que vendría un tiempo en el que los falsos profetas obrarían “milagros” o “prodigios” para engañar, si fuese posible, hasta a los elegidos. Como el movimiento carismático se basa en falsas premisas doctrinales, le es fácil al demonio infiltrarse y extraviar a las almas.

c) Que la sentencia final sea dada por la autoridad competente.

 El mismo El mismo Cristo nos ha puesto en guardia sobre esta posibilidad, por cuanto nos ha avisado que vendría un tiempo en el que los falsos profetas obrarían “milagros” o “prodigios” para engañar, si fuese posible, h

 

 



EL DON DE LENGUAS 
- Aunque ya hemos dicho algo de este argumento cuando examinamos la primera carta de San Pablo a los Corintios, podemos añadir alguna consideración, puesto que los carismáticos - pentecostales aprecian muchísimo este "don".

asta a los elegidos. Como el movimiento carismático se basa en falsas premisas doctrinales, le es fá

Hasta hace poco tiempo ellos lo han considerado como la prueba definitiva de la efusión del Espíritu Santo. Esto implica como consecuencia que al recibir los Sacramentos nosotros no podamos estar seguros de haber recibido el Espíritu Santo, toda vez que no hay ningún fenómeno externo; ni siquiera en Sacramentos como el Bautismo, la Confirmación y el Orden, que han sido instituidos justamente para conferir una especial efusión del Espíritu Santo. En los Sacramentos, en efecto, nuestra única garantía es la fe sincera en la promesa de Cristo, atestiguada por la infalible autoridad de la Iglesia, aunque esta fe no se apoya casi nunca en el sentimiento o en la experiencia.

Contrariados por tales objeciones, los pentecostales católicos dejaron de considerar estos dones como la prueba de la efusión del Espíritu Santo. Ante tales contradicciones, ¿qué debemos pensar? ¿Con qué autoridad establecen ellos los criterios de su fe? ¿Les indujo primero el Espíritu Santo a creer que el don de lenguas es la prueba definitiva, y después que no lo es? ¿Puede el Espíritu Santo estar sujeto a tales contra­dicciones?

Y si consideramos la naturaleza del "carisma", nuestra perplejidad no puede más que aumentar, porque las lenguas que dicen hablar los pentecostales - carismáticos no son de hecho len­guas humanas . Son lenguas extrañas, simples balbuceos de sonidos ininteligibles, (que algunos han llegado a afirmar que era la “lengua o lenguaje de los ángeles”) a los que se llama glosolalia. Ya hemos notado que las "lenguas extrañas" de que se habla en los Hechos de los Apóstoles y en la primera carta a los Corintios eran verdaderas lenguas, si bien desconocidas en su mayor parte a los pre­sentes.

Los pentecostales, sin embargo, dan una explicación y hablan de la posibilidad de orar no objetivamente, de una manera pre-conceptual" Esta es la definición dada por Le Renouveau Charismatique (ver Lumen Vitae, Bruselas 1974):

 

"La posibilidad de orar no-objetivamente, de una manera pre-conceptual, tiene un valor considera­ble en la vida espiritual. Permite expresar con medios pre-conceptuales lo que no puede ser expresado conceptualmente. La oración en lenguas es a la oración normal como la pintura abstracta, no representativa, es a la pintura ordinaria. La oración en lenguas requiere un tipo de inteligencia que tienen hasta los niños".

En primer lugar, no existe nada semejante en la Tradición de la Iglesia, en la ense­ñanza de los grandes maestros del espíritu y de los grandes místicos de la Iglesia. Y aunque Cristo ha enseñado a los Apóstoles y a los primeros discípulos a orar y ha dado hasta una fórmula con la cual expresar las propias peticiones, Él jamás ha orado de manera “pre-conceptual” y “no objetiva”, ni ha enseñado a sus discípulos a hacer algo así. Este género de oración implica que los murmullos no corresponden a la realidad objetiva, puesto que son no objetivos, y que el Espíritu Santo es incapaz de expresar la realidad divina en el lenguaje racional. PERO TODO ESTO ES FALSO Los Profetas, Cristo, los Apóstoles y después los Santos en el curso de veinte siglos, inflamados en el Espíritu Santo, fueron capaces de expresar la más alta Verdad en lenguaje humano. La expresión, lógicamente, es inferior a la realidad, pero esto no se debe al uso de un lenguaje “no objetivo” o “pre-conceptual”, sino al hecho de que cuando el hombre habla de la realidad divina, necesariamente se expresa de forma analógica.

A este argumento de los carismáticos, además, sería necesario plantearle ulteriores interrogantes. Por ejem­plo; ¿podría ser que, lejos de ser un don del Espíritu Santo, el “hablar en lenguas” [mussitationes] fuera un fraude o una manifestación de procesos psíquicos debidos a una explosión emotiva? Se puede añadir que hay, al menos en algunos casos, otra posible fuente: Satanás, que intenta engañar a los hombres remedando los milagros del primer Pentecostés.

Otro fenómeno que hay que juzgar desfavorablemente es la multiplicación de este milagro. Uno de los jefes del carismatismo francés en 1978 decía que “en Francia el 80% de los carismáticos pentecostales habla en lenguas” (Le Figaro, 18 de Febrero 1978).

¿Así es que los milagros suceden con esa frecuencia?




Como ya hemos recordado, el movimiento carismático “católico” pentecostal fue importado del pentecostalismo protestante. Los pentecostales católicos lo han reconocido agradeci­dos, y han llegado a considerar como auténtico el movimiento pentecostal de los pro­testantes. Era lógico que fuera así, pues de otra manera caerían en abierta contradicción con sus propios orígenes; en consecuencia, celebran sus encuentros de oración con los protestantes de cualquier denominación y sin distinciones.

 

 

Estos encuentros, cualquiera que haya recibido el don de ser“guía” puede impo­ner las manos sobre cualquiera, sin preocuparse de la Iglesia o de la secta pentecostal presente. Fuera de los espíritus que hallan, ellos no se preocupan porque piensan que el "espiritu santo" les va a dar el don para combatirlos, siendo ilusos de algo que en realidad es obra del demonio en sí.



Las diferencias doctrinales no son una barrera. Y así los católicos, que deberían sostener que solamente ellos poseen la Verdad plena, no intentan iluminar a sus herma­nos protestantes con la plenitud de la Verdad que sólo se puede encontrar en la lglesia Católica. En cuanto a los protestantes, lejos de admitir las justas pretensiones de la Iglesia Católica, lo cual debería ser el resultado lógico de una auténtica efusión del Espíritu Santo, afirman experimentar un conocimiento más claro de la doctrina de sus respectivas denominaciones protestantes.

Tanto los carismáticos “católicos” como los protestantes afirman trabajar, con rapidez y en espíritu de caridad y de mutua comprensión, por la unidad, que es la mira del movimiento ecuménico. Las cuestiones doctrinales no se discuten, porque (como ellos dicen) buscan la unidad a “UN NIVEL MÁS PROFUNDO”.

Con lo de “nivel más profundo” intentan decir “nivel emotivo” , que confunden con el “amor sobrenatural”. Sin embargo, el nivel emotivo es el más falaz.

Sólo la Verdad es el nivel más profundo, y en él la unidad es posible porque Cristo vino a dar testimonio de la Verdad, rechazando todas las componendas con el error y la ambigüedad. Él ha dado su vida por la Verdad; si la Verdad no es aceptada y confesada plenamente, el amor sobrenatural y la unidad son imposibles.

El movimiento carismático, por tanto, está destinado a hacer naufragar la esperanza del ecumenismo, ya que ninguna unión será posible en tanto nuestros hermanos protestantes —o de otras confesiones— no acepten la plena potestad de fe y de gobierno de la Iglesia Católica.

Es notorio también que algunos jefes carismáticos han hecho afirmaciones, y han tomado posiciones, que difícilmente se pueden conciliar con la doctrina católica. Así por ejemplo, Kevin Ranaghan (quien junto con su mujer Dorothy ha recibido el Bautis­mo del Espíritu ayuda al Card. Suenens a organizar el movimiento en todo el mundo, y ha escrito “Pentecostales Católicos” que se considera un clásico en el tema) con ocasión de la Encíclica Humanae Vitae (1968) sostiene, contra la enseñanza del Papa Paulo VI, el derecho al control de los nacimientos.

 

¿Cómo podría el Espíritu Santo inspirar una cosa al Papa y otra a Kevin Ranaghan?

¿O quizás él tenía razón y el Papa estaba equivocado?

Todavía más: en la página 4 de su libro “Pentecostales Católicos”, Kevin, citando “La Cruz y el puñal” de David Wilderson, escribe:

“estas palabras muestran claramente que Cristo recibió el Espíritu para que pudiese ser Mesías y Señor” .

¡Sin embargo, esto es una herejía! Porque Cristo no recibió el Espíritu Santo para ser Mesías y Señor, sino que era las dos cosas desde su concepción, a causa de la Unión Hipostática.

 

INCREÍBLEMENTE, ES LO QUE TAMBIÉN AFIRMA EL PADRE DARÍO BETANCOURT COMO VEREMOS MÁS ADELANTE, Y QUE LO HACE CAER EN LA HEREJÍA.

Tómese también la afirmación de la página 250, relativa a los promotores de una "auténtica vida de Fe" Kevin cita no sólo a San Francisco de Asís, San Ignacio de Loyola y San Francisco de Sales, sino también a Joaquín de Fiore (cuyos errores fueron condenados en 1215), George Fox (fundador de los cuáqueros protestantes), John Wesley (fundador de los metodistas) y el ¡Telepastor Billy Graham!

Por ello, según Kevin Ranaghan,

“el Espíritu Santo no hace diferencia entre la Iglesia Católica y las varias denominaciones protestantes, sino que trabaja igualmente en todas, despreocupándose de lo que creen y enseñan.”

 

Si pasamos de la teología especulativa a la ascética, tal como ha sido enseñada y vivida por los Santos, descubrimos que el movimiento carismático no sólo está privado de los requisitos fundamentales de una verdadera ascensión a Dios, sino que incluso le es perjudicial.

Arruina la humildad y favorece el orgullo La humildad es el fundamento y la fuente de todas las virtudes; el orgullo es la fuente de todos los pecados; la humildad es la virtud de Cristo, de María Santísima y de los Santos; el orgullo es el vicio de Satanás y de sus secuaces. El orgulloso está lleno de seguridad en sí mismo y de autoconfianza, busca lo sensacional y lo ostenta como virtud; el humilde, en cambio, busca el último puesto, evita lo sensacional y extraordinario, tiene miedo de engañarse y se considera indigno de los dones extraordinarios. Si Dios le da estos dones, los acepta con temor y temblor, incluso pide al Señor que se los quite y le lleve por la vía ordinaria; los esconde lo más posible, y si a veces, constreñido por la obediencia, debe hablar, lo hace con extrema repugnancia y reserva.

 

 

 

Es exactamente lo opuesto de lo que les sucede a los carismáticos: desean dones extraordinarios, particularmente los que impresionan los sentidos, como el don de lenguas [mussitationes], el de su interpretación, y el de curación.

 

 

 

 

 

Mientras el humilde implora “¡No a mí, Señor, no a mí!”, el pentecostal se pone en primer lugar con atrevimiento y dice con los hechos, sino con las palabras: “Heme aquí, Señor; haz que yo tenga la experiencia mística de Tu presencia, que hable lenguas, que yo tenga el poder de conferir el Espíritu Santo en el momento y ocasión que considere oportuno, que yo profetice, que yo cure a las personas en cualquier parte" .


Y cuando cree haber recibido el Bautismo del Espíritu, el carismático prosigue con atrevimiento imponiendo las manos, clamando al Espíritu Santo y confiriéndolo; y sí alguna vez el Espíritu “se retrasa”, él insiste histéricamente: “¡Espíritu Santo, baja, tienes que bajar!”.

 

Expone al alma al autoengaño – Alimentando un morboso deseo de lo sensacional, el movimiento crea una atmósfera sobrecargada de emoción, y que, por lo tanto, expone al autoengaño; declara, en efecto, que la experiencia personal es la suprema prueba de la efusión del Espíritu Santo.

 

Sin embargo esto es contrario a la enseñanza de Cristo, que dijo que el cumplimiento de la Voluntad de Dios es el único criterio seguro de estar en la vía de la salvación: “No todo el que me dice: ¡Señor, Señor!, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre Celestial, este entrará en el Reino de los Cielos” (Mt. 7,21)

Frecuentemente, ¡qué penoso y difícil es hacer la voluntad de Dios! El corazón está seco, la voluntad es débil y la carne molesta; sin embargo, hacer la voluntad de Dios en estas circunstancias, es gran perfección.

Jesús llegó hasta a excluir que los dones extraordinarios fueran un signo seguro de salvación, mientras que los pentecostales y carismáticos los consideran como una prueba irrefutable de la autenticidad de su experiencia. Estas son las palabras de Jesús: “muchos me dirán en aquel día: 'Señor, Señor; ¿es que no hemos profetizado en tu nombre y no hemos expulsado los demonios y hecho milagros en tu nombre? Entonces les diré: ¡No os conozco, alejaos de mí, obradores de iniquidad!” (Mt 7 22 23)

La experiencia, siendo muy subjetiva y la más débil de todas las pruebas, está extremadamente expuesta al autoengaño. Basta estar presente en los momentos culminantes de los encuentros de oración de los carismáticos. Lo que sucede muy frecuentemente en estos momentos es desconcertante, y en lugar de inducir al espectador honesto a reconocer la presencia de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, le induce a temer que otro “espíritu” esté en medio de ellos, espíritu que goza al poder engañar tan fácilmente a los hijos de los hombres y conducirlos sin esfuerzo a un reino donde Cristo no reina.

 

 

En tomo a este aspecto del movimiento carismático, he aquí lo que escribe un autor francés, Henri Caffarel: “sería inútil recoger aquí ejemplos, pero es claro que normal­mente, por la excitación que domina en esta asamblea, se está muy cerca del histeris­mo colectivo y los jefes son evidentemente incapaces de canalizar las explosiones emotivas. En algunos casos no se puede estar seguro de sí se está todavía en los límites de una auténtica vida cristiana, o si ya se roza la superstición y la magia. El Maligno, ciertamente... ¡recoge su cosecha!” No es difícil comprender que estas asam­bleas amenacen seriamente la fe de las personas, su vida espiritual y su equilibrio psíquico. También se comprende que den origen a falsos profetas y sanadores, como aquellos de quienes habló Cristo cuando dijo: “Guardaos de los falsos profetas que vienen a vosotros con vestiduras de corderos, pero por dentro son lobos rapaces' (Mt.7,15)” .

 

Todavía más: Ralph Martin, director del Movimiento Carismático, en su libro “A me­nos que el Señor construya la Casa ”,expone el problema en términos más sangrantes: “demasiados van más allá de los límites de la moralidad, ya que se crean relaciones personales entre sacerdotes, religiosas y laicos que tristemente degeneran del plano espiritual a un nivel puramente natural y sensual. El ágape degenera en el eros".

 

No pocas veces la Imposición de Manos de los Carismáticos culminó en lascivas y lujuriosas situaciones de toqueteos sexuales.



 

 

Es contrario a la experiencia de quienes han vivido espiritualmente 
- La enseñanza y la práctica de los carismáticos - pentecostales contradice el ejemplo de los Santos, parti­cularmente de los grandes místicos, (a pesar de citarlos constantemente como inspiradores de las técnicas que ellos ponen en marcha). Los Santos constantemente temían ser engañados por el demonio, desdeñaban los fenómenos extraordinarios, y pedían al Señor con insistencia el mantenerlos en la vía ordinaria.

Para evitar autoengañarse, se confiaban ordinariamente a expertos directores espi­rituales, y frecuentemente recibían ayuda providencial del mismo Dios. Les declaraban hasta los más insignificantes sentimientos de su corazón y obedecían heroicamente a lo que les mandaban. ¿Se puede imaginar a Santa Catalina de Siena, Santa Teresa de Ávila, San Francisco de Asís, San Ignacio de Loyola, recorriendo el mundo haciendo ostenta­ción de sí mismos, en su reconocido carácter de auténticos dispensadores del Espíritu Santo?

La enseñanza y la práctica carismática contradicen también la explícita enseñanza de los grandes maestros de la vida espiritual y de los Doctores de la lglesia, que constante y unánimemente enseñan que las verdaderas virtudes que hay que pretender son la humil­dad, la mortificación, el amor de la humillación, el aniquilamiento de sí mismo, la vida escondida, el evitar la singularidad y la ocasión, para que el orgullo no nazca en el corazón.

San Juan de la Cruz resume así esta doctrina: “POR TANTO DIGO QUE DE TODAS ESTAS APRENSIONES Y VISIONES IMAGINARIAS Y OTRAS CUALESQUIERA FORMAS O ESPECIES (...) AHORA SEAN FALSAS DE PARTE DEL DEMONIO, AHORA SE CONOZCAN SER VERDADERAS DE PARTE DE DIOS, EL ENTENDIMIENTO NO SE HA DE EMBARAZAR NI CEBAR EN ELLAS, NI LAS HA EL ALMA DE QUERER ADMITIR NI TENER PARA PODER ESTAR DESASIDA, DESNUDA, PURA Y SENCILLA” (Subida al Monte Carmelo. Lib II. Cap. 16).



Es exactamente lo opuesto de lo que hacen los carismáticos.



 

Los carismáticos abandonan la Cruz – El movimiento se concentra en la celebración de la “alegría” del espíritu. No hay lugar en el movimiento para la agonía del Getsemaní, los tormentos de la Pasión, las noches del alma que resaltan en la vida de los Santos; como la noche tan profunda que arrancó de los mismos labios de Cristo el grito de indecible dolor: “¡Dios mío, Dios mío! ¿Porqué me has abandonado?” (Mt. 27,46).

Los carismáticos deberían saber que la santidad no consiste en la alegría, sino más bien en el sufrimiento. Cristo ha llevado a sus Santos, particularmente a los grandes místicos, a las alturas de la santidad no precisamente por el camino de la alegría, sino por un inenarrable dolor, porque la esencia del amor no es la alegría, sino el sufrimiento: “quien quiera ser mi discípulo, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mt. 16,24)

La auténtica celebración de la alegría está reservada para el cielo.

Es indicio de mayor perfección decir “que se haga tu Voluntad” en la agonía de Getsemaní, que en la alegría de Pentecostés.

El Movimiento Carismático contradice el Concilio Vaticano II: en efecto, este enseña que los “dones extraordinarios no hay que pedirlos temerariamente, ni hay que esperar de ellos con presunción los frutos de los trabajos apostólicos”(Lumen Gentium, 12). Parece que estas palabras han sido inspiradas por Dios como una pre-condena de un movimiento que surgió inmediatamente tras el Concilio.



 


 

Hemos examinado, con objetividad y sinceridad, el Movimiento Carismático desde distintos puntos de vista, y lo hemos encontrado frágil, contradictorio, erróneo y pernicioso. Pero en medio de la multitud, el clamor, el dinero que movilizan y el alboroto suscitados por el Movimiento, es difícil hacer prevalecer la voz de la recta razón.

Vivimos una época delirante, en que la enseñanza y la tradición de la Iglesia son abiertamente atacadas o postergadas con desprecio. Parece que han llegado los tiempos profetizados por San Pablo a Timoteo: “cuando no soportarán la sana doctrina, antes a medida de sus concupiscencias tomarán para sí maestros sobre maestros, con la comezón de oídos que sentirán, y por un lado desviarán sus oídos de la verdad y por otro se volverán hacia las fábulas” (2 Tim. 4,3-5)

San Pablo nos invita a examinar todo, a retener lo bueno, a rechazar lo malo.

A LA LUZ DE LA SANA TEOLOGÍA Y LA TRADICIÓN, EL MOVIMIENTO NO SE CALIFICA COMO COSA BUENA: PARTE DE PRETENSIONES FANÁTICAS, MINA LA FE, INDUCE A LAS ALMAS A UN FALSO MISTICISMO, Y LAS CONDUCE A TRAVÉS DE LA CREDULIDAD Y EL ORGULLO OCULTO, A SATANÁS .

Por tanto está plenamente justificado el juicio del Arzobispo Robert Dwyer, cuando dijo: “Juzguemos el Movimiento Carismático como una de las orientaciones más peligrosas de la Iglesia en nuestro tiempo, estrechamente ligado en espíritu con otros movimientos destructivos y separadores que amenaza con grave daño a su unidad y a innumerables almas” (Christian Order, mayo 1995, pág. 265).





 







EL PADRE DARIO BETANCOURT

Sanados por el Espíritu

Este libro ha sido publicado por Editorial “Nueva Tierra”, con Imprimatur de Armando Franco, Obispo de Oria (Italia) el 1º de noviembre de 1994. El original está en italiano. Traducción Ana Elisa Bazzolo.

Luego de una permanente exaltación de la importancia de la experiencia sensible de Dios, afirma el Padre Darío Betancourt, citando al P. Heriberto Muhlen, en la página 24:

“La mayoría de los católicos están cansados ya de abordar siempre y sólo críticamente la tradición de la Iglesia : ¡quieren llegar de nuevo a poder tratar realmente, de forma inmediata con Dios mismo! Nosotros, ciertamente, no creemos en las afirmaciones doctrinales, en los ministerios, en las formas litúrgicas, sino que todo esto debe ser solamente una mediación hacia el mismo Dios”

 

En este peligrosísimo párrafo se logra engañar al inocente fiel, que previamente ha sido adormecido en la supuesta eficacia y veracidad del Padre Darío Betancourt, al traernos sus testimonios de curaciones y consolaciones sensibles.

Los fieles muy bien pueden hacer una síntesis del párrafo diciendo:

“LOS CATOLICOS ESTAMOS CANSADOS DE LA TRADICIÓN , QUEREMOS TENER EXPERIENCIAS DIRECTAS DE DIOS, SIN INTERMEDIARIOS DE NINGUNA CLASE; SIN MISTERIOS, SIN DOCTRINAS EN LAS QUE CREER, SINO SÓLO LO EXPERIMENTABLE, QUE TODO SEA PALPABLE”

Esta doctrina es explicitada por el párrafo inmediato siguiente:

“Por ello deseamos de nuevo verlo y oírlo a Él mismo, el revelador del Padre, y desearíamos ardientemente, como Tomás, poder introducir nuestras manos en la llaga del costado del Resucitado. Añoramos aquella inalterable seguridad de la fe que nos es dada por semejante encuentro con el Resucitado ”.

Sin embargo Nuestro Señor no alaba la actitud de Tomás, sino que la reprende y con cierta pesadumbre añade el Señor: “Tomás, por que me has visto has creído, bienaventurados los que crean sin ver” (Jn. 20,29). Con sólo este párrafo el Padre Darío Betancourt se pone en contra de la exégesis de los Santos Padres de todas las épocas.

Nótese que SEGURIDAD DE LA FE está destacado en el original; pero, sin embargo, es una expresión contradictoria, por cuanto inmediatamente antes habla del deseo de ver, oír y tocar a Dios Nuestro Señor, con lo cual la “seguridad” no estaría dada por la Fe , sino por la experiencia sensible anhelada.

En el capítulo: “CÓMO RECIBIR Y COMUNICAR EL ESPIRITU SANTO” , que comienza en la pág. 31, el Padre Darío Betancourt relata una experiencia propia acerca de la recepción del Santo Espíritu:

“Me renovaron la presencia del Espíritu Santo”

“Una vez encontré un grupo de personas de Puerto Rico que me preguntaron si yo había recibido al Espíritu Santo. Muy disgustado respondí: por supuesto. Lo tengo desde el bautismo, la confirmación y la ordenación sacerdotal y por los otros Sacramentos que he recibido. Ellos me dijeron: puede ser que lo tenga, pero no se le nota mucho. ¿Quiere que hagamos una oración por Ud.? Muy indignado me fui. Por el camino algo me decía: qué orgullosos son los sacerdotes. Estos pequeños míos todo lo que querían era orar por ti y tú los despreciaste. Pídeles excusas. Regresé al lugar en donde estaban y ellos con mucho amor y cariño me dijeron, padre vamos a orar por usted. Me impusieron las manos y empezaron a orar en lenguas; yo dentro de mí decía: ¡qué bobos! Cuando terminaron de orar ellos me preguntaron si sentía algo y yo les respondí: nada.”

“Entonces me dijeron: puede ser que dentro de unas 48 horas experimente algo.”

“Exactamente, 48 horas más tarde, estando leyendo una revista, comencé a sentir como un calor en el corazón que me hacía caminar de un lado al otro de la habitación en donde estaba al mismo tiempo que me hacía decir en voz alta: Gloria a Dios, Aleluya, Gloria a Dios, Aleluya.”

“Mi madre se encontraba enferma en la cama y cuando me veía caminar de un lado al otro de la habitación me decía: ¿hijito qué le pasa? y yo le respondía: Usted no pregunte solamente diga: Aleluya, Gloria a Dios.”

“En esta situación estuve desde las 11 de la noche hasta las 3 de la mañana cuando al fin pude controlarme .” “Como se ve, por este testimonio, hubo una efusión del Espíritu Santo de manera manifiesta.”

finaliza el Padre Darío Betancourt.

Intentaremos interpretar este increíble pasaje de la “experiencia de Dios” del Padre Darío Betancourt:

En primer lugar nos hallamos con “un grupo de personas” ; sabemos que no son sacerdotes sino laicos, porque la “voz” que le habla al Padre Darío Betancourt le recrimina las actitudes de los sacerdotes para con los más pequeños, luego estos del grupo no son sino laicos.

Los laicos imponen las manos a los sacerdotes , contraponiéndose a toda la tradición del Antiguo y Nuevo Testamento y a los casi dos mil años de historia de la Santa Iglesia Católica.

Estos mismos laicos le piden al sacerdote imponerles las manos, ya que no notaban la presencia del Espíritu Santo en el Padre Darío Betancourt. Él, luego de escuchar voces raras y de seguir esas voces sin discernir desde donde provienen, accede a esta imposición de manos y oración (¿Consagratoria?).

Pero parece ser que el espíritu que debía bajar estaba ocupado en ese momento, y entonces dilatan la operación sensible de esta “efusión” a 48 horas después, tiempo que se cumple con exactitud.

RESULTADO: como un alienado, sin control, se puso a gritar y a saltar en el cuarto donde estaba su madre enferma durante 4 (¡cuatro!) horas sin parar.

Sin embargo estos no son los frutos del Divino Espíritu , que siempre trae consuelo y paz, tranquilidad, reposo, gozo, satisfacción.

 

Culmina aseverando: “ Como se ve, por este testimonio, hubo una efusión del Espíritu Santo de manera manifiesta .” Por lo tanto debemos entender que de manos de estos laicos se ha operado tal efusión; ENTONCES LA IGLESIA NO NECESITA MÁS DE OBISPOS O SACERDOTES, SINO QUE YA LOS LAICOS SE BASTAN SOLOS.

En la página 34 afirma el Padre Darío Betancourt:

“POR ESTAS EXPERIENCIAS (Del Espíritu Santo), JESÚS, EN SU HUMANIDAD, CADA VEZ IBA ACLARANDO LA CONCIENCIA DE QUE ÉL ERA EL MESÍAS”

Pero esta es una proposición condenada por la Iglesia de Cristo:

Errores de los modernistas acerca de la Iglesia , la revelación, Cristo y los Sacramentos

(Del Decreto del Santo Oficio Lamentabili del 3 de julio de 1907)

Nº 35 – CRISTO NO TUVO SIEMPRE CONCIENCIA DE SU DIGNIDAD MESIÁNICA. (DZ. 2035)

A lo que el decreto dice: Su Santidad (San Pío X) aprobó y confirmó el decreto de los Eminentísimos Padres y mandó que todas y cada una de las proposiciones arriba enumeradas fueran por todos tenidas como reprobadas y proscritas.

Entre los muchos testimonios acerca de curaciones, experiencias sensibles de Dios, y otras por el estilo, que buscan sensibilizar al lector, predisponerlo para escuchar con expectativa “todo” lo que le dirán a continuación, algunas son increíbles, llenas de mentiras y hasta blasfemas, como esta:

Un psiquiatra se convierte por la Virgen María.

"Cuando yo era niño mi abuelita me dormía rezando el santo rosario. A los 18 años ingresé a la universidad y me convertí en un perfecto ateo pues pensaba que la religión era para los ignorantes, y la ciencia para los cultos e inteligentes. Cada vez que alguien hablaba de Dios yo decía que Dios era una creación de la mente del hombre para atenuar o mitigar su angustia ante la idea de la muerte, y que Cristo era un delirante con poderes parapsicológicos y un extremista que había venido a la tierra. A los 23 años me casé por lo civil. Cuando nació mi primera hija y la fuimos a bautizar el sacerdote que nos atendió insistió en que si no me casaba por la Iglesia no bautizaba a la niña. Me casé pero desafortunadamente después de que nació mi segun­da hija, me separé y me divorcié de mi esposa.”

“Me fui a vivir a otra ciudad y allí me casé de nuevo. Un día, estando en el hospital donde trabajo, un compañero me pidió que fuera a visitar a su tío quien decía que una Virgen que él tenía en la casa lloraba sangre. Con gran curiosidad fui a visitar al señor. Como gran coincidencia el día que fui era Viernes Santo. Después de hablar un rato con este señor, él me dijo que me iba a dar la bendición. Tan pronto el señor me impuso las manos sobre la cabeza caí sentado en un sillón, experimentando una gran paz, y por un lapso de 20 minutos no pude mover ni un dedo. Totalmente intrigado salí rápidamente para mi casa a pedirle a mi esposa que por favor me enseñara a rezar el santo rosario, pues durante el tiempo que estuve sin poder moverme lo único que se me vino a la mente fue el recuerdo de mi abuela cuando me dormía rezando el rosario. Mi esposa gustosamente me enseñó y a partir de ese momento es la alegría de un nuevo despertar saber que, después de otras oraciones siempre rezo el rosario cuando voy camino al hospital. Me he llenado de una gran paz la que cada día se ha intensificado por medio de la oración. Gloria a Dios.”

“En mi hogar reina la paz. Somos ocho personas pues con mi esposa y conmigo viven las niñas del primer matrimonio, más los hijos del segundo matrimonio, pero no se distingue entre los unos y los otros pues allí reina la armonía y el amor. Como yo no puedo compartir lo de mi conversión con ninguno de mis colegas fui a hablar con el obispo y preguntarle por qué me sucedió esto a mi estando yo en la situación en que estoy. El me dijo que sólo Dios lo sabe, pero que él creía que el Señor se valió del tío de mi amigo para que me convirtiera. Ahora el Obispo está tratando de solucionar mi situación ante la Iglesia para que algún día toda mi vida esté en orden.”

“Actualmente cuando atiendo a los pacientes les tomo las manos o les toco el hombro. Muchos de ellos me han dicho que cuando lo hago sienten como un calor que les corre por todo el cuerpo. Algunos se han sanado y se han dado varias conversiones, entre ellas la de una señora madre de un médico, quien se bautizó. La familia de esta señora no me lo perdona como si hubiera sido yo quien efectuó la conversión.”

“Otro fenómeno que me ha ocurrido es que al ver comulgar a la gente, como yo no puedo hacerlo sino espiritualmente debido a mi situación, siento como si algo me quemara por dentro, como si a pesar de no poder comulgar, el Señor me está regalando la sensación de que Jesús ingresa por mi boca y entra en mí corazón.”

“Este fenómeno lo consulté con un sacerdote y él me dijo que este era un regalo del Señor.”

“Padre Darío, puede publicar mi testimonio para la gloria de Dios. Dios lo bendiga. Marcelo Dezzi.”

Efectuemos un breve análisis sobre algunas de las cosas que el Padre Darío Betancourt intenta que creamos:

En primer lugar no hay conversión por medio de la Virgen Santísima , porque esta supuesta conversión es operada, incluso sacramentalmente, por el tío del amigo, mediante la imposición de manos. Ni siquiera se mantuvo esa curiosidad que esta persona decía tener por la supuesta sangración de la imagen de la Virgen , suceso más importante y contundente que la “experiencia” del fiel seguidor, pero que sin embargo es pasado por alto. El hombre, Marcelo, es psicólogo, divorciado; vive en concubinato con una mujer y tiene hijos de la primera y de la segunda mujer, (no se menciona que la primera mujer hubiese muerto) y que viven todos juntos “sin distinciones”. A esta “nueva mujer” se la llama en el testimonio “esposa”. Marcelo, luego de la “sensacional experiencia”, va a ver al Obispo, quien ahora está tratando de solucionar su situación ante la Iglesia. Pero luego de la “experiencia del Espíritu Santo” operada por el seglar tío del amigo, he aquí que el psicólogo que vive en concubinato y que en ningún momento se menciona lleve una vida de castidad y separación de lecho con su adúltera amante, no solo recibe dones especiales del Espíritu Santo, sino que además los comunica, curando y convirtiendo a otras personas.

 

Increíble.

¡PARA FINALIZAR: CRISTO MISMO LO PREMIA CON UN REGALO SENSIBLE.!

Es como decir que Cristo anula y se enfrenta a lo que la Iglesia dispone (y Él mismo anatematiza en el Evangelio), que le anula a la Iglesia su potestad de atar y desatar, la salta y le otorga a un pecador público las consolaciones de los santos.

Ni que hablar de que el énfasis ha sido puesto por el Padre Darío Betancourt en la sensación.

 

En la página 60 el Padre Darío Betancourt afirma:

“La conversión es ante todo un cambio de manera de pensar más que de manera de vivir”

Sin palabras.

En el capítulo 6 “RENOVADOS POR EL ESPÍRITU” (pág. 86) dice:

“...Por lo tanto tenemos la necesidad de una nueva efusión del Espiritu Santo, de un Pentecostés personal”

De esa expresión debemos inferir que el Sacramento de la Confirmación ya no da resultado, o bien que no es el “Pentecostés personal”, como lo hemos analizado antes.

Pero se contrapone, como lo hemos visto antes, con el Magisterio de la Santa Iglesia (Concilio de Florencia, 1439: "la confirmación es el Pentecostés de todo cristiano") y por lo tanto no es católica esta afirmación. Textualmente dice el Magisterio:

“Ahora bien, en lugar de aquella imposición de manos (Hch. 8,14 ss.) se da en la Iglesia la Confirmación” “El efecto de este Sacramento es que en él se da el Espíritu Santo para fortalecer, como les fue dado a los Apóstoles el día de Pentecostés, para que el cristiano confiese valerosamente el nombre de Cristo” (Dz. 697)

Por lo tanto el Padre Darío Betancourt nos quiere poner en contra de lo que la Iglesia de Cristo ha dictaminado, incurriendo así en graves delitos canónicos.

En la siguiente página (87) afirma, sin duda hablando de Hechos, 1,5:

“Este bautismo quiere decir que sin una experiencia personal del Espíritu es imposible ser auténticos testigos”

¿Qué quiere decir esto? Lo que más arriba hemos afirmado al analizar a los carismáticos, de quienes el Padre Darío Betancourt es mentor e ideólogo: en esta postura hay desprecio por los Sacramentos instituidos por Nuestro Señor ; se los rebaja y se da más importancia al SUPER-SACRAMENTO instituido por los herejes pentecostales, llamado“BAUTISMO DEL ESPIRITU” .

Luego tratará de rectificar la postura diciendo que “no es un Sacramento nuevo” , o que “no es que nos falte el Espíritu pues ya lo tenemos por los sacramentos de la iniciación cristiana” contraponiéndose a lo que ha dicho ¡en la misma página!

Queda claro que al menos el Padre Darío Betancourt cree que la Confirmación es un Sacramento incompleto.


 

En la página 88 y 89 profundiza más su particular “teología”:

“¿Para qué sirve este bautismo del Espíritu?: Es la fuerza necesaria para ser testigos de Jesús ”

Es decir que sin este “bautismo del espíritu” somos cristianos mediocres e incompletos, o como dicen los émulos locales del Padre Darío Betancourt: “los católicos que no son de la Renovación Carismática son catolicos de cuarta”, es decir de inferior categoría.

El Padre Darío Betancourt y los Carismáticos dicen creer que en la Confirmación hemos recibido al Espíritu Santo, pero:

“ESTA FUERZA QUEDÓ COMO LIGADA, COMO AMARRADA EN NOSOTROS, HE AQUÍ POR QUÉ, A TRAVÉS DE ESTA EFUSIÓN (la de los Carismáticos), ESTA FUERZA SE MANIFIESTA, ES LIBERADA. CON LA ORACIÓN DE EFUSIÓN (que puede ser realizada por laicos comunes, y como hemos visto hasta por pecadores públicos) SE MANIFIESTAN EN NOSOTROS LOS EFECTOS PARTICULARES Y SENSIBLES DEL ESPÍRITU”

Es más:

“La oración de efusión es una oración para hacer surgir al Espíritu Santo, algunos lo llaman el “despertar” del Espíritu en nosotros, o Pentecostés personal ”

¡Que impías afirmaciones las presentadas por el Padre Darío Betancourt!: un Espíritu Santo que se adormila por que los Sacramentos creados por Nuestro Señor Jesucristo son imperfectos y necesitan de los carismáticos para ser efectivos .

O aún peor: detrás de esta ambivalente frase podría esconderse la conocida herejía gnóstica de que es en el hombre donde se encuentra Dios, por lo cual el hombre es Dios. Debe el hombre tomar conciencia de tal dignidad y “despertar” del letargo de la insuficiencia de la Doctrina de la Iglesia Católica , a la que hay que renovar.

Posiblemente de allí su nombre RENOVACIÓN EN EL ESPÍRITU.

 

Se recalca continuamente la necesidad de la oración comunitaria para llevar a cabo esa efusión, es más el Padre Darío Betancourt dice que es un signo de “FRATERNIDAD” CRISTIANA . Agrega aún: “TANTA GENTE, MILES Y MILES QUE HAN RECIBIDO LA EFUSIÓN AFIRMAN: “DESDE AQUEL DÍA MI VIDA HA CAMBIADO TOTALMENTE” . Es como si dijéramos: ¡viví engañado; creí que en los Sacramentos instituidos por Nuestro Señor Jesucristo y muy especialmente en la Eucaristía , encontraría todo lo necesario para salvar mi alma y vivir conforme a Dios! ¡Me he dado cuenta de que no es así y que necesito que los carismáticos me impongan las manos!

Estas maravillosas “experiencias” de Dios, son acompañadas por signos que impresionan a quienes no están acostumbrados. El Padre Darío Betancourt dice sobre estos (es decir sobre los católicos normales):

“Hoy en día los que critican a las personas que se emocionan ante la presencia de Dios y al ver sus maravillas, ¿no estarán actuando como fariseos modernos? ” (Pág.92)

Para responder a esta inquietud transcribiremos a continuación la propia experiencia del Padre Darío Betancourt con las “experiencias de Dios” que él dice haber tenido.

El solo hecho de leerlas terminará de despejar las dudas que aún puedan subsistir sobre la veracidad de estas “experiencias”, del Padre Darío Betancourt y del Movimiento Carismático:

“Yo como seminarista (pág. 93) rezaba: “Espíritu Santo, el día de mi ordenación quiero sentirte físicamente. No sólo quiero saber que vienes, sino también verte, sentirte, tocarte” (ya esto lo pensaba antes de existir el Movimiento Carismático y cuando era seminarista) .

“ Durante la ceremonia, en el momento de acercarme al obispo para la imposición de manos, decía dentro de mí: “ahora descenderá el Espíritu Santo sobre mí...” Pero no sucedió nada de lo que esperaba. No sentí nada. Con mucha desilusión me arrodillé delante del obispo y continuó la celebración. Mientras tanto me decía a mí mismo: “hago un acto de fe de creer que soy sacerdote, pero el espíritu santo ya no se manifiesta sensiblemente. Me sentía muy triste ”

 

Este terrible párrafo nos demuestra la mente enfermiza e infantiloide del Padre Darío Betancourt. Además deja en claro que el no creía, o al menos tuvo que forzarse interiormente para creer que el Espíritu Santo operaba su ordenación como sacerdote eterno, a través de las manos del Obispo, sucesor de los Apóstoles. Sin embargo no duda de la efusión que se produjo de manos de los laicos. Él estaba triste porque quería sentir algo, cualquier cosa... Ya llegaría el momento de “sentir”:

“Después de algunos momentos el ceremoniero anunció: ahora el señor obispo pronunciará la oración de ordenación por medio de la cual Darío será sacerdote para siempre"

“Puse gran atención a la oración (es decir se concentró) y en ese preciso momento comencé a sentir una especie de hormigueo sobre mi frente, como si un montón de agujas me estuvieran chuzando. Esa sensación continuó hacia el ojo izquierdo y se detuvo por un momento en la mejilla que sentía vibrar fuertemente junto con los labios. Después esta sensación descendió hasta el corazón haciéndolo latir fuertemente, como si estuviera muy emocionado. Al mismo tiempo sentía en todo el cuerpo como si un viento caliente me estuviera envolviendo y me sentía bañado en olas de amor ”

Pinchazos, hormigueos, temblores convulsivos, olas de viento caliente, parecen más bien “experiencias paranoides” o hasta una posesión del Diablo, antes que “efusión del Espíritu Santo”. Además, todo esto se produce cuando el Padre Darío Betancourt se concentra, poniendo gran atención. De la expresión: “me sentía bañado en olas de amor” preferimos no opinar por las características que posee la frase en sí.

Para terminar dice que le preguntó a todos sus compañeros que se habían ordenado si habían sentido alguna cosa, y sólo uno le dijo que había experimentado un deseo de llorar, lo cual es lógico por la emoción y por la percepción de la propia indignidad y pecados. El resto no sintió nada.

Y entonces el Padre Darío Betancourt agrega:

“Es verdaderamente necesaria esta experiencia particular y personal para vivir la vocación cristiana en plenitud: un Pentecostés personal ” (Pág. 94)

De lo que podemos inferir que el resto de los que se ordenaron en aquel día, y de los que se han ordenado a lo largo de los siglos, que no han tenido este tipo de “experiencia”, no han podido vivir la vocación cristiana con plenitud. Han estado o están incompletos. Y así lo estarán hasta que acepten recibir el “BAUTISMO DEL ESPIRITU”, “PENTECOSTÉS PERSONAL”, “EXPERIENCIA DE DIOS”, ETC.

Analicemos un nuevo párrafo de los testimonios personales del Padre Betancourt.

Cuándo recibió el subdiaconado (30 de agosto de 1963), orando la Liturgia de las Horas, se sintió invadido de una gran “alegría” y comenzó a decir “¡DIOS MÍO, VEN EN MI AUXILIO!”, rara expresión para quien está invadido de alegría. Pero él relata que inmediatamente tuvo que detenerse porque QUERÍA DECIR UNA COSA Y LAS PALABRAS QUE LE SALÍAN NO ERAN LAS DE ÉL , SINO OTRAS, ¡PALABRAS Y SONIDOS QUE ÉL NO QUERÍA PRONUNCIAR SE ESCAPABAN DE SU BOCA!, lo cual le sorprendió. Trato de calmarse y empezar nuevamente y le sucedió lo mismo; y así tanto tiempo que al final no rezó la Liturgia de las Horas. Al día siguiente fue a confesarse, por no haber cumplido con la Liturgia de las Horas. Cuando el sacerdote le preguntó por qué, él le comentó que había estado distraído. Es decir que le mintió al confesor y no le consultó sobre las cosas extrañas que le estaban sucediendo y que podían ser verdaderas manifestaciones del Espíritu Santo (creía el Padre Darío Betancourt) o del demonio o de una psiquis enferma (creemos nosotros) (Pág. 97 y 98)

Lo mismo le aconteció cuando el Obispo lo ordenó diácono:

“Cuando me impuso las manos sobre la cabeza, empece a sentir un gran deseo de orar en este modo extraño y tenia que tener la boca apretada para no hablar”.

Esto es INCREÍBLE.

En otro momento relata su vida como sacerdote (pág. 103) haciendo notar que era frío, que no tenía ganas de convertir a nadie y que se sentía vacío y triste. Hasta llegaba a competir con otro sacerdote para ver quien decía la misa más corta.

Este estado tiene una explicación:

“OBRABA ASI POR MI FALTA DE PENTECOSTES PERSONAL”.

De lo cual cabe suponer que todos los sacerdotes que no la han vivido, son fríos, vacíos y mediocres.

Como puede apreciarse claramente de las propias manifestaciones del Padre Darío Betancourt, no estamos en presencia de un auténtico exponente del sacerdocio, a imitación del Supremo Sacerdote, Cristo Nuestro Señor, sino ante un ALMA EXTRAVIADA , NECESITADA CUANDO MENOS DE UN AUXILIO ESPECIALÍSIMO DE LA IGLESIA , Y PROBABLEMENTE CON ALGUNA ALTERACIÓN DE TIPO PSICOPATOLÓGICO que a la par de una atención médica exigiría una limitación o suspensión de su ministerio; o bien se trata de UN MERCADER DE LA FE , QUE BUSCA DINERO, VANAGLORIA Y PODER, O ES UN DEMOLEDOR DE LA IGLESIA DE CRISTO.

Todas estas características de la personalidad del Padre Betancourt no son sólo actuales, sino que preexisten desde antes de su ordenación sacerdotal __ tal como él mismo expresa __ por lo cual inclusive podría ser objeto de una investigación canónica su calidad de Sacerdote.

Este es un retiro de sacerdotes, aunque no lo crea

VENGO A SANAR

Analizaremos algunos puntos aislados de este libro , que a rigor de verdad, no debió ser publicado nunca. Menos aún con Imprimatur y Nihil Obstat. Utilizamos la nueva edición ampliada de 1997. Con Nihil Obstat del Mercedario José María Delgado Varela y el Imprimatur de Luis María Estrada Petau, Obispo Administrador Apostólico de Izabal, Guatemala (quien la otorgó el 16 de junio de 1985). La Editora es “Nueva Tierra”.

En la página 38, nos explica el Padre Darío Betancourt que:

“Esta falsa idea de que Dios nos quiere sufriendo ha venido principalmente por dos canales:”

“A) El Estoicismo:”

“El ministerio de la curación se debilitó principalmente debido a la influencia de la doctrina de los estoicos en los padres de la Iglesia y en general de sus pensadores y teólogos.”

“Por esta influencia, se tendía a considerar al cuerpo humano como una cárcel que aprisionaba el alma y obstaculizaba su crecimiento espiritual. Se llegó entonces al ascetismo severo que fincaba la perfección en desconfiar del cuerpo humano, dándole muerte mediante diversas mortificaciones y penitencias. Se vivía en la expectativa de un futuro en que el alma sería liberada de la cárcel de su carne. No se valoraba el cuerpo como don de Dios ni como santuario del Espíritu Santo.”

“Por tanto todo lo que nos llevara o produjera sufrimiento o sacrificio era sobrevalorado ya que sometía al cuerpo bajo el dominio de la razón. Recuperar la salud parecía perder la oportunidad del sufrir, tan valorado por los estoicos.”

“La especial valoración de la mente y razón iba acompañada de una depreciación del cuerpo, sede de pasiones irracionales y parte mortal del hombre, había incluso que dar la bienvenida a la muerte, por que con ella la mente se liberaba de las cadenas corporales.”

En este impresionante y esclarecedor pasaje el Padre Darío Betancourt manifiesta su desprecio hacia la Iglesia de Cristo: desprecio a los Santos Padres, a los Padres del Desierto, a los anacoretas, a las órdenes mendicantes, a los ascetas , que fueron a llorar sus pecados y los de los demás.

Betancourt les echa la culpa a ellos de que un “Ministerio dado por Cristo” como es el de la curación se haya “debilitado”.

A tal punto llega la confusión y la mentira que predica Betancourt que dice: (pág 16)

Así como a Moisés, Dios le dijo “Yo soy el que soy” aquí afirma: Yo soy el que sana (Ex. 15,26) como si el ser de Dios fuera sanar, ya que sanar es sinónimo de salvar.

La tremenda exaltación del cuerpo y de la salud corporal han llegado en este párrafo a ser un insulto a Dios. Betancourt dice aquí que el ser de Dios es sanar, y que sanar es sinónimo de salvar. Es incomprensible esta mixtura entre la sanidad y la santidad.

Esta interpretación que intenta confundir a los ingenuos seguidores no es la interpretación de la Iglesia. El Ser de Dios es existir, no sanar. La sanación y la salvación podrían ser tomados como sinónimos siempre que hablaramos de sanación espiritual y no corporal.

San Jerónimo, Santa María Magdalena, Santa María Egipcíaca, San Antonio, y miles y miles de Santos que se martirizaron en el desierto, en el ayuno, en la mortificación, en la penitencia, no sólo están equivocados, sino que han sido cómplices de que hayamos perdido la verdadera noción del cuerpo, de la mente, de la razón (el alma, según él) y del “ministerio de curación”.

No sólo los Padres citados, sino también están equivocados los teólogos y los pensadores que opinaron que el cuerpo es prisión del alma, que el cuerpo ejerce una despótica atracción hacia los placeres y el desorden, que por culpa del pecado original el cuerpo es incitado permanentemente por los enemigos del hombre (demonio, mundo y carne) al pecado y que por lo tanto debemos aplacar sus embates mediante la mortificación, el ayuno y la penitencia.

Betancourt, con total desparpajo, echa por tierra toda la Tradición de los Santos Padres, teólogos, y pensadores, que son Santos canonizados, Doctores de la Iglesia algunos; y nos incita a despojarnos de esas prácticas y por el contrario a abrazar el amor al cuerpo y a sus cuidados, distorsionando todo lo que enseñó la Santa Iglesia Una, Católica, Apostólica y Romana.

Adiós San Francisco de Asís y la hermana muerte; adiós San Antonio abad, que con su vida ascética de 80 años en el desierto fue enterrado en vida en la soledad y en la penitencia. Adiós Santo Cura de Ars, con tantos años de penitencia y ayunos que le dejaron débil como una hoja en otoño, con las paredes de su cuarto aun manchadas con su santa sangre como testigos de sus penitencias. Adiós Santa Teresa de Jesús, que esperaba la muerte para librarse de “la vida que no se vive estando viva” . Adiós San Agustín que afirmaba: “¡Dios mío, Dios mío! ¡No me compadezcáis en este mundo! ¡Hacedme sufrir mucho! Con tal que me tratéis con misericordia en el otro, estoy ya contento!” Digámosle adiós también a San Francisco de Sales, quien habiendo caído en una grave enfermedad afirmaba: “¡Oh, cuan dichoso soy por haber hallado un medio tan fácil con el que expiar mis faltas! ¡Oh! Mucho más fácil es satisfacer a la Justicia de Dios en un lecho de dolor, que tener que satisfacerla en el ardor de las llamas”.Despidamos también a San Alejo quién permaneció, a causa de una grave enfermedad, catorce años acostado de un mismo lado, que estaba todo desollado. En esta cruel situación decía: “¡Dios mío, sois justo, y me castigáis porque soy un pecador y porque me amáis”! Finalmente (y para no poner a todos los santos) digamos adiós a Santa Liduvina, de quien narra el Santo Cura de Ars que su hermosura era extraordinaria. Pidió a Dios que si su belleza podía ser motivo de pecar y perder el alma, le hiciera la gracia de quitársela. En ese momento se llenó de lepra, lo cual la hizo objeto de horror a los ojos del mundo; esto duró treinta y ocho años, hasta el fin de su vida, sin que en todo ese tiempo dejara escapar una sola palabra de queja.

Todos equivocados, porque no debe existir ni un solo Santo canonizado que no haya llevado cilicio, flagelado su cuerpo, hecho rigurosos ayunos, quitado horas al descanso, etc. Ni uno solo, ha dejado de sentir al cuerpo como un elemento de pesadez para el crecimiento del espíritu.

¿La Iglesia equivocada, y un “espíritu santo” incongruente que hoy suscita una cosa que ayer era condenada, o por el contrario el delirio impío del Padre Darío Betancourt?

Pero Betancourt insiste de modo aún más denigrante ahora con la redención de Nuestro Señor:

“B) Mala interpretación de las bienaventuranzas . (pág 39)

Hablando acerca de Mt 5, 10: “BIENAVENTURADOS LOS QUE SUFREN PERSECUCIONES POR HACER LO QUE DIOS QUIERE, PUES EL REINO DE LOS CIELOS LES PERTENECE” según la particular traducción del Padre Darío Betancourt, dice sobre esta Bienaventuranza:

“ Ciertamente Jesús nos habla de persecuciones, incomprensiones y críticas por su nombre, pero nunca se refiere a epilepsias, úlceras o parálisis. Es decir los sufrimientos de afuera hacia adentro pueden venir como consecuencia de nuestra fidelidad al evangelio, pero las enfermedades de adentro para afuera son precisamente las que Jesús vino a suprimir con su cruz. ”

En primer lugar es obvio que aquí Nuestro Señor habla de persecuciones y no de úlceras ¿Quién ha dicho lo contrario? Pero lo más sorprendente es que para la “teología” del Padre Darío Betancourt (que dice tener estudios en Teología y Filosofía por la Gregoriana , Doctor en Teología Moral por la Anfolsiana y Licenciado en Psicología, en la Universidad de Fordham en Nueva York) Nuestro Señor se encarnó para suprimir con su muerte en la Cruz ¡¡¡las epilepsias, úlceras y parálisis!!!

Pero esto es antropocentrismo puro.

Escuchemos la explicación del filósofo católico Romano Amerio quien en su libro IOTA UNUM dice: El antropocentrismo es incompatible con el sistema católico, para el cual sólo existe un centro de la realidad universal: Dios contemplado en su trascendencia. La verdad preeminente que impide todo antropocentrismo (1) es que el fin primario de Cristo en su Pasión no fue salvar a los hombres (ése es el fin secundario), sino satisfacer ante la divina justicia la ofensa hecha por el hombre y así restaurar el honor divino . Solamente gracias al título conquistado ante el Padre con dicha satisfacción se convierte Cristo en Señor del género humano y se vale de tal señorío para salvarlo. Pero en todo esto Él amaba aún más la voluntad del Padre que a sus hermanos mismos. Tal posición subordinada del amor del hombre en el proceso de la Encarnación es patente en toda la liturgia: ésta no es en modo alguno antropocéntrica, sino cristocéntrica, y no tiene por término último a Cristo, sino al Padre (pues es a Éste, y no al Hijo, a quien se ofrece el sacrificio).

En conclusión, la filantropía puramente humanista que la concepción de Betancourt implica, no es compatible con la religión católica.

Por lo tanto, nuevamente debemos ver en estos párrafos del Padre Darío Betancourt una doctrina que no es católica, sino que es herética e impía , en la cual para Betancourt, Cristo se encarnó y padeció en la Cruz para curar las dolencias de nuestro cuerpo , lo cual no aconteció pues las enfermedades siguen. Luego la muerte en la Cruz sirvió de poco o nada.

El nuevo "Pentecostés"

 

En la página siguiente (40), se desdice de lo anterior y asegura:

“La muerte es la sanación completa porque es la liberación de todos nuestros males.”

¿En qué quedamos? Si hay liberación es porque hay esclavitud, luego, si la muerte es la liberación de todos nuestros males, lo liberado es el alma y los males están o quedan en el cuerpo. Quizás Betancourt entienda solo por males del cuerpo a las enfermedades y entonces se acerca un poco más. Pero estas contradicciones abundan en sus libros.

En la misma página dice:

“El señor Jesús participó de nuestra naturaleza humana, tenía carne y sangre humana, para aniquilar, mediante su muerte al dueño de la muerte, al diablo”

Esta no es una expresión propia de un sacerdote doctorado en Teología. En verdad, como hemos visto antes, no es este el sentido de la Encarnación y de la Redención. Pero además Dios no aniquila a sus criaturas, ni aún al demonio; no porque no pueda, sino por que es paradojal. De hecho aquí se afirma un acontecimiento que no ha sucedido; Cristo ha muerto, pero el Diablo no fue aniquilado, sino vencido.

Además el Diablo no es el dueño de nada más que de su voluntad obstinada en el odio a Dios, por lo tanto es una absoluta falsedad asegurar que el Diablo sea el “DUEÑO DE LA MUERTE ”, ya que Dios es el dueño de la vida y de la muerte: “Yaveh da muerte y vida” (1 Sam. 2,6); “Pues Tú tienes el poder sobre la vida y la muerte” (Sab. 16, 13);“Bienes y males; vida y muerte; pobreza y riqueza vienen del Señor” (Eclo. 11,14). Claro está que la muerte no es querida por el Señor, sino acto de su justicia a causa del pecado original. En la homilía de cierre de su “campaña” en San Luis, Argentina el día 14 de noviembre de 1999, aseguró que: “EL DEMONIO HACE MILAGROS” con lo cual se completa el círculo de su teología maniquea.



Continuemos...

EL PADRE DARIO BETANCOURT

Yo te perdono Dios

En el Capítulo 4 llamado “EL PERDÓN SANA”, comienza el verdadero escándalo que propone el Padre Darío Betancourt y que constituye no solo un error, no solo una impiedad o una herejía sino una verdadera blasfemia:

En la página 59 pregunta ¿A QUIENES DEBEMOS PERDONAR?

“Cuando un maestro de la ley le preguntó a Jesús que debía hacer para conseguir la vida eterna; Jesús le contestó: “ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y ama a tu prójimo como te amas a ti mismo” (Lc 10,27)

“Podríamos decir que así como el mandamiento nos ordena a amar a Dios, al prójimo y a sí mismo, de la misma manera debemos perdonar en tres direcciones.”

A. Perdonar a Dios

“Perdonar a Dios parece algo raro, pero existen personas con resentimientos hacia Él, culpándolo de sus desgracias y dolencias.”

“A veces se tiene resentimiento hacia Dios por algunas cosas, como la muerte de un ser querido, una oración no contestada, dolencias y adversidades que parecen como enviadas por Él, desgracias que pudieron ser evitadas, etc.“

“De todas estas cosas que nos pueden producir un resentimiento hay que perdonar para que no obstaculicen la sanación.”

“Perdonamos a Dios no porque haya hecho algo malo o equivocado en nuestras confrontaciones, pero nuestra psiquis, rechazando el dolor, identifica en Él la causa. La palabra adecuada para restablecer la amistad es perdonar. Es justamente esto lo que debemos hacer con Dios. Cuando una persona es desairada en sus confrontaciones, la actitud justa es decir: “Dios mío, yo te perdono”

Es increíblemente pecaminosa esta afirmación del Padre Darío Betancourt.

Aunque se encarga de decir que no es que Dios tenga errores, lo que afirma es sumamente peligroso: “EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS”. Como mi psiquis identifica a Dios con los eventos malos de mi vida, aunque sea una mentira, le debo hacer creer a la pobre gente que sigue la Renovación Carismática , que deben perdonar a Dios: Es una mentira, es para que se curen.

Ya en esta visión es pecaminosa. Pero no queda sólo en esta visión la cosa; para Betancourt, Dios no es el que da la muerte, no es el que castiga nuestros desvaríos para hacernos volver a Él. No es Dios quien por misericordia nos trae una enfermedad, una quiebra, o cualquier clase de aflicciones. La realidad es que justamente es Dios, quien por misericordia hace todo esto a fin de excitarnos a retornar a Él.

Para Betancourt es más fácil decir: “DIOS MÍO, YO TE PERDONO”, que decir: “Dios mío, yo acepto tu voluntad, que se haga tu voluntad y no la mía”.

A lo largo de la historia de la Iglesia no es posible encontrar un solo escritor que afirme esta impiedad.

Para el común de la gente gracias a esta postura de la pseudoteología de Betancourt, Dios se equivoca cuando no hace lo que nosotros queremos y puede entonces ser objeto de nuestro perdón; porque convengamos que si yo puedo perdonar a Dios, Dios no es Dios, sino que yo soy Dios. Y también cabe la posibilidad de que la “ofensa que Dios me ha hecho” sea tan grande que yo no quiera perdonarle.

Para este psicólogo que es Betancourt, lo único que importa es que el paciente en cuestión logre superar las barreras que tiene a cualquier precio. Caiga quien caiga. “EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS” De este mismo modo sería lícito recibir dinero del narcotráfico para dar de comer a los pobres, o de la masonería. Total, lo importante, es “que los hombres se sientan bien” no importa a que precio.

Seguimos viendo como la postura predominante no es la visión religiosa de la Iglesia Católica , que tiene a Dios como objetivo, punto de partida y llegada, es decir Teocentrismo, sino que todo es para el hombre, destinado para el bienestar del hombre, es decir antropocentrista.

Y esta no es la visión de la Iglesia de Cristo

El segundo paso es perdonar al prójimo y el tercer paso es perdonarse a uno mismo.

Todo vale para agradar al dios humanidad, hasta la danza y la ropa sugerente

En la página 63 se presenta un testimonio de esto. Un hombre ha contestado ruda y duramente a su madre que se hallaba postrada en una silla de ruedas. No le pidió perdón a ella, sino que se confesó y quedó allí. Al estar en agonía su madre, el hombre le pidió perdón por aquella circunstancia y la madre le contestó con su perdón.

Pero este hombre no se conformaba con estas circunstancias: Dios lo perdonó en el Sacramento de la Penitencia ; la madre lo perdonó en su lecho de muerte, pero los escrúpulos no lo dejaban vivir.

Este hombre recibió todo el perdón y hasta reparó el daño. Pero “se sentía culpable”.

“Al consultar con una persona me dijo: “tú le pediste perdón a Dios por el Sacramento y Él te lo concedió; le pediste perdón a tu madre y también ella te lo otorgó. Pero tú no te has perdonado a ti mismo. Hazlo y te sentirás mejor. Efectivamente después de hacer este acto de perdón y amor a mí mismo, desapareció el complejo de culpa.”

Es fácil entender que a la luz de todo lo expuesto lo que más interesa no es la certeza del perdón de los pecados por parte de Dios, ni tampoco el perdón de la madre ofendida. Lo más importante, lo que devuelve la paz, es el perdonarse a uno mismo; con eso logró sentirse bien.

Obsérvese el orden en que el Padre Betancourt expone los tres destinatarios de nuestro perdón: El primer peldaño es Dios; luego, perfeccionando el perdón que preciso por las ofensas que he cometido, mi prójimo; y en lo más alto, constituyéndose en el pináculo el cual si no es alcanzado es imposible conseguir la paz interior, el perdón cuyo destinatario soy yo mismo; antropocentrismo impregnado del más acendrado inmanentismo.

En la misma página comienza a hablar de normas prácticas para perdonar.

Estas normas serían cuatro:

1) DECLARAR A TODOS INOCENTES;

2) CREER NO TENER ADVERSARIOS;

3) ACEPTAR NO SER ACEPTADOS;

4) ORAR POR AQUELLOS QUE NOS INSULTAN.

En la segunda norma: creer no tener adversarios, el Padre Darío Betancourt nos inserta en el indiferentismo propio de los progresistas y modernistas:

“El hermano Roger, fundador de la comunidad ecuménica en Taizé, Francia, dice que una condición para lograr la reconciliación es liberarnos del hábito de creer que siempre tenemos un oponente, o sea, alguien que no está de acuerdo con nosotros, sea fundada o infundadamente.”

“No perdamos tiempo y energías tratando de averiguar quién está en lo cierto o quién está equivocado. No hay que perder el tiempo en confrontaciones que no dejan ningún fruto.”

Por lo tanto no se debe proclamar a Cristo que es la VERDAD por esencia. Porque Cristo y su doctrina verdadera dividen, no nos unen con nuestros “hermanitos separados”, objeto de predilección de la visión antropocentrista (modernista, progresista) con la que el Padre Betancourt pretende propagar el mensaje de Cristo.

El Card. Ratzinger dio la comunion al hermano Roger en los funerales de Juan Pablo II

Pero es en la tercera norma: “ACEPTAR NO SER ACEPTADOS” donde se llega a la herejía, ya manifestada en el punto del libro “SANADOS POR EL ESPÍRITU” donde afirma Betancourt que Cristo no es conciente de ser el Mesías, sino que va adquiriendo esa conciencia.

En este caso Cristo necesitaba orar para no ser “una persona descontrolada”:

“El padre Ignacio Larrañaga insiste mucho con esta tercera norma (aceptar no ser aceptados) haciendo notar cómo Jesucristo en sus noches de oración oraba para sanarse de la no aceptación por parte de los fariseos que a diario se oponían durante sus predicaciones. De no haberlo hecho, Jesús hubiera sido una persona altamente agresiva.”

Aquí queda claro que ni para Larrañaga, ni para Betancourt, ni para sus secuaces, Jesús es Dios, ya que esta afirmación niega la Divinidad de la Persona Adorable de Nuestro Señor.

¿Cómo podemos afirmar que Cristo se “curaba” orando en las noches? ¿Curarse de qué? ¿Cuál era la imperfección de Nuestro Señor? ¿Estaba agresivo, mal humorado tal vez, porque los fariseos no recibían su doctrina? ¿No lo sabía Él de antemano? ¿Los profetas lo sabían y Él que hizo a los profetas lo desconocía?

Por otra parte, aún suponiendo, en un desvergonzado ejemplo de blasfemia, que se puede discutir el conocimiento previo de Jesús sobre esta actitud de los fariseos, ¿Es posible creer que la “novedad” hubiera despertado agresividad o malos tratos por parte de Nuestro Señor? ¿Acaso Jesús no es el Verbo Encarnado?

¿Cristo puede tener esas imperfecciones: desconocimiento de lo más intimo de los pensamientos de cualquier mortal, agresividad, mal humor; como cualquier otro ser humano nacido en el pecado original?

El famoso franciscano Ignacio Larrañaga, un hereje más del concierto

Completemos este aspecto de las blasfemias y herejías que proclama el Padre Darío Betancourt con una oración redactada por otro sacerdote (¿hasta cuándo, Dios mío?).

Páginas 68 – 69 –70 – 71:

“El padre Roberto de Grandis compuso la siguiente oración para poder perdonar:”

“Señor Jesucristo, hoy te pido la gracia de poder perdonar a todos los que me han ofendido en la vida...”

(en primer lugar debo perdonar al que más me ha ofendido)

“Señor Dios, yo te perdono por todas las veces que pensé que Tú enviabas la muerte a mi familia ya que la gente decía que era “la voluntad de Dios”. Si ha habido algún resentimiento subconsciente en mí, yo te perdono Señor.”

En esta primera estrofa, ya notamos los errores profesados:

Señor Dios, YO TE perdono; como si dijéramos: con toda mi autoridad, con toda mi dignidad y mi gloria te hago la gracia de perdonarte, Dios. ¿Más blasfemia será posible?

La muerte parece no ser la Adorable Voluntad de Dios. ¿Ya no es Dios quien envía la muerte? ¿Quién será en estos tiempos modernos? ¿Adónde iremos a buscar la Verdad ?

Prestemos atención a lo incongruente de la frase:

“Si ha habido algún resentimiento “subconsciente” (¿no será inconciente?) en mí, yo te perdono Señor. ¿Quién tiene resentimiento con quién? ¿Acaso no sería la lógica construcción de esta frase la siguiente: “Si ha habido algún resentimiento subconsciente en mí, te pido Señor, postrado ante tu majestad, que perdones este pecado en mí?

O en todo caso, siguiendo la lógica de los Carismáticos en general y del Padre Darío Betancourt, podría ser más adecuado decirlo así: “SI HA HABIDO ALGÚN RESENTIMIENTO SUBCONSCIENTE EN TÍ, NO TE PREOCUPES, YO TE PERDONO SEÑOR.”

Sigue diciendo esta “oración para conseguir perdonar”

“Yo te perdono también por las dificultades, problemas económicos, castigos, ya que pensaba que Tú los enviabas a mí y a mis familiares. Señor, es posible que de niño haya guardado estos resentimientos, pero ahora yo te perdono.”

Se sigue manifestando lo inicuo del comentario acerca de la Divina Providencia que opera, ya por acción, ya por permisión, pero siempre presuponiendo en todos sus designios la Infinita Misericordia de Dios. ¿Por qué no enseñan a la gente la verdad?

Leamos lo que dice el Señor ante las desgracias que cayeron sobre los judíos en tiempos de los Macabeos:

“Ruego a los lectores de este libro que no se desconcierten por estas desgracias; piensen antes bien que estos castigos buscan no la destrucción, sino la educación de nuestra raza; pues el no tolerar por mucho tiempo a los impíos, de modo que pronto caigan en castigos, es señal de gran benevolencia. Pues con las demás naciones el Soberano, para castigarlas, aguarda pacientemente a que lleguen a colmar la medida de sus pecados; pero con nosotros ha decidido no proceder así, para que no tenga luego que castigarnos, al llegar nuestros pecados a la medida colmada. Por eso mismo nunca retira de nosotros su misericordia: cuando corrige con la desgracia, no está abandonando a su propio pueblo.” (2Mac 6:12-16)

¡Que diferencia existe entre la mentira y la Verdad !

Pero más aún; en la tercera estrofa, esta “oración” que es en realidad un insulto a Dios Nuestro Señor, afirma:

“Señor, me perdono a mí mismo por mis pecados, por mis faltas y mis caídas. Por todo lo que es verdaderamente malo en mí, por todo lo que pienso que es malo, me perdono a mí mismo.”

“Me perdono por cualquier participación en espiritismo, brujerías, horóscopos, consultas de adivinos y búsqueda de suerte. Por tomar tu Nombre sin necesidad, y por no adorarte como Tú te mereces.”

“Por haber herido a mis padres, por emborracharme, por drogarme, por mis pecados contra la pureza, por adulterio, por aborto, por robar, por mentir, por todo esto me perdono sinceramente. Gracias Señor, por tu gracia en este momento.”

Es simple lógica. Si puede perdonar al Todopoderoso, ¿cómo no se va a perdonar a sí mismo?

Pregunto: ¿De qué servirá la absolución del sacerdote si yo me puedo perdonar mis pecados?

Como ya hemos visto, en la imposición de manos que le hicieron al Padre Darío Betancourt unos laicos en Puerto Rico, los legos ya no necesitamos de los sacerdotes ni de los Obispos; nos perdonamos nosotros mismos; el Espíritu Santo fluye de las manos de cada uno de nosotros.

Además, obsérvese la sutil malicia de la segunda frase del primer párrafo de la oración: “... por todo lo que pienso que es malo... ”, como si la maldad de mis obras dependiera de mi concepción intelectual acerca de cada una de ellas; reemplazamos la objetividad de los malos actos por el juicio personal e individual que, según Betancourt, De Grandis y sus prosélitos, es la medida de la bondad o maldad de mi alma.

Esto es protestantismo puro.

Pero además, es negar una vez más el Magisterio de la Una , Santa, Católica y Apostólica Iglesia Romana, fundada por Cristo, Rey del Universo, Dios Verdadero.

La Iglesia determina que en caso de aborto, los cooperadores materiales y formales, como la madre, médico, partera, etc. sean penados con EXCOMUNIÓN LATÆ SENTENTIÆ, que significa una excomunión sin aviso previo, que sólo puede absolver un sacerdote autorizado por el Obispo para esta ocasión, o al menos algún sacerdote válidamente ordenado.

Pero estos “sacerdotes” le dicen a los fieles que uno puede perdonarse los pecados a sí mismo.

Y de este modo sigue avanzando sobre la posibilidad de perdonar a todos, incluso, al Obispo, a los sacerdotes y también:

“A mi Iglesia... por su mezquindad, falta de apoyo, por no ser una inspiración para mí,...”

Obviamente se refiere a “su” iglesia y no a LA IGLESIA.

Este es el P. Robert de Grandis, autor de la oración blasfema

Los nuevos "dones": EL BAÑO DE LUZ

En el Capítulo 5 (pág 73) hace aparición un nuevo “don”; “EL BAÑO DE LUZ”:

Dice Betancourt:

“Un baño de luz no es otra cosa que, con la ayuda del señor Jesús, tratar de encontrar: Una respuesta a algo que nos molesta y nos hace sufrir. Una razón a aquello que nos impide ser felices y no nos permite progresar espiritualmente. La causa de un bloqueo o trauma. Una luz para aquella oscuridad que produce una parálisis en la vida espiritual.”

Ejemplo: una persona agresiva, a la que todo le disgusta, le pide al Señor que lo ilumine para conocer qué le está sucediendo, viene el Señor y se lo explica. ¡Qué fácil! Apariciones, éxtasis, visiones del Señor.

¡Cuántos “santos místicos” hay entre los carismáticos!

Pensar que Santa Teresa de Jesús vio la mano de Jesucristo y quedó paralizada de la impresión de la Gloria durante un largo tiempo. O que Pedro, en el Tabor, tuvo tanto miedo al ver lo que rodeaba al Señor Transfigurado, que se postró rostro en tierra.

Pero la “santidad” de estos “católicos” renovadores es mucho mayor. Con solo pedirle a Jesucristo que los ilumine, el Señor se les aparece y habla con ellos, como si fuera lo más natural del mundo.

“Una religiosa hacia 32 años que estaba en el convento.”

“Durante los primeros veinte años, viví muy feliz, (explica) pero durante los últimos doce sufrí un infierno. No quería a nadie, ni nadie me quería. Pedí ayuda para remediar mi mal y me aconsejaron un “baño de luz”. Por la noche estando en la capilla le dije al Señor:”

“Señor Jesús: ilumíname ¿cuál es la causa por la cual vivo tan aburrida en el convento por estos últimos doce años?”

“Vi entonces que del sagrario salía el Señor Jesús e iba acercándose muy sonriente y muy amoroso. Me quedé mirándole y cuando ya le tuve cerca le volví a preguntar:”

“Señor ¿por qué vivo tan aburrida en mi vida religiosa?...”

“El Señor me contestó:”

“¿Qué relación hay entre las revistas que estás leyendo y Yo?”

“¡Señor, pero esas revistas no son pornográficas!”

“Precisamente porque no son pornográficas las lees, pero te están llenando del mundo de vanidades que te vacían de Mí y te disipan, separándote de Mí tú me has sacado de tu corazón. Tú ya no sientes lo que antes sentías por Mí ni lo mío te enamora, ni te atrae. Esta es la razón por la que vives tan aburrida en la vida religiosa.”

“Esta religiosa hacía exactamente doce años que estaba leyen­do revistas del mundo que en vez de llevarla a enamorarse del Se­ñor cada vez más, lo que hacían era distraerla y separarla de su Amor; y le habían arruinado su vida de oración. El baño de luz le hi­zo conocer el origen de su problema.

Forzando la imaginación, vamos a conceder que pudiera existir una situación como esta de manera excepcional y muy esporádica, pero aún en tal supuesto ¿podría enseñarse, o fomentar su búsqueda como una técnica infalible?

Veamos ahora este otro caso increíble (pág 74):

“En un retiro en Guatemala, mientras hacía el baño de luz, uno de los asistentes narró la siguiente experiencia:”

“Cuando sentí la presencia del Señor. empecé a hablarle y me sentí muy disgustada con Él y le reclamé llorando que no me ama­ba y nunca me había amado. El Señor me contestó: - “Yo siempre te he amado.”

“Entonces yo le reclamé: “yo no creo que Tú me ames, porque si Tú me hubieras ama­do, no me hubieras quitado mi madre a la edad de ocho años”.

“En ese momento sentí cómo el Señor me recostaba contra su pecho y con mucho cariño y amor me acariciaba y me secó las lágri­mas. Mirándome me dijo: “¿crees que no te amo porque me llevé a tu madre? ¿Sabes? Cuando vine a buscarla era porque ya había cumplido la misión que le había confiado. Y esa misión era la de darte la vida. Yo estoy satisfecho con ella, y quise traerla conmigo para darle el premio que le tenía prometido ¿o crees que hubiera sido mejor que ella estuviera hoy contigo pa­sando estos años paralizada y enferma como estaba?”

“Sentí que Jesús me colocaba sobre los brazos de la Santísima Virgen y me decía: “

“Mira hija, si has tenido Madre. No has estado sola nunca, mi madre que también es tu Madre ha estado contigo y te ha acompañado siempre.”

“Sentí que la Virgen me abrazaba y me acariciaba, a tiempo que me cubría con su manto y me decía: - hija, siempre he estado contigo. Te amo mucho. Eres mía.”

“Entonces sentí que mi vida se llenaba de alegría. Luego Jesús me miró y me dijo:”

“- ¿Por qué no me entregas a tu mamá? ¿puedo llevarla conmi­go?”

“Por primera vez puse a mi madre en las manos del señor y la recordé con profunda paz. Luego el Señor me dijo: “voy a mostrarte que si te amo y que nunca te he olvidado y siempre he estado contigo. ¿quieres ver como te amo? ¿no te has dado cuenta que te di un esposo y unos hijos que te aman y se preocupan por ti? ¿no eres feliz en tu hogar? Hija, yo amo a los míos dándoles lo que necesitan.”

“Entonces sentí que me abrazó y me dijo: "Yo soy tu verdadero Padre. Mi Madre y yo te amamos y estamos siempre contigo". Comencé a llorar; pero de gozo y con paz.”

“Nunca había sentido tanto amor en mi vida. Por primera vez pude perdonar al Señor por este resentimiento tan fuerte...”

Es difícil imaginar a alguien que ante la visión del Señor, se anime a recriminarle al Dios de toda majestad algo que ha hecho y que la persona considera que está mal hecho. Insistimos que es perverso enseñar esto como técnica, además de ser una gran mentira psicológica.

Pero veamos más de estos “baños de luz” donde el Señor se presenta ante el llamado de los Carismáticos y sus reuniones:

Bajo el subtítulo “RESPUESTA INMEDIATA” (pág. 79) encontramos este desconcertante testimonio:

“Los testimonios recibidos certifican que nuestro Dios nos responde inmediatamente cuando le pedimos que nos bañe con su luz.”

“Una señora que tenía problemas por infidelidades constantes de su esposo le preguntó al Señor:”

“Señor; ¿qué debo hacer con tanta infidelidad de mí esposo? “

"Perdón".

“Lo que pasa es que perdonándolo se aprovecha de mi perdón. Ya me canse de perdonarlo.”

“Cuando te digo perdón no me refiero a que lo perdones sino a que le pidas perdón por no ser la mujer que él anda buscando y necesita. Pídele perdón por juzgarlo y condenarlo, por no ser solícita y cariñosa como lo eres con otras personas.”

Increíble.

El “Señor” reta a la mujer ofendida por el marido, diciéndole que debe pedirle perdón al adúltero y ser la “mujer que él anda buscando y necesita”.

I N C R E Í B L E

Pero leamos este otro “testimonio” que publica el Padre Darío Betancourt:

Se trata de una mujer que ha sido “abusada”, violada por un médico. Al realizar la “técnica” del “Baño de luz”, recibe este consejo de quien interpreta es el Señor.

“Aunque ya te has confesado del incidente con el médico, sin embargo lo odias inconscientemente en tu corazón. Perdónalo, pero ojalá se lo dijeras personalmente, diciéndole al mismo tiempo que Yo lo amo por sus debilidades y pecados; que se vuelva a Mí para sanarlo.”

“Yo te amo mucho y te tengo en mi corazón. Jesús.”

El “Señor” incurre en una inexactitud manifiesta. Supuestamente dice que Él ama al médico por sus debilidades y pecados; pero Dios no puede amarnos por lo que aborrece, que es el pecado. Luego hay mentira; luego no es el Señor.

Eso era fácil de saber simplemente al conocer la técnica.

Por otra parte, y esto es muy importante, observemos que todas las supuestas apariciones de Jesús y de la Virgen a estos “elegidos” de la época de la globalización, son en forma y con modalidades meramente humanas, donde no existe manifestación ninguna de la Majestad y Gloria de Dios Nuestro Señor ni de la de su Santísima Madre.

En efecto, Cristo, en lugar de señalar con precisión divina lo que corresponde en cada caso en particular,dialoga con los destinatarios de su aparición, permitiendo, incluso, que el agraciado le discuta, le reproche y lo amoneste.

Cristo apoya la cabeza de la mujer en su pecho, la acaricia y le seca sus lágrimas; lo mismo hace Nuestra Señora.

En lugar de sentirse turbados, asustados o empequeñecidos por la presencia del Redentor y de su Madre, los visionarios los tratan de igual a igual, e —inclusive— con cierto dejo de autoridad en sus expresiones.

¿No será que, más que los elegidos de la Religión Católica de estos últimos tiempos de globalización, estos son los elegidos para crear una religión globalizada?

Escuchemos ahora el comentario de la mujer y el “cambio” que aquel “baño de luz” produjo en su vida:

“Padre Darío, quiero que sepa que lo hice, y no puedo expresarle lo que sentí. Nunca antes había tenido tanta paz, todo se ha transformado, amo mucho hasta el punto de que todo me parece lindo, hasta las personas de mí mismo sexo me parecen hermosas todas. Todo me gusta. Todo me agrada. Bueno, estoy de luna de miel con Jesús. Pero lo más importante era decirle que estoy sana de todos los males físicos y espirituales. Hasta la cara como que se me desarrugó.”

“Alabado sea Jesús. Con afecto.”

Este repentino cambio (operación de lifting incluida) es por demás preocupante: “hasta las personas de mi mismo sexo me parecen hermosas todas. Todo me gusta. Todo me agrada”. ¿Por qué causa dirá que las personas de su mismo sexo ahora le parecen hermosas? ¿Acaso antes le parecían desagradables? Al menos concedamos que la frase citada es un indicio de pensamientos impuros.

Sobre la frase “estoy de luna de miel con Jesús”, si estuviera en otro contexto no pasaría de ser una “sensiblería más”, pero con este entorno... al menos es raro. Es una frase nada descriptiva de lo que debe ser una Vida Espiritual verdadera.

Luego de estos “testimonios” el Padre Darío Betancourt se refiere en la página 80 a CÓMO SE HACE EL BAÑO DE LUZ: dice que ES UN MÉTODO DE ORACIÓN INSPIRADO EN LOS MÉTODOS DE MEDITACIÓN DE LOS SANTOS MÍSTICOS DE LA IGLESIA CATÓLICA. Trata de legitimar estas pretensiones de los Carismáticos y de él mismo “apoyándose” en los Santos y, claro está, tergiversando como todo hasta ahora, los textos de San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz.

Dice:

“Se necesita ante todo un lugar tranquilo, que invite a la oración, al diálogo.”

“Se debe imaginar al Señor de una manera muy humana, algo así como se apareció a sus discípulos después de su Resurrección, y aunque su Cuerpo ya está glorioso, no debe verse con rayos o luces, sino sonriendo y con sus llagas en sus manos y sus pies, como invitándonos a meter nuestros dedos en sus llagas, como lo hizo con su apóstol Tomás. Es necesario representarnos la persona del Señor de la manera más imaginativa y positiva posible.”

Analicemos algo de estos dos primeros pasos de la técnica. Iremos viendo a través de ella las similitudes que posee con las técnicas de auto hipnosis y control mental. Son asombrosas las coincidencias. La necesidad de utilizar un lugar tranquilo (tal vez quiera significar “confortable”, “cómodo”; no sea cosa que el que quiera ver al Señor sufra algún tipo de mortificación) y por otro lado los recursos a la imaginación.

Debemos hacer notar que si bien la imaginación como parte de nuestro intelecto bien utilizada es muy buena, también del mismo modo es el lugar donde el hombre es más frágil a los embates del demonio. Las tentaciones siempre son en la imaginación. Por lo tanto puede ser un recurso válido hecha la salvedad de tener una buena dirección espiritual. No como postulan las premisas de la Renovación Carismática: escuchar las voces interiores, seguirlas, y luego consultar con el sacerdote, o como hemos visto en el caso del Padre Darío Betancourt cuando pensaba que oraba en lenguas, negarle este conocimiento al sacerdote, ocultarle las voces interiores y cumplir o seguir las inspiraciones que estas nos den. De este modo solo se abre la puerta para que el demonio se vista de ángel de luz e interaccione con nuestra memoria e imaginación. Por lo tanto es un recurso sumamente riesgoso, ya que el demonio, como dice San Pedro, anda como león rugiente buscando a quien devorar.

En el párrafo se hace referencia también al error que en este segundo libro vuelve a manifestar Betancourt acerca de las llagas y Santo Tomás Apóstol: el Señor no aprueba la actitud de Santo Tomás, al contrario; dice que premiará a aquellos que crean sin ver, sin tocar, sin sentir, sino que crean por la fe, que es un asentimiento intelectual a las verdades reveladas por Cristo y que nos enseña la Santa Madre Iglesia; la fe no consiste en lo que siento acerca de las cosas de Dios. No es subjetiva. Depende de la autoridad delegada por Nuestro Señor en su Santa Esposa, no de lo que yo siento o imagino.

“Diálogo: la oración se desarrolla con un diálogo a solas entre dos personas: el Señor Jesús y tú. Nadie más debe venir a la escena. Los dos solos.”

Esta escena, que se desarrolla en el “laboratorio” de la imaginación, es una de las técnicas más utilizadas por el Control Mental. Los “ayudantes” generalmente son dos. Quizás por eso se hace hincapié en que nadie más debe venir a la escena. Ya ampliaremos sobre el tema del Control Mental y técnicas de reforma del pensamiento y condicionamiento conductual que son algunas de las técnicas que utilizan los Carismáticos y el Padre Darío Betancourt.

La expresión diálogo a solas aquí cobra una impresionante verosimilitud, ya que es un diálogo de uno mismo con su propia imaginación. Es literalmente un diálogo “a solas” con uno mismo. Imaginemos lo que puede salir de “imaginar” que Nuestro Señor nos da las soluciones para resolver nuestros problemas, o nos marca caminos a tomar. Los resultados pueden ser desde escabrosos a trágicos.

Pero como siempre todo lo de la Renovación Carismática y del Padre Darío Betancourt son adulteraciones de la realidad de los Santos, ellos abusan de las experiencias místicas, que son premios a la perseverancia y dones gratuitos del Señor, haciéndoles creer a sus ingenuos seguidores que pueden manipular la Divina Voluntad y obligar a Nuestro Señor, el Espíritu Santo, la Santísima Madre de Dios o los Santos, a efectuar manifestaciones sensibles. Es aquí, ante esta pretensión de la soberbia en extremo de estos “ungidos” donde el demonio, astuta y pacientemente, acecha para sacar su tajada.

 

“Escribir en vez de hablar; hay personas a las que no les es fácil hablar con el Señor, pero sí pueden expresarse más fácilmente por escrito. Para esto, es buena cosa escribir una carta al Señor comentándole el problema y pidiéndole respuestas a las preguntas. Mientras el Señor responde, se debe permanecer en oración y silencio, y una vez que comience a responder, se debe escribir.”

Es la confirmación de todo lo expuesto. Yo escribo como una carta, describo mis problemas y hago las preguntas pertinentes; luego rezo y espero. El Señor está obligado a contestarme. Cuando comience a responder debo escribir lo que el Señor me va diciendo. ¿Qué pasa si el Señor no me contesta? Eso no sucede; como tampoco sucede naturalmente que el Señor responda. Podría suceder, claro; pero la inmensa mayoría de las veces esto no sucede; como esto sería un milagros, es una operación excepcional. Tal como presenta Betancourt, esas cosas parecen operaciones comunes y normales y por lo tanto habituales y naturales: yo le escribo a Cristo una carta, Él me responde; yo escribo la respuesta y ejecuto lo que Él me dice. ¡Qué mentira más grande! Y pensar que hay legiones de seguidores; es más: la mayoría muy pronto creerá en todas estas falacias.

Decíamos que este “Señor” que invoca Betancourt para realizar el “baño de luz” siempre responde porque no es más ni menos que unaauto respuesta interior. Ante la negativa de la presencia de la Santa Persona de Nuestro Señor en el aposento de esa psiquis contaminada con las mentiras de estas técnicas, se hace necesario como mecanismo de defensa de la misma persona obtener “alguna” respuesta. Esa respuesta provendrá de su misma imaginación (la inmensa mayoría de los casos) o de algún demonio o ángel (las menos). ¿Debo seguir estos consejos que me son dados por estas voces en diálogo a solas?

“¿Cuántas veces se hace? Tantas veces cuantas sean necesarias hasta recibir una respuesta del Señor a la necesidad pedida, hasta que Él ilumine la causa del mal” (Pág. 83)

“Resultado: al conocer la causa de nuestros males, el resultado lógico ha de ser que si ponemos en práctica lo que el Señor nos dice, va a realizarse en nosotros una transformación notoria.”

Ya hemos visto a quien estaríamos siguiendo posiblemente.

Analicemos un poco el último punto: Betancourt pretende que con esta técnica obtendremos como resultado el conocimiento de la causa de nuestros males; esto, lógicamente, implica que desconocemos que el demonio y nuestra naturaleza herida por el pecado original son el germen de todo mal. Por otra parte, al esperar de estas pseudorrevelaciones las indicaciones de Cristo acerca de lo que debemos hacer, está negando toda la Revelación , los Santos Evangelios, el Sermón de la Montaña , el Padrenuestro, los Sacramentos y todos los demás elementos que Cristo y su Santa Iglesia nos aportan como medios e instrumentos de salvación.

Es decir, si no acudimos al “baño de luz”, no habremos de saber lo que el Señor nos dice...

En la página 89 y hablando del tema de LA ORACIÓN GENEROSA el Padre Darío Betancourt dice:

“Otra oración generosa fue la que hice el día en que me despedí de los hispanos en Nueva York para dedicarme de tiempo completo a la Renovación Carismática :”

¡Oh!, Jesús, manso y humilde de corazón, escúchame: Líbrame del deseo de ser estimado, del deseo de ser amado, del deseo de ser exaltado, del deseo de ser honrado, del deseo de ser alabado, del deseo de ser consultado, del deseo de ser aprobado, del deseo de ser preferido. Líbrame del miedo de ser humillado, del miedo de ser despreciado, del miedo de ser rechazado, del miedo de ser calumniado, del miedo de ser olvidado, del miedo de ser ridiculizado, del miedo de ser censurado, del miedo de que sospechen y desconfíen de mí.

Jesús concédeme la gracia de: que otros sean más estimados que yo, que otros sean escogidos y yo ignorado, que otros sean alabados y yo desconocido, que otros sean preferidos en todo, que en la opinión del mundo otros suban y yo baje. Que otros lleguen a ser más santos que yo con tal que yo llegue a ser tan santo como debo ser.

Un insospechable vuelco en la psiquis del Padre Darío Betancourt: quiere ser de los más humildes, olvidados y despreciados del mundo. Pero esto no es verdad. No es verdad que esta oración la haya hecho él.

Aunque le ha cambiado algunos términos, es una copia casi exacta de la primera parte de la oración compuesta por el Cardenal Merry del Val que se llama: “LETANÍAS DE LA HUMILDAD ”.

Supongamos que lo que ha querido decir con “la que hice” sea “la que recé”. No es precisamente el sentido de sus “actuaciones” en los estadios —haciéndose pasar por un “ungido” de Dios, curando, recibiendo “dones“, etc.— el de ser olvidado, despreciado, rechazado, etc.

Tal vez por eso ha omitido la continuación de la oración, que nos permitimos transcribir para que se vea qué es lo que no ha rezado (y no quiere para sí) el Padre Betancourt:

Concédeme, Jesús: el conocimiento y el amor de mi nada, el perpetuo recuerdo de mis pecados, la persuasión de mi mezquindad, el aborrecimiento de toda vanidad, la pura intención de servir a Dios, la perfecta sumisión a la voluntad del Padre, el verdadero espíritu de compunción, la decidida obediencia a mis superiores, el odio santo a toda envidia y celo, la prontitud en el perdón de las ofensas, la prudencia en el callar los asuntos ajenos, la paz y la caridad con todos, el ardiente anhelo de desprecios y humillaciones, el ansia de ser tratado como Tú y la gracia de saber aceptarlo santamente.

María, Reina, Madre y Maestra de los humildes, ruega por mí. San José, protector y modelo de los humildes, ruega por mí. San Miguel Arcángel, que fuiste el primero en abatir a los soberbios, ruega por mí. Oración: Señor Jesús, que siendo Dios te humillaste hasta la muerte y muerte de cruz para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio, concédenos la gracia de imitar tu ejemplo para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de Ti en el cielo. Amén.

Claro, es muy pesado para el Padre Betancourt el hablar de sus pecados y su mezquindad; es muy duro pedir el aborrecimiento de toda vanidad, la perfecta sumisión a la voluntad del Padre, la obediencia a los superiores; es inaceptable pedir espíritu de compunción y el ardiente anhelo de desprecios y humillaciones.

Finalmente, es insoportable recordar que Cristo se humilló hasta la muerte de cruz, y sumamente imprudente, para las técnicas empleadas en el movimiento carismático, y para sus integrantes, estar ansioso de ser tratado como Cristo en su Pasión, y tratar de aceptarlo santamente.

Pero además el Padre Darío Betancourt ha manifestado varias veces públicamente, en televisión inclusive, que él no forma parte de la Renovación Carismática , que él no es un cura de la “Renovación”. Es decir que miente una vez más. En este párrafo que analizamos dice que deja a los hispanos de New York, es decir a sus feligreses, para dedicarse tiempo completo a la Renovación Carismática.



EL PADRE DARIO BETANCOURT

 

La "Palabra de Conocimiento"

 

En el capítulo 8 (Pág. 103) llamado “ La Palabra De Conocimiento” , el Padre Darío Betancourt se explaya por otro de los “dones” nuevos, que obviamente él posee.

Comienza diciendo que:

“Cada vez se oye hablar más sobre “la palabra de conocimiento” en los grupos de oración, congresos, etc. Pero sobre todo es muy común constatarlo en vivo al orar por los enfermos. Muchas veces se escuchan frases como esta: “El Señor Jesús está sanando a una persona que está sintiendo un calor en determinada parte del cuerpo. Eso es el poder sanador de Dios que es vida y le está sanando.”

“La palabra de conocimiento es un conocimiento sobrenatural que se recibe debido a la gracia, por medio del cual, la inteligencia del hombre se ilumina con la acción del Espíritu Santo para conocer y ver la raíz de un problema, o lo que Dios está haciendo o va a hacer entre sus criaturas con un fin sobrenatural.”

“Se trata de un conocimiento sobrenatural, no percibido por raciocinio o deducción, sino que por una luz especial del Espíritu Santo que se va transmitiendo en la medida que va llegando. La certeza no se origina por una ciencia humana ni por un raciocinio natural sino que es una gracia especial de Dios”

“Es como un don auxiliar del don de la fe para ayudarla a crecer y a fortalecer”

“Por la palabra de conocimiento podemos conocer lo que Dios ha hecho, está haciendo o va a hacer entre sus criaturas.”

“Muchas veces coincide el anuncio de la palabra de conocimiento con el actuar de Dios. Otras ocasiones, parece que la palabra de conocimiento, por ser el camino del Espíritu, es palabra eficaz que realiza su contenido. Así como cuando Dios dijo “haya luz”, ésta apareció, de manera análoga al anunciarse la curación, ésta se efectúa. La palabra es sanadora (Jn, 15-3)”

Este nuevo “don” es el que se utiliza en las sesiones de “curación” en los estadios y en las “misas de sanación” y “oración de los enfermos”.

El panorama es desolador: una aglomeración de personas con problemas, enfermedades, supersticiones, falsas doctrinas y mucha, mucha curiosidad y ganas de que los milagros y prodigios que los organizadores locales han prometido, efectivamente se llevarán a cabo.

Durante semanas y gracias a una muy bien orquestada campaña publicitaria, los “adoctrinadores locales” irán convenciendo a las masas y haciendo creíble al “predicador”. No hace falta un súper despliegue, ya que la misma gente “quiere” creer en las soluciones mágicas.

Con un proceder “legal”, con autorizaciones del Obispo de turno, harán gala de esta “certificación de veracidad” para llevar adelante sus planes.

Al terminar el adoctrinamiento realizado tras agotadoras jornadas de prédica mezcladas con dosis de cansancio físico e incomodidad, ya la platea está dispuesta para recibir el golpe maestro.

Casi al terminar el día, cuando los ánimos están mejor predispuestos, y el cansancio ha sacado su tajada, el “predicador” comienza a hacer una oración de tono monocorde, casi como un “mantra” que debe ser repetido varias veces por los presentes, con las manos levantadas al cielo, los ojos cerrados, y el corazón desesperado por la “sanación” que como hemos visto es predicada como sinónimo de “salvación”.

La tensión del auditorio es muy grande. De improviso el “predicador” se concentra y luego de unos momentos de silencio, donde se aumenta la concentración de tensión, comienza a decir algo así como esto: “El Señor, le dice a un enfermo así o asa que se ha curado, él no se ha dado cuenta todavía, pero está curado”. Esta es la “palabra de conocimiento” el nuevo invento eficaz de los mercaderes de ilusiones, llámense protestantes, pentecostales o carismáticos el producto es el mismo.

Por esto son importantes estas aclaraciones que hace el Padre Darío Betancourt en su libro Vengo a Sanar, porque preparan el terreno para futuras conquistas.

Comparándose con Dios mismo, con el Fiat Lux, llegan a decir que la curación es eficaz: porque es anunciada por ellos; al estilo del Verbo, la palabra de conocimiento es efecto en sí misma. Es decir, los prodigios que se atribuyen estos pseudoprofetas, se operan por la palabra que ellos emiten; palabra que, dicen, es antes incorporada a la mente de los predicadores por el Espíritu Santo.

Es muy extraño que luego de las “misas carismáticas”, luego de haber recibido la Eucaristía , Cristo vivo y real, nadie se levante “curado”. ¿No es Cristo quien cura? ¿Por qué entonces en la Comunión , o en la Acción de Gracias, ningún ciego se levanta y dice “veo”? ¿O algún paralítico camina y va hasta el “escenario-altar” corriendo y tira las muletas?.

No. Todavía aquí no pasa nada. Es raro; está Cristo presente y sin embargo, nada.

 

Pero en el momento en que el “predicador” comienza a recibir la “palabra de conocimiento” y a comunicar lo que Dios va a hacer o ha hecho, entonces, como en un trance histérico, los mismos que estaban hace unos minutos calmados, ahora gritan, se ríen, lloran, porque les presentan testimonios. ¡Aleluya! ¡Gracias Jesús!

Esta “palabra de conocimiento” ¿puede ser realmente inspirada por Dios? ¿O estos pensamientos son sugeridos por el demonio? ¿O estas palabras surgen de la mente enferma y maliciosa del predicador?

En estas condiciones, y por la acción de estos personajes, todo puede ocurrir, menos la inspiración Divina.

Pero estudiemos más profundamente el tema. Dice el Padre Darío Betancourt en la página 106:

“3. Cómo se percibe:”

“De maneras muy variadas y diversas:”

“Es una certeza interior, una seguridad de que lo que ha venido a la mente es de Dios y no se tranquiliza el espíritu hasta decirlo.”

Aquí está el origen del problema: ¿quién determina el origen de estas palabras de conocimiento? Esta certeza interior, ¿quién puede afirmar que es correcta y buena? ¿Porqué ese impulso interior tan vehemente?, Y esa intranquilidad de espíritu que produce, ¿a qué se refiere? Parece más bien que estamos en presencia del “imperativo categórico” de Kant.

Continúa Betancourt:

“Es como si una palabra apareciera en la pantalla de un televisor. Ejemplo: la palabra “corazón”. Cuando se enuncia, aparecen los detalles, como sería; una persona enferma del corazón, desde hace varios años, con tal o cual dificultad.”

“Puede ser también como la sensación de un pequeño dolor en alguna parte del cuerpo o también como si alguna persona estuviera tocando con la punta del dedo una parte del cuerpo. Al proclamar que Dios está sanando esa persona, desaparece la sensación.”

¡Cuantas similitudes con respecto a las técnicas de visualización del Control mental! Pantallas que reflejan las cosas de un modo conceptual, simbólico; luego se van aclarando los detalles.

“ 4. Cuándo usarla: ”

“Debido a algunos abusos hay quienes tratan de negar este don. Personalmente creo que siendo un don auxiliar que ayuda a crecer y fortalecer la fe debe usarse; aunque para algunos se les haga muy raro e inclusive los ponga a criticar negativamente, los abusos no nos deben cerrar a su ejercicio...”

Los abusos sobre este supuesto don han sido tantos que algunos Obispos se han dado cuenta de la peligrosidad de estas prácticas de manipulación, reforma de pensamiento y condicionamiento conductual. Aún así, debe usarse.

¿Dónde figura que “el don de la palabra de conocimiento” es un don auxiliar de la fe? ¿Lo dice el Catecismo, o los Santos Padres, o el Magisterio de la Iglesia ? NO.

Lo que se trata es de confundir a los fieles incautos con el equívoco entre este supuesto don y el auténticoDON DEL ENTENDIMIENTO, Don del Santo Espíritu que efectivamente perfecciona la virtud teologal de la fe, comunicando una penetrante intuición acerca de las cosas reveladas. Nos proporciona una penetración profunda e intuitiva, de un modo sobrehumano, divino, de las verdades reveladas en las que creemos por la virtud de la fe.

Estas palabras con que Monseñor Juan Rodolfo Laise, Obispo de San Luis, Argentina, identifica el Don de Entendimiento, nos aclaran la confusión que pretenden construir.

Es fácil de ver que este Don está relacionado con el asentimiento intelectual a las cosas reveladas por Dios y el incremento de nuestra comprensión de las cosas sagradas por medio de la operación de Dios a través de la Gracia Santificante y que no tiene nada que ver en absoluto con esta especie de “telepatía” o mejor dicho “alocución intelectual” que Betancourt dice recibir para que se opere la sanación.

“... los abusos no nos deben cerrar a su ejercicio, sino instruirnos en su recto uso. Con nada se ha cometido tantos abusos como con el Sacramento de la Reconciliación, sin embargo, no por eso la Iglesia lo va a suprimir. Algo parecido se podría decir de este don.”

Comparar un Sacramento instituido por Nuestro Señor como el Sacramento de la Penitencia , con el “invento” de la “palabra de conocimiento” para curar enfermos, es insultante para con la Iglesia y para con Jesucristo, su Divino Fundador.

“Algunos opinan que nunca se debería usar este don en público porque es principalmente para descubrir los secretos del corazón, algo así como lo que el Señor Jesús hizo con la samaritana que le descubrió su vida y sus maridos. Creo que esto es una parte de este don, pero no es el único ni principal fin.”

“En la Renovación Carismática se usa mucho para anunciar las curaciones que Dios está haciendo entre su pueblo, causando gran alegría y gozo en el Señor con aumento de la fe. Por supuesto que cuando la palabra de conocimiento descubre elementos de pecado en una persona no debe usarse en público pues traería más descon­cierto que bendiciones.”

“Por este motivo algunos obispos y sacerdotes no quieren que se use este don aunque creen en él. Quizás un criterio para su uso en cada lugar es preguntar qué opina el obispo sobre este don, si no ha dicho nada puede usarse tranquilamente.”

La utilización de este “don” ha sido prohibida por Obispos y sacerdotes, pero los Carismáticos siguen “usando” de él. Es más recomienda preguntar al Obispo, pero si el Obispo no ha dicho nada puede usarse tranquilamente.

Recordemos que esta “visión” de la fe y de Cristo y Su Iglesia, sigue ganando adeptos todos los días gracias a sus promesas, a su éxito en cuanto a cantidad de gente y generosas limosnas, especialmente entre la Jerarquía.

Cuando el error no se combate termina siendo aceptado.

“ 5. Cuándo usarla: ”

“El Evangelio da un criterio para discernir sobre la autenticidad de este don; por los frutos los conocerán Mt 7, 16. Los frutos, los efectos, son la única manera de saber si este don es verdadero o no. Por esta razón son muy importantes los testimonios. De lo contrario parecería como si se manipulara o jugara con la psicología de la comunidad.”

La mentira llevada a cabo por este Licenciado en Psicología es muy grande. Estos supuestos frutos (lo hemos podido comprobar en su visita a San Luis el 13 y 14 de noviembre de 1999) son muy difíciles de rastrear y de seguir. Incluso la gente supuestamente curada, es curada en principio de afecciones no muy comprometedoras. Por ej., una persona que camina con bastón por una artrosis de rodilla, con la utilización de la técnica de reforma de pensamiento y condicionamiento conductual, puede durante algunos minutos no sentir ningún dolor. Pero la enfermedad sigue adelante. Lo que se ha detenido es el mecanismo del dolor, generalmente producida esa interrupción por una crisis de tipo histérico o por un quiebre en las barreras racionales. Estas técnicas de manipulación son explicadas más adelante.

“Los testimonios tienen como fin principal la gloria de Dios, pero también la edificación de la comunidad. Por este motivo, cuan­do se da este don debe haber testimonios que lo confirmen.”

La Renovación Carismática al ser Pentecostalista utiliza los mismos mecanismos que estos sectarios protestantes. Los testimonios ayudan a convencer a algunos “incrédulos”.

Ya hemos visto que para estos manipuladores, el fin justifica los medios (recordemos el perdón a Dios por la carga psicológica), ¿qué barrera moral impediría que utilizaran personas contratadas para “hacer” de enfermos que se sanan?

Total, el fin justifica los medios y muchos viendo estos testimonios y al no saber si son o no verdaderos, pueden creer en Cristo, confesarse, comulgar y enmendar sus vidas.

Nunca jamás es lícito hacer un mal para que provenga un bien.

Y la mentira siempre es un mal.

Y el demonio es el “padre de la mentira”.

“Es muy significativo que Jesucristo al contestar a los enviados de Juan el Bautista si él era el Mesías o había que esperar a otro, se puso a curar enfermos, sanar mancos, a dar vista a los ciegos, a levantar cojos, a limpiar leprosos, a resucitar muertos, a evangelizar a los po­bres, y al terminar dijo: vayan y díganle a Juan lo que ustedes han visto y oído: Mt. 11,4.“

“Esta respuesta de Jesús es un fuerte argumento para probar el valor y el poder de los testimonios como signos de que Jesús es el Mesías que hace maravillas. De la misma manera, los testimonios son muy importantes para probar la autenticidad de la "palabra de conocimiento".”

Si esto fuera de Cristo, si fuera de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, no tendrían necesidad de buscar gente que creyera en este “don”, ni obispos que los autoricen a ejercerlo La Iglesia tiene una indiscutida autoridad de 2000 años. Nunca ninguno de los Santos dudó de los Sacramentos, o de la eficacia de los Sacramentales. Pero sí hay que dudar de estos inventos nuevos.

Basta con asistir a una “EVANGELIZACIÓN”, a una “MISA DE SANACION”, a un “SEMINARIO DE VIDA EN EL ESPIRITU”, para darse cuenta que lo que allí se dice y se hace NO ES LO QUE LA IGLESIA HA HECHO SIEMPRE. No es lo que enseñaron los Santos, ni los Apóstoles, ni Cristo.

¿Alguien puede imaginarse a Santo Tomás de Aquino, San Luis Rey, San Buenaventura, y San Alberto Magno,agarrados de las manos bailando, mientras “rezaban” el Padrenuestro de la Misa ? ¿Alguien se imagina a Santa Teresa de Jesús, a San Juan de la Cruz , a San Vicente Ferrer, asistir a una Misa, con panderetas y hacer palmas para cantar el “Sanctus” ? ¿O a San Juan Bosco y al Cura de Ars, a San Pío X y a Santa Juana de Arco, a San Pío V y a San Martín de Tours en un Seminario de Vida perdonando a Dios ?

Seminaristas de la Fraternidadde Yahweh, en San Pablo, Brasil, parte del movimiento carismático católico, son "movidos por el Espíritu" para bailar el samba. En Brasil, los carismáticos son considerados conservadores. Esto explica el uso de las tradicionales sotanas. (www.statveritas.com.ar)

 

“ 6. Fundamento bíblico: ”

“Jesús usaba a menudo este don: sabía lo que pensaban los es­cribas (Lc 5, 22), la gente (Lc 11, 1 7), los maestros de la ley (Mt 9,4) los murmuradores, etc., A Natanael le revela secretos (Jn 1, 47 48) y a la samaritana su pasado (Jn 4, 16-18).”

“San Pablo se refiere directamente a este don en 1 Cor 12,8: A uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría, a otro, palabra de conocimiento.”

Volvemos al mismo problema. Cristo si bien poseía los siete dones del Espíritu Santo, conocía en cuanto es el Verbo de Dios, Dios mismo, todas las cosas que Dios conoce. Y este conocimiento es de su alma. Por lo tanto es dar vuelta sobre la misma herejía:

Betancourt afirma que Cristo no tenía conciencia de ser el Mesías; que de no haber orado para sanarse hubiera sido una persona sumamente agresiva y ahora dice que el conocimiento que poseía sobrenaturalmente no lo poseía en cuanto era Dios sino como iluminado por este “pseudo-don” que él llama “palabra de conocimiento”.

En la página 108 el Padre Darío Betancourt sigue intentando confundir los verdaderos Dones del Espíritu Santo con los “dones de la Renovación Carismática ”:

“La palabra de conocimiento y el don de sabiduría son dos carismas distintos aunque muy parecidos.” “El don de sabiduría no es más que poner en práctica la palabra de conocimiento.” “La sabiduría consiste en saber qué hacer con la información recibida con la palabra de conocimiento.” “Otros teólogos definen este carisma como un hábito sobrenatural por el cual juzgamos de Dios y de las cosas divinas bajo la acción del Espíritu Santo.”

El don de Sabiduría es el mayor de los dones del Espíritu Santo; el punto más elevado al que puede acceder el alma humana en esta tierra. Sólo se levantan por sobre este don la Visión Beatífica y la Sabiduría increada de Dios que es el Verbo Divino.

Betancourt lo desfigura y ensucia totalmente al mostrarlo como dependiente de este “don” inventado por ellos llamado “palabra de conocimiento”.

El alma que es bendecida por el don de la sabiduría no encuentra gusto más que en Dios y en lo que interesa a su Gloria. Todo lo demás —placeres, honores, riquezas, bienes de esta tierra, salud— le parecen de muy poco precio. No se necesita al poseer este don ningún esfuerzo para convencerse de que fuera de lo que sea amar a Dios y servirle a Él solo, el resto todo es vanidad.

¡Qué diferente es la explicación deforme y sucia que da el Padre Darío Betancourt!

La definición de los “otros teólogos” esta puesta sólo como una forma de supuesta e impropia “amplitud doctrinal”.

Quizás, lo que el Padre Darío Betancourt quiere decir con esta semejanza con las operaciones del Espíritu Santo esté referida a las “gracias gratis dadas” y no a los dones propiamente dichos. Este es específicamente el sentido de aquel pasaje de San Pablo (1 Cor. 12,8) que explicado y analizado por nada más y nada menos que Santo Tomás de Aquino nos descubre absolutamente otra cosa de lo que nos trata de hacer creer Betancourt. Veamos la explicación en “Teología de la Perfección Cristiana ” del P. Antonio Royo Marín OP quien explica las gracias gratis dadas siguiendo al Doctor Angélico:

“La gracia gratum faciens -que es la gracia simpliciter , habitual o santificante- tiene por objeto establecer la amistad sobrenatural entre Dios y nosotros, dándonos una participación física y formal -aunque accidental como es obvio- de la naturaleza misma de Dios. Abarca tres aspectos distintos, aunque inseparables entre sí: la gracia santificante propiamente dicha, las virtudes infusas y los dones del Espíritu Santo”.

“La gracia gratis dada -en cambio- tiene por objeto inmediato o directo, no la propia santificación del que la recibe, sino la utilidad espiritual del prójimo. Y se llama gratis dada porque está fuera no solamente de la potencia natural -que esto es común con la misma gracia santificante-, sino incluso del mérito sobrenatural de la persona que la recibe. Veamos cómo lo expresa Santo Tomás:”

“«La gracia es doble: una por la cual el hombre mismo se une con Dios, y se llama gracia gratum faciens ; otra por la cual un hombre coopera a que otro se vuelva a Dios; y ésta se llama gracia gratis dada , porque está sobre el poder de la naturaleza y se concede al hombre por encima del mérito de la persona. Pero como no se le da para que quede él mismo justificado, sino más bien para que coopere a, la justificación de otro, por eso no se llama gratum faciens . Y de ésta, dice el Apóstol (1 Cor 12 ,7): «A cada uno se le otorga la manifes­tación del Espíritu para común utilidad» , esto es, para utilidad de los demás» (I-II, III.I)”

751. 3. Naturaleza de las gracias «gratis dadas» . -Recogiendo aho­ra la doctrina de Santo Tomás sobre la naturaleza de las gracias gratis dada; esparcida a lo largo de sus obras, podemos precisar los siguientes puntos fundamentales:

1º Las gracias gratis dadas no forman parte del organismo sobrena­tural de la vida cristiana, integrado por la gracia habitual, las virtudes in­fusas y los dones del Espíritu Santo. Ni tienen punto de contacto con la gracia actual, que es la que pone en ejercicio los hábitos anteriores.

2º Son meros epifenómenos de la vida de la gracia, como cosa adya­cente a ella, y que, por lo mismo, pueden darse sin ella.

3º No son ni pueden ser objeto de mérito de “congruos” ni de “condig­no” aun supuesta la gracia santificante. Por eso se las llama por antonomasia gratis dadas.

4º No constituyen un hábito como la gracia santificante, las virtu­des y los dones, sino que el alma las recibe al modo de moción transeúnte.

5º No son intrínsecamente sobrenaturales (quoad substantiam), sino sólo extrínsecamente (quoad modum), esto es, por sus causas extrínsecas, en cuanto que tienen un agente y un fin sobrenaturales. Pero en si mismas son realidades intrínseca y formalmente naturales.

6º Por lo mismo que esas gracias no forman parte de nuestro orga­nismo sobrenatural, no están contenidas en las virtualidades de la gracia santificante, ni el desarrollo normal de esta gracia puede jamás producir­las o exigirías.

7º Las gracias gratis dadas requieren, pues, en cada caso una inter­vención directa y extraordinaria de Dios, de tipo milagroso.

De estas características esenciales que acabamos de señalar se despren­den las siguientes principales consecuencias, que nos interesa destacar aquí:

a) Que sería temerario desear o pedir a Dios estas gracias gratis da­das. Como quiera que no son necesarias para la salvación ni santificación y requieren -muchas de ellas al menos- una intervención milagrosa de Dios. Vale más un pequeño acto de amor de Dios que resucitar a un muerto.

b) Que la causa instrumental de que Dios se vale para producir tales hechos milagrosos -el hombre- no necesita estar unida sobrenaturalmente con El por la caridad, ni mucho menos ser un santo.

e) Que estas gracias gratis dadas no santifican de suyo al que las recibe, el cual puede recibirlas en pecado mortal y permanecer en él después de recibidas.

d) Que esas gracias no se ordenan de suyo al bien del sujeto a quien se conceden, sino al provecho de otros y edificación de la Iglesia.

e) Que por lo mismo no es menester que todos los santos estén ador­nados con las gracias gratis dadas, puesto que son independientes de la san­tidad. De hecho, muchos santos no las tuvieron. San Agustín expone muy bien la razón cuando dice que Dios no ha querido ligar necesariamente es­tos dones milagrosos a la santidad para no dar pie a la flaqueza humana a hacer más caso de estas cosas que de las buenas obras que nos merecen la vida eterna.

Es preciso, sin embargo, no exagerar demasiado esta doctrina. Es cierto que la gracia habitual o santificante se ordena de suyo a santificar al que la recibe y que las gracias gratis dadas se ordenan de suyo al provecho del prójimo. Pero no hemos de olvidar que cualquier gracia de Dios -teológicamente considerada- se ordena en último término a la salvación eterna, ya sea intrínsecamente y por su propia entidad, ya extrínsecamente por especial disposición de Dios. La suave providencia de Dios, que se adapta maravillosamente a la naturaleza de las causas segundas, pide que unos hombres sean ayudados por otros en el magno negocio de la salvación eterna. Para esto, empero, se requiere la gracia. De ahí el doble género de gracias: unas que primo et se se ordenan a la propia salvación y santificación del que las recibe, y otras que primo et se se confieren para procurar la salud de los demás. Pero esto no es obstáculo para que la gracia habitual se dé de tal manera para la santificación del que la recibe, que pueda y a veces daba re­dundar en beneficio de los demás. Y, al contrario, las gracias gratis dadas, aunque de suyo se den para utilidad de los demás, puede y debe el que las recibe o ejercita utilizarlas también para intensificar su propia vida espiritual. Esto no pertenecerá de suyo al fin primario de esas gracias, pero sí indudablemente a su fin secundario. ¿Qué duda cabe, por ejemplo, que al resucitar a un muerto con el poder de Dios experimentará el taumaturgo un verdadero estremecimiento de admiración y de estupor, que llenará su alma de sentimientos de adoración y reverencia ante la majestad y el poder infinito de Dios? He aquí de qué manera la gracia gratis dada, que se ordenaba de suyo a la utilidad de los demás -en este caso, del muerto resucitado y de los que presenciaron el milagro-, vino a redundar secundariamente en provecho del que la ejecutó como instrumento de Dios.

Suárez expone muy bien esta doctrina en su tratado De gratia. He aquí sus palabras:

«Hay que añadir que la gracia gratum faciens se da de tal manera en provecho del que la recibe, que puede también, y debe, redundar y ejercerse para utilidad de los demás. Y, al contrario, las gracias gratis dadas, aunque se dan para utilidad de los demás, sin embargo, puede y debe el que las recibe procurar con su uso la propia utilidad y pro­vecho espiritual»

Tanto es así, que de hecho -ya hemos examinado la cuestión de iure- sólo en los grandes santos suelen resplandecer estas gracias gratis dadas, siendo más que rarísimo encontrarlas en almas imperfectas, y mucho me­nos todavía en los grandes pecadores, aunque esto no sea imposible teóricamente”.

“Como base fundamental hay que partir da la clasificación de San Pablo. Escuchemos, ante todo, las palabras del gran Apóstol en su primera epístola a los fieles de Corinto:

«Y a cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para común utilidad. A uno le es dada por el Espíritu la palabra de sabiduría; a otro la palabra da ciencia, según el mismo Espíritu; a otro fe en el mismo Espíritu; a otro don de curaciones en el mismo Espíritu; a otro operaciones da milagros; a otro profecía, a otro discreción de espíritus, a otro género de lenguas, a otro interpretación de lenguas. Todas estas cosas las obra el único y mismo Espíritu, que distribuye a cada uno según quiere» (1 Cor. 12,7-11)

Santo Tomás -y con él la mayoría de los teólogos- aceptan reverentes la nomenclatura y clasificación del Apóstol y se esfuerzan en justificarla filo­sóficamente. No faltan, sin embargo, teólogos que piensan que San Pablo no ha tenido intención de formular una enumeracion completa y rigurosa de todas las gracias gratis dadas existentes o posibles.

Específicamente hablando ya de algunas de las gracias gratis dadas dice lo siguiente:

754 b) Palabra de sabiduría La “sabiduría” se toma aquí por un conocimiento sabroso da las cosas eternas lo mismo que en el don del Espíritu Santo del mismo nombre. Pero se distinguen en que la sabiduría don es un gusto experimental de las cosas divinas percibido tan solo por el alma que lo experimenta, mientras que la sabiduría gracia gratis dada (palabra de sabiduría) es la aptitud para comunicar a los demás por la palabra esta impresionabilidad sobrenatural de manera que les instruya, deleite y conmueva profundamente. Es la facultad de explicar a los fieles la “sabiduría” de la religion cristiana; esto es, los altísimos misterios de la Trinidad , Encarnación, Redención y predestinación, como el mismo San Pablo solía hacerlo.

Este es el carisma propio y característico de los apóstoles y el que resplandecía en ellos con preferencia a todos los demás de que estaban ador­nados. Pero, salvando las distancias, puede entenderse también de los após­toles en sentido más lato y universal. Por lo cual no faltan autores que identifican este carisma del sermo sapientiæ con el don que suelen llamar de apostolado.

755. a ) Palabra de ciencia. La “ciencia” es la gracia que propone y hace gustar al alma las verdades divinas por medio de razonamientos, que muestran su armonía y su belleza, y por medio de analogías y ejemplos to­mados de la naturaleza, que ayudan a entenderlos. Es la facultad de comu­nicar y demostrar las verdades de la religión cristiana de tal manera, que todos, aun los más rudos, puedan entenderlas y retenerlas. Entre la gracia gratuita de «ciencia» y el don del mismo nombre existe la misma relación que entre la gracia gratuita, palabra de sabiduría, y el don de sabiduría. El don es para el alma que lo recibe, la gracia gratuita es para la instrucción y edificación del prójimo. Oigamos a Santo Tomás, que lo dice así expresamente:

«La sabiduría y la ciencia no se cuentan entre las gracias gratis dadas en el sentido en que se enumeran entre los dones dal Espíritu Santo, o sea en cuanto que el alma se dispone convenientemente para ser movida por el Espíritu Santo en orden a las cosas pertenecien­tes a la sabiduría y a la ciencia...; pero se cuentan entre las gracias gratis dadas en cuanto importan cierta abundancia de ciencia y sabi­duría, de tal modo que el hombre pueda no sólo saborear rectamente las cosas divinas en si mismo, sino también instruir a los otros y convencer a los contradictores. Y por eso se pone significativamente entre las gracias gratis dadas la palabra de sabiduría y la palabra de cien­cia, porque, como dice San Agustín (De Trinitate 1.14 c.I ad med.), una cosa es conocer solamente lo que el hombre debe creer para al­canzar la vida eterna, y otra conocer cómo puede esto mismo apro­vechar a los buenos y defenderse contra los malos» (I-II, III, 4 ad 4)

Este carisma palabra de ciencia solían tenerlo comúnmente los doctores, de que habla el Apóstol después de nombrar a los apóstoles y a los profetas (1 Cor 12,28 ). Los doctores eran distribuidos en la primitiva Iglesia por las ciudades y aldeas; allí residían, y tenían la facultad da explicar de una ma­nera apta y conveniente a los catecúmenos y neófitos las verdades de la fe cristiana cuyo conocimiento era nacesario para todos. Sin embargo, el oficio de los «doctores» era distinto del ordinario ministerio eclesiástico, aunque también a los mismos ministros ordinarios de la Iglesia incumbía el oficio da enseñar y exhortar a los fieles.

Pero es preciso advertir que cuando la santidad interior acompaña a las gracias exteriores, esto es, cuando en lo íntimo del alma han alcanzado los dones del Espíritu Santo proporciones extraordinarias, se pueden conside­rar las gracias gratuitas de «sabiduría» y de «ciencia» como una irradiación y extensión de los dones del Espíritu Santo del mismo nombre. O, si se quiera, podemos decir que, en tanto que procuran la santificación del alma que las recibe, la «sabiduría» y la «ciencia» son dones del Espíritu Santo; y pasan a ser gracias gratis dadas en cuanto concurren a la edificación del prójimo. Oigamos a Suárez exponer esta doctrina:

«A veces puede consistir esta ciencia y sabiduría en los dones del Espíritu Santo en grado muy perfecto, que en si, son dones que per­tenecen a la gracia gratum faciens, pero cuyo uso para utilidad de los demás puede referirse a las gracias gratis dadas»

No se trata obviamente de la verdadera palabra de sabiduría. Tampoco de la palabra de ciencia. No figura absolutamente nada de lo que menciona Betancourt como “baño de luz” o “palabra de conocimiento” en ningún lado y por lo tanto es una “doctrina” inventada y no es de la Santa Iglesia Católica

 

¿Como sana Dios?: ¡La autosugestión!

En el Capítulo 9 llamado COMO SANA DIOS, (Pág. 116) podemos descubrir que el Padre Darío Betancourt reconoce utilizar, en nombre de Dios, claro, los poderes de la autosugestión.

“Un elemento que Dios usa a veces para nuestra curación es la autosugestión.”

“En un ambiente de fe y oración Dios puede hacer crecer y aumentar nuestra “sugestión” hasta el nivel de curarnos, ya sea por la palabra ungida del predicador, un testimonio, el ambiente de fe, la música, etc. En muchas oraciones de sanación hay gente que se cura por este medio...”

“Aunque sea por sugestión, Dios no pierde su crédito; no se echa a perder la curación. “

“¿Qué importan los medios usados por Dios si el enfermo recuperó la salud?”

Esta evidencia que pone de manifiesto el Padre Darío Betancourt, no hace más que confirmar los supuestos que hemos venido desarrollando a lo largo de este trabajo.

A través de la sugestión, puede haber curación. Pero también puede, sin haber curación, haber “síntomas” de curación, sensaciones de curación. O por lo menos se puede reconfortar a alguien, haciéndole creer, predisponiéndolo, a que muy pronto se curará.

Los efectos van desde “curaciones” psico-somáticas (la menor cantidad de casos); “disminución pronunciada de la sensación del dolor” pero sin curación de ninguna clase; “mejoramiento leve” estimado por el “adepto”.

En este último caso se dan la mayoría de los “testimonios” que luego son exaltados, ampliados o disimulados.

El ejemplo más claro es el de los problemas visuales. Al momento de hacer la supuesta curación; el predicador, comienza a hablar exponiendo las comunicaciones recibidas desde el plano “sobrenatural” (palabra de conocimiento). Dice algo como esto:

La inmensa mentira operada por condicionamientos y manipulación psíquica

“El Señor Jesús ha sanado a una persona que tiene los ojos enfermos; esa persona todavía no se ha dado cuenta. Tápense el ojo sano todos los que tienen problemas de visión. Hay alguien a quien el señor ha sanado; diga quien es; no tenga vergüenza, ni miedo. El señor ha curado a alguno de los ojos que los tenía malos... Quien es salga, no tenga miedo, tápese el ojo sano, y se dará cuenta que ve, que está viendo por el ojo enfermo.”

Podemos notar claramente cómo nadie se ha dado cuenta todavía de estas “maravillas” que el predicador va narrando. La tensión aumenta en el auditorio, pero nadie sale; de pronto, alguien levanta la mano. No está entre los primeros ubicados, es decir, entre los enfermos más graves; sale de entre la multitud.

Se acerca al escenario entre los gritos del predicador, los asistentes del predicador y los llantos emocionados de aquellos que han sido preparados durante una larga jornada para “sanarse”. Al subir al escenario, esta persona, visiblemente conmocionada, se aferra, abraza, toca al predicador. El predicador, sonriendo, recita sus “mantras” o palabras clave de descarga psicológica: “Aleluya” “¡Gloria a Dios!”, “¡Gracias Jesús!” La tensión llega al máximo: “EL SEÑOR HA OBRADO”. Un “milagro” ha ocurrido.

Diálogo entre el predicador y el “sanado”:

- ¿Que tenía Ud.? ¿Usted no veía de ese ojo?

Respuesta:

- “Si. Veía pero mal! ¡Ahora veo un poco mejor! ¡Veo mejor!

Predicador:

- ¡Aleluya! ¡Gracias Jesús!

Esto es lo que se opera en los “maravillosos testimonios” recogidos por la Evangelización del Padre Darío Betancourt. No es una curación de un ciego, es una “supuesta mejoría” de alguien. Mejoría, no curación. Claro está que es muy difícil poder establecer que la mejora es real y no simple “contagio histérico” y “necesidad de sentirse curado”.

¿Quién puede evaluar cuánto veía antes y cuánto ve ahora?

Lo mismo ocurre con el recurso a los bastones: alguien que va a estas reuniones carismáticas con un bastón, es obvio que camina.; podrá tener dificultades, pero no está paralítico. Caminar, camina.

De pronto y ante la insistencia del predicador, alguien levanta un bastón:

“¡No podía caminar, el dolor de la rodilla era muy fuerte. Ahora no siento dolor!”

Predicador dice:

“ALELUYA” “¡Gracias Jesús!”

Ya demostraremos lo que en verdad ha acontecido con este “dolor” que ya no está; pero no es un milagro.

 

La demostración más certera de cuanto esgrimimos es que el propio Padre Darío Betancourt dice utilizar la sugestión. Poco habría de malo en ello, si no hubiera un engaño. Pero para incrementar la sugestión, especialmente en un auditorio, siempre hay un engaño; el engaño aquí no es un simple e inofensivo “placebo” sino que por el contrario, se juega con el bien mayor: la fe.

Se engaña a la gente prometiendo milagros y distorsionando la realidad de la fe.

Como hemos analizado hasta aquí, los principios doctrinales por los que se rigen el Padre Darío Betancourt y la Renovación Carismática distan mucho, muchísimo, de ser los de la Iglesia de Cristo.

El Padre Darío Betancourt, sin pudor de ninguna clase, también confirma nuestras sospechas:

“¿QUÉ IMPORTAN LOS MEDIOS USADOS POR DIOS SI EL ENFERMO RECUPERÓ LA SALUD? ”

No le importan los medios; como hemos dicho antes, para Betancourt el fin justifica los medios. Alguien podrá objetar que él habla de los medios usados por Dios, pero no debemos olvidarnos de todo lo anterior que ha sido expuesto.

El Padre Darío Betancourt y los que se encuentran activamente trabajando en la Renovación Carismática, se autoconsideran ungidos, con dones y carismas, distintos del resto de los católicos, de modo que “los medios” son ellos mismos. Luego la conclusión es que es válido hacerle creer a la gente cosas que no son en verdad, para que se sugestionen y se curen.

Aún en el supuesto caso de que el Padre Betancourt, no tuviera tantos y tan graves errores doctrinales, sino que por el contrario predicara todo como debe ser, pero empleando las técnicas y las premisas que bajo el apelativo de “autosugestión” utiliza, obviamente merecería la más grave condena.

  NUNCA EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS.

Pero mucho más grave es que además de todo esto, predica un Cristo que no es el que ha predicado siempre la Iglesia fundada por Nuestro Señor, es decir: un Cristo distinto, un Evangelio distinto.

Y ya sabemos lo que dice la Palabra de Dios:

“Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os prediqué, que habéis recibido y en el cual permanecéis firmes, por el cual también sois salvados, si lo guardáis tal como os lo prediqué... Si no, ¡habríais creído en vano!” (1Co 15:1-2)

“Me maravillo de que abandonando al que os llamó por la gracia de Cristo, os paséis tan pronto a otro evangelio —no que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren deformar el Evangelio de Cristo— Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema! Como lo tenemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema! Porque ¿busco yo ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O es que intento agradar a los hombres? Si todavía tratara de agradar a los hombres, ya no sería siervo de Cristo.” (Gal 1:6-10)

El Señor también nos previene sobre los “falsos profetas” que predican “falsos cristos” y sobre los “prodigios”, “curaciones” y pseudomilagros que acompañarán las manifestaciones de esos falsos profetas, que incluso expulsarán demonios en Su Nombre:

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis. ¡No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declarará: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" (Mt 7:15-23)

Queda claro que aunque la operación por el Nombre bendito de Nuestro Señor es eficaz, no lo es para la salvación de aquellos que operan al modo de Betancourt y sus acólitos, aunque empleen el Nombre de Cristo.

“Surgirán muchos falsos profetas, que engañarán a muchos. Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará. Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará”. (Mt 24:11-13)

La perseverancia es mantenerse en la doctrina que nos fue enseñada por los Apóstoles y por la Iglesia siempre y de la misma manera, es decir fiel a las enseñanzas de su Divino fundador: Cristo Jesús.

“Pues surgirán falsos cristos y falsos profetas y realizarán señales y prodigios con el propósito de engañar, si fuera posible, a los elegidos. Vosotros, pues, estad sobre aviso; mirad que os lo he predicho todo”. (Mc 13:22-23)

Otro dato importante del pasaje de la página 116 que hemos transcripto más arriba, es que este grupo necesita permeabilizar al auditorio a través de estimulación sensible, especialmente a través de la música.

La música tiene la particularidad de insertarnos códigos y mensajes que no son manejables a voluntad. Sus ritmos, cadenciosos en algunos momentos y en otros como salvajes y muy rítmicos, corresponden a esta permeabilización que se realiza con el fin de manipular la capacidad de discernimiento crítico de la gente.

Es muy notorio que para el momento de comulgar, las canciones que se utilizan son tipo canciones de cuna , produciendo de ese modo una gran emoción.

Sumemos un poco:

El predicador ha sido hecho creíble gracias a una muy bien orquestada campaña previa.

La tensión se ha ido acumulando a través de las promesas y testimonios que en los días previos los encargados locales han disparado desde los medios de comunicación.

Incluso las cifras engañosas de la cantidad de gente que asistirá al evento (miles, claro está) colabora para aumentar la tensión en los que esperan “sanación”.Estadísticas, pruebas y testimonios que nunca pueden ser corroborados.

Sumemos algo más: los preparadores locales (servidores) se encargarán de inventar alguna“persecución” de una fuerza diabólica que “no quiere que el predicador se haga presente”.

Resultado: la gente que va ya está predispuesta en un alto grado, al llegar al estadio (nunca es una Iglesia) se ve potenciada en su carga emocional a través de canciones y melodías que han sido estudiadas para tal fin.

El cansancio, la espera, la tensión, las condiciones, la sensibilización, la superstición y la falsa devoción están trabajando a toda máquina.

Es fácil determinar que un público en estas condiciones es campo seco para las llamas de cualquier orador con un poco de experiencia. Pero Betancourt no tiene “un poco de experiencia”, ya que él conoce a la perfección estas técnicas, y como Psicólogo conocerá obviamente muchas más de las que hemos tratado de explicar aquí.

¿Buscan los Carismáticos y Betancourt que la gente se cure de sus dolencias? ¿O buscan los “testimonios”para poder crecer con más fuerza como grupo para tener más credibilidad? ¿Será este el motivo de la utilización de todo este engaño?

¿O hay algo más que no alcanzamos a descubrir?

Algo de lo acontecido en la “Evangelización” del 13 y 14 de noviembre de 1999 en San Luis Argentina, la única que he presenciado directamente, me llamó la atención profundamente y confirma ampliamente lo que aquí hemos expuesto:

Dice el Padre Darío Betancourt:


“Me gusta hacerlos reír, por eso cuento chistes. Me gusta mucho verlos reír; ¿saben por qué me gusta hacerlos reír? Porque al reírse oxigenan mejor los pulmones, la sangre por lo mismo se oxigena mejor y ustedes están más atentos y no se duermen”.

No quería hacer reír a los enfermos por alegrarlos, sino para utilizar una técnica que permitía que la gente estuviera más atenta a lo que él venía a decirles y a enseñarles. Todo está meditado, aprendido, estudiado hasta en los más ínfimos detalles; el show está muy bien montado; cada gesto, cada actitud, cada movimiento tiene un por qué.

El "sanador" de San Luis, P. Miguel Angel Santurio

En la página 136 explica Betancourt cómo se hace una oración por la sanación interior; el punto B de este pasaje, dice:

“Usar la imaginación ”

Debe ser una oración muy imaginativa y positiva. Santa Teresa de Jesús insiste en la necesidad de ver al señor Jesús de una manera muy humana junto a sí. Es recomendable verlo resucitado con sus llagas, algo así como se apareció a los apóstoles el día de su resurrección. Parece que no es muy conveniente imaginarlo crucificado y colgado de la cruz para esta oración de la sanación interior.”

Insistimos en que este tipo de operaciones de la imaginación pueden ser sumamente peligrosas. ¿Cuál será la razón para que no sea “conveniente” imaginar al Señor “colgado” de la Cruz ? ¿Por qué la negación del Señor en su sufrimiento reparador?

Escuchemos al Padre Antonio Royo Marín en su Teología de la Perfección Cristiana (BAC pág. 333):

“La comodidad moderna y el amor propio humillado ante la propia cobardía podrán lanzar nuevas fórmulas e inventar sistemas de santificación cómodos y fáciles, pero todos ellos están inexorablemente condenados al fracaso. No hay más santificación posible que la crucifixión con Cristo. De hecho todos los Santos están ensangrentados. Y San Juan de la Cruz estaba tan convencido de ello, que llegó a escribir estas terminantes palabras: “Si en algún tiempo, hermano mío, le persuadiere alguno, sea o no prelado, doctrina de anchura y más alivio, no le crea ni abrace, aunque se la confirme con milagros , sino penitencia y más penitencia y desasimiento de todas las cosas. Y jamás, si quiere llegar a poseer a Cristo, le busque sin la Cruz ” (Carta al P Juan de Santa Ana nº 23 en la 2º ed. BAC pág 1322)

Este tipo de técnicas visuales e imaginativas nos puede llevar a tener apreciaciones muy subjetivas acerca de las realidades eternas . Además como hemos ya dicho, forman parte de las técnicas de autohipnosis que son propuestas por los Métodos de Control Mental, más precisamente por uno de ellos (el Silva), que fomenta este tipo de técnicas de uso de la imaginación, visualización como en una pantalla, etc. y que son altamente nocivas para la salud mental y, obviamente, para la salud espiritual.

Se nota en este último tiempo un crecimiento impresionante de la New Age , de la que algunos sacerdotes son “seguidores” y “adoctrinadores” (creemos que en muchos casos sin saberlo, sino que siguen los impulsos de la gente que les pide tal o cual enseñanza en la parroquia, y con el afán de tener éxito hacen este tipo de concesiones).

El ejemplo más claro de esto son las Parroquias en las que se enseña Yoga o directamente Control Mental.

Betancourt no se queda atrás.

Esta espiritualidad del hombre dirigida a un Super hombre y no a Dios es la característica de esta “suma de las herejías” que se conoce como New Age actualmente, pero que hunde sus raíces en el modernismo, el liberalismo, el comunismo, las doctrinas orientales, el espiritismo, el ocultismo y el satanismo.

Hemos notado, a lo largo de este trabajo, cómo el Padre Betancourt utiliza estas técnicas y posee una ideología antropocentrista y, a pesar de hablar de Dios en todas ellas, en verdad no invocan al Dios verdadero, sino al hombre como centro y único objeto de los supuestos prodigios de curación, de la aparente sabiduría de estos exponentes, y de las ciencias profanas, puestas en realidad al servicio de los engaños más infames.

Un ejemplo más de esto es el que está en la página 144, donde bajo el subtítulo de ORACIÓN POR LAS PERSONAS DIFÍCILES, punto C del tema: ORACIÓN POR SANACIÓN FÍSICA, dice Betancourt:

“Esta oración se puede hacer por personas ausentes y no se necesita pedirles permiso.”

“Es muy conveniente orar por ellos mientras duermen. El consciente es la parte de nuestro ser por medio del cual nos damos cuenta de todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Cuando dormimos esta parte queda como muerta y el subconsciente permanece activo.”

“Cuando oramos por una persona dormida, la oración llega hasta el subconsciente, sin impedimento del consciente, que es la parte con que la persona se opone a recibir la oración.”

Este párrafo explicita lo que hemos venido sosteniendo: esta oración que sigue la técnica que nos indica Betancourt, no es una oración de “súplica a Dios” ; esta oración pretende ser efectiva por sí misma, por nosotros mismos . Ya no se necesita a Dios; es nuestra mente, la que, si se utiliza bien la técnica, consigue la curación y recuperación de un enfermo, vicioso, e incluso ¡defectuoso o minusválido!

Si le estuviéramos suplicando a Dios que por su Bondad y Misericordia se digne a curar a un ser querido... ¿¡Qué importancia podría tener que éste estuviera durmiendo!? NINGUNA.

A Dios no le impide que una persona esté despierta, el acto de curarla o bendecirla especialmente, como no le favorece el hecho de que una persona esté dormida, y de éste modo podrá Dios actuar en el “inconsciente” o “subconsciente”. Esto es ridículo.

Nadie que esté enfermo se negaría a estar sano; al menos nadie cuerdo. Y el demente, al menos de la demencia querría salir. De modo que no hay posibilidad lógica de que quien sufre una dolencia de cualquier especie, se oponga a que Dios lo sane.

Para explicar lo que sucede aquí, debemos adentrarnos en algunos conocimientos del método denominado CONTROL MENTAL, mediante el cual se podría tener acceso a zonas de nuestra mente y de la de los demás con el objeto de curarlos, y hasta controlarlos.

 


MANIPULACIONES PSIQUICAS DEL

MOVIMIENTO CARISMATICO

 

 

Juzguemos el Movimiento Carismático como una de las orientaciones más peligrosas de la Iglesia en nuestro tiempo, estrechamente ligado en espíritu con otros movimientos destructivos y separadores que amenaza con grave daño a su unidad y a innumerables almas” Arzobispo Robert Dwyer (Christian Order, mayo 1995, pág. 265).

 

 

El Control Mental

Para adentrarnos en la gran mentira diabólica del Control Mental, utilizaremos el trabajo del especialista ALBERTO HORACIO ÁVILA (psicólogo social) en su trabajo “LOS PELIGROS DEL CONTROL MENTAL” de la Serie TERCER MILENIO, (Ed. Claretiana 1993) serie dirigida por Monseñor Héctor Aguer, por entonces Obispo Auxiliar de Buenos Aires, obra que cuenta con su Censura Eclesiástica y con el Imprimatur de Mons. Dr. Eduardo Mirás Vicario Gral del Arzobispado de Bs As en 1992.

Debemos recordar antes de ingresar de lleno en este tema que el autor va a hablarnos de Control Mental, no de los Carismáticos o de Betancourt. Nosotros, habiendo estudiado precedentemente los textos del Padre Darío Betancourt, deberemos realizar la correspondiente concordancia con lo que bajo el título de Control Mental aquí se expone. Debido a que muchas concordancias podrán pasar desapercibidas, resaltaremos con negritas las partes que estas técnicas de manipulación del pensamiento, que es el Control Mental, tiene con lo que el Padre Darío Betancourt nos quiere hacer creer que la Iglesia ha practicado siempre.

El Lic. en Psicología y especialista en sectas, Presidente de la Fundación SPES, José María Baamonde es quien prologa el libro y dice entre otras cosas sobre los “cursos de Control Mental”:

“Estos cursos prometen solucionar todos los problemas y sirven, según sus mentores, para agilizar el estudio, desarrollar la memoria, triunfar en los negocios, arreglar matrimonios (que generalmente después del curso se desarreglan aún más), vencer adicciones de cualquier tipo , adelgazar, dominar poderes supuestamente paranormales , realizar viajes astrales, diagnosticar enfermedades de personas que no conocemos y luego tratarlas terapéuticamente, comprarse un automóvil, encontrar al “Dios interior”, vivir en armonía con el cosmos ..., en fin, la Biblia y el calefón.”

“Esto que podría generar una sonrisa, culmina en algunos casos, en tragedias . Como bien explica el autor de la presente obra, el Control Mental como tal, no existe, sino que se implementan técnicas de sugestión hipnóticas, con los consecuentes riesgos psicofisiológicos que el uso indiscriminado de las mismas puede provocar entre los cursantes.”

“Otro elemento importante a tener en cuenta es que cada vez son más las sectas, especialmente las de tipo “psicoterapeutico” o de “rehabilitación personal”, que para el reclutamiento de nuevos adeptos ofrecen, en un proselitismo engañoso, la posibilidad de estos cursos, iniciando a la persona en un camino que, a veces, no tiene retorno.”

“Lamentablemente los promotores de estas técnicas se cuidan mucho de mencionar estos peligros y sólo hablan del “poder ilimitado de nuestra mente” Y “cómo dominarla a nuestro antojo”. “Quizás por esto último el subtitulo ideal del control mental sea el "...Y seréis como Dioses" del Génesis . La primera y más antigua de las tentaciones sigue teniendo hoy toda la vigencia que tuvo en el principio de los tiempos.”

Podemos ya ver aquí los elementos en común con lo que hemos venido viendo en los libros del Padre Darío Betancourt con respecto a la curación y muy especialmente en el último párrafo. Todo ocurre por el poder de la oración hecha por mí. No como intercedora, sino como algo eficaz, en cuanto que yo lo deseo y quiero.

“Con seguridad es dificil que el lector no haya oído hablar sobre Control Mental o Poder Mental a través de autores internacionales y nacionales como José Silva, Lauro Trevisán, El Dr. Las Heras o el Prof. Lotitto.” “El salvaje capitalismo, con su decadente materialismo, la falta de objetivos, la falta de credibilidad en las iglesias históricas, han favorecido y fomentado el retorno de los “brujos”. “Ofertan una mercancía apetecible: esoterismo, mantras, nuevos y mejores estados de conciencia, experiencias místicas , paraísos prometidos . Las técnicas y métodos utilizados en los cursos son para dominar y poseer al estudiante o adepto, cuyas características más sobresalientes son las de ser personas frustradas social o personalmente, con problemas de salud, debilitadas emocionalmente . Personalidades que la mayoría de las veces lindan con la psicopatología son seducidas por la panacea de estos “mercaderes de ilusiones”

“Asistimos a una oleada de interés por liberar el potencial que posee nuestra mente, en búsqueda de supuestos poderes mágicos ocultos.” “Esa tendencia masiva borra el sentido crítico y fomenta el pensamiento mágico convirtiendo a las personas en seres vulnerables a la explotación e incluso, como veremos, haciendo peligrar su estabilidad psíquica.” “Toda esa oleada surge de la exploración, durante los últimos años, de ese potencial de la mente humana y de los “estados alterados de consciencia" (EAC).”

“Paradójicamente, esta avidez científica por la mente y sus potencialidades procede del uso masivo de drogas (las drogas denominadas dilatadoras de la mente, tales como la mescalina, el LSD, o dietilamida del ácido lisérgico).” “Miles de jóvenes se entregaron, allá por los años 60, a la experiencia de "dilatación de la mente" con alucinógenos. Estas drogas proporcionaron a muchos experiencias visionarias y místicas, revelaciones de indescriptible belleza, colores, dimensiones y forma; momentos de asombrosa comprensión, de compasión, de amor.”

“Todos, hoy conocernos el triste resultado de estas “magníficas experiencias". Finalmente, las experiencias con estas drogas «Psicodélicas" se interrumpió y su tenencia se convirtió en un delito.” “En ese contexto, surgió la idea de que los mismos estaban relacionados con muchas de las teorías y sentimientos que líderes espirituales habían intentado e intentaban hacer comprender a sus seguidores.”

“El interés por las filosoflas religiosas orientales aumen­tó la curiosidad por la meditación y cuanta técnica de miramiento interior surgiera, adquirió un nuevo significado.” “Se inició así un nuevo tipo de exploración: la búsque­da de nuevos "estados de consciencia" presuntamente más elevados y beneficiosos, esperanzados en que no fuera ne­cesario el uso de drogas para alcanzarlos.”

“Parecía que, al fin, el místico oriente tenia algo que ofrecerle al materialista occidente.”

“Toda esta tendencia se vio reforzada por los informes de investigadores que hablaban sobre los logros de meditadores de la India, China y Japón. Entrando en un estado de consciencia "especial", demostraban un extraordinario control de algunas funciones fisiológicas. Variaciones a voluntad de la frecuencia cardíaca, de la temperatura corporal, de la presión arterial, de procesos digestivos, etc.”

“Es así cómo el terreno se va preparando y los “mercaderes de ilusiones", siempre dispuestos, mezclan y unifican, a "gusto del consumidor" , cada una de estas cosas, para lograr uno de los productos más “vendibles" de los últimos tiempos, el "Control Mental". Una mezcla de misticismo oriental con la tecnología de occidente.”

Es indudable que al hablar de “gusto del consumidor” nos encontramos con esa adaptación a la que hemos hecho referencia anteriormente, tanto de la Renovación Carismática, quienes trataron de adaptarse al Catolicismo, para luego protestantizar a los católicos, como de sus líderes, como el Padre Darío Betancourt, quienes mezclan todas las técnicas y ofrecen a los Obispos y Sacerdotes un producto “casi católico” , el que secundado con la terrible apostasía que se vive en todo el mundo hace creer fácilmente que es un revivir, un revitalizarse de la Iglesia de Cristo, cuando, analizando los dichos y escritos de estos “sacerdotes” nos damos cuenta que en verdad está muy lejos de ser un reverdecimiento de la fe, sino que por el contrario nos encontramos con una demolición sistemática.

“Se sabe oficialmente que gobiernos como el de los EEUU, a través de la CIA, ha desarrollado varios proyectos de “Control Mental” con el bjetivo de manipular la coluntad de los seres humanos. Las técnicas fueron aplicadas a miles de personas en hospitales militares, clínicas privadas y penitenciarías.”

“Los campos de experimentación incluían la pérdida de la memoria, la creación de dependencias, alteración de la conducta sexual, las diversas formas de sugestión, el desarrollo de percepción extrasensorial .”

“Parecería que estuviéramos hablando de ciencia ficción pero no es así.”

Aparecen las claves de nuestra unificación: la “sugestión” que afirma utilizar en sus técnicas el Padre Darío Betancourt y por otro lado el desarrollo de la percepción extrasensorial, de manera ilusoria como por ej. en las técnicas de “baño de luz” y “palabra de conocimiento” con las supuestas telepatías con Nuestro Señor.

“Con respecto a los orígenes de lo que hoy conocemos como Control Mental en nuestro país, se origina como una de tantas técnicas de meditación y que, paulatinamente, va incorporando elementos esotéricos y pseudo espirituales , logrando una “melange” pseudo científica y psico–religiosa .”

Es importante bucear en el mito que se denomina “CONCIENCIA ALFA” o “ESTADO ALFA”. Los orígenes se mezclan entre los extraídos del ámbito científico e ideas supersticiosas derivadas del ocultismo y el esoterismo.

“El mito de la “Conciencia Alfa” comienza formándose a partir de un elemento científico: las investigaciones en electroencefalografía sobre los estados alterados de conciencia, que comienzan en la década del '50. Entre otras cosas se pretendía investigar el sueño, los estados hipnóticos y otros estados alterados de conciencia (EAC)”

“Así comienzan a estudiarse las llamadas “ondas mentales” que están directamente relacionadas al hecho de que el cerebro se comporta como un instrumental eléctrico produciendo pequeñas corrientes que varían según los estados de la mente.”

“El elecroencefalograma recoge las distintas señales eléctricas que produce el cerebro y permite un posterior análisis.”

De este modo se llega con el tiempo a la clasificación de estos patrones de ondas:

“Ondas alfa: se las observa en sujetos despiertos con los ojos cerrados, en reposo físico y mental. Es decir, el ambiente debe ser confortable y relativamente libre de estímulos. En otras circunstancias, en sujetos normales, se pueden registrar ondas alfa, por ejemplo en las primeras etapas del sueño o durante una anestesia general muy ligera. Puede estar ausente en ciertos sujetos normales. Puede, asimismo, ser muy amplio, permanente o aparecer con los ojos abiertos en ciertas condiciones.”

Recordemos aquello que nos decía el Padre Darío Betancourt en la pág. 80 sobre COMO SE HACE EL BAÑO DE LUZ. Allí dice Betancourt: SE NECESITA ANTE TODO UN LUGAR TRANQUILO QUE INVITE A LA ORACIÓN... ES MUY IMPORTANTE CALMAR EL ESPÍRITU PARA ENTRAR EN ORACIÓN. Podríamos pensar que lo que Betancourt quiere lograr es, según el Control Mental, un ámbito propicio para que se generen las Ondas Alfa.

El resto de las ondas que se registraron son: Ondas Beta, que se registran en el individuo despierto, en actividad; las Ondas Delta: que se observan en los primeros años de edad, durante el sueño profundo y la anestesia general. Fuera de esos estados la aparición de ondas delta es signo de estado patológico. Finalmente aparecen las Ondas Theta, que se registran durante el sueño y se interrumpen en ocasiones por estados penosos.

“De estas investigaciones se desprendía la relación que existía entre la producción de ondas alfa y su asociación a estados subjetivos de sensaciones de paz, relajación, tranquilidad, etc. Un psiquiatra norteamericano, Joe Karniya, se abocó a la investigación de la posibilidad de enseñarle a las personas a distinguir sus propios ritmos mentales, a reconocer los ritmos alfa de los ritmos beta. En su búsqueda experimentó con sujetos normales, en su laboratorio de Chicago, USA, empleando los registros de EEG.”

“Con el fin de registrar las frecuencias de las ondas alfa, se hacia sonar una señal para que, en ese preciso momento, el sujeto de experimentación "adivinara si estaba produciendo ondas alfa u ondas beta. Inmediatamente se le informaba si había acertado o no, produciendo lo que se llama una retroalimentación o feedback.”

“Las pruebas iniciales arrojaron interesantes resultados. Los porcentajes de acierto variaban entre el 60 y el 80%. lo que hacia suponer la posibilidad de entrenar, entonces, a los sujetos para que produjeran voluntariamente ondas alfa.”

“Esta interesante curiosidad cientifica se asoció de inmedlato a los informes sobre estudios EEG realizados en meditadores orientales, practicantes en su mayoría del zen y del yoga. Estos informes, mostraban que estos practican­tes, de las diversas técnicas, en plena meditación produ­cían gran cantidad de ondas alfa.”

“Es así como de la unión indiscriminada y apriorística de estos informes con el apetecible condimento de lo mágico y esotérico, surge uno de los más manifiestos mal entendidos de los instructores y difusores del Control Mental; si los meditadores como yoguis, lamas, gurúes, etc. cuando se encuentran en plena meditación, o más correctamente “trance” las más de las veces caracterizado por un estado subjetivo de calma, paz, bienestar, éxtasis, sensación de ilumi­nismo, etc., producen gran cantidad de ondas alfa, si logramos que la gente produzca ondas alfa ¡¡conseguiremos que obtenga “paz", "bienestar", "relax”, “salud", “éxtasis”, "estados trascendentes", etc.!!”

Citemos algo en referencia al denominado “trance”: Se denomina así a un estado hipnoide, sonambúlico, en el cual caen a menudo meditadores, yoguis, mediums, etc. durante sus prácticas y que muchas veces parece resultar necesario para la manifestacion de sus supuestas facultades. Este estado psicofisiológico especial denominado trance (de transitus, paso; pasar de un estado a otro) es descripto muchas veces como una forma de autohipnosis, ya que difiere de la hipnosis que provoca la heterosugestión por la ausencia de subordinación a un hipnotizador, además, en general, la pasividad no se encuentra tan acentuada como se cree, pudiéndose observar todas las transiciones, incluso el desdoblamiento de la personalidad. Su aparición no depende completamente de la voluntad, si bien muchos "meditadores”, "controladores mentales”, pueden entrar en trance casi con entera seguridad, utilizando distintas técnicas la mayoría de las veces emplean una aceleración viva del ritmo respiratorio (hiperventilación) entre otras.

“En esto básicamente consistió la estratagema del Control Mental. Simplemente "blindaron" sus argumentos mediante una estipulación implícita. Para ello "estipularon" un nuevo significado para el concepto de "estado alfa" o "conciencia alfa", ubicándolo y asociándolo con paz, armonía, relax, éxtasis, etc. ...”

“Basándose en esta falsa teoria, de que esta nueva forma de autocontrol ahorraba, aparentemente, los muchos años de estudio para dominar las "técnicas de meditación orientales y, también, dando rienda suelta al pensamiento mágico subyacente en todo ser humano (olvidando un "poco" los métodos científicos), suponían haber dado en la clave de otro muchos secretos de la mente vinculados a creencias orientales, ocultistas, esotéricas y gnósticas.”

“Fue así como a mediados de la década del 60 comienzan a surgir grupos que ofrecían (y ofrecen) la enseñanza de lo que dan en llamar: "estados alfa', "entrar en alfa", "llegar al nivel alfa", "meditación alfa" y otras necedades por el estilo.”

“Estos grupos ofrecían y ofrecen en la actualidad (claro que con nuevos toques mágicos para mejorar el marketing), cursos en los que prometen salud, prosperidad, paz mental, sueño profundo por las noches, mayor creatividad, control de hábitos perniciosos (cigarrillo, alcoholismo, etc.), control del dolor , nuevas capacidades para resolver los problemas que lindan con lo mágico (si no con lo ridículo), supuestas facultades para poder "curar" a los demás y hasta el desarrollo de la percepción extrasensorial (telepatía, clarividencia, etc.). Toda esta panacea con simplemente alcanzar el "estado alfa” (a esta altura la "alfamanía" es patológicamente visible).”

Recordemos que estas técnicas de Control Mental se enseñan en cursos en hoteles o salones; si bien en muchas cosas difieren de la problemática de los Carismáticos en general y del Padre Darío Betancourt en particular, debemos entender que "los resultados están orientados hacia el mismo lado” y como estamos viendo la base de las técnicas utilizadas son las mismas.

La diferencia está dada en que en el caso de los Carismáticos la credibilidad del predicador está cimentada con una gran publicidad y el gran “escudo” de ser católicos, mientras que en los adoctrinadores de las sectas, y grupos de Control Mental, esta credibilidad se debe ganar ante el auditorio. En ambos casos contamos con la certeza de que la mayoría de los que van a asistir al encuentro, poseen características especiales tanto en lo cultural, como en lo social, como así también en lo que denominamos “mentalidad mágica”.

“Para lograr su cometido, (estos grupos) no dudan en servirse indiscriminadamente y en una actitud abiertamente negligente e irresponsable, de una amplia variedad de sistemas que mixturan, entre los que se incluyen, principalmente, técnicas de relajación, de meditación, de hipnosis, de pensamiento positivo , de hiperventilación, ejercicios fisicos, programaciones subconscientes mediante sugestión y autosugestión y aprendizaje de lo que llaman "visualización creativa" .

Las similitudes comienzan a sorprendernos. Ya hemos hablado de lo que para el Padre Darío Betancourt significa la utilización de la “visualización creativa”, es decir las técnicas de imaginación de situaciones, conversaciones, etc.

Es en el párrafo siguiente (Pág. 23) donde las “sospechas” empiezan a tornarse en “certezas”:

“Por ejemplo, Silva Mind Control ofrece cursos de 48 horas, los que constan de varias conferencias y sesiones de "condicionamiento". Estos se cumplen con lecturas y meditaciones utilizando algunas de las "exclusivas" "técnicas" de Silva, así como también técnicas más tradicionales de psicoterapia e hipnosis. Exactamente como en la mayoría de los adoctrinamientos cúlticos, el Control Mental Silva lleva a cabo sus sesiones desde la mañana temprano (9 A.M.) hasta tarde en la noche (10 P.M.). Esta actitud tiende a sobrecargar al sujeto y a eliminar eficazmente cualquier tipo de reflexión crítica sobre lo que se le ha dicho y sobre lo que él ha estado pensando. Esto llega a fatigarlo hasta tal punto que probablemente el sujeto pierda la mayor parte de sus barreras racionales.”

Las “sesiones” llamadas “Evangelización” por la Renovación Carismática tienen exactamente esta duración (aunque comienzan más temprano y finalizan un poco antes que los de Silva) La sucesión de “predicaciones” va creando el clima necesario para la posterior utilización de las técnicas de Reforma del Pensamiento o Condicionamiento Conductual que lleva adelante Betancourt.

Todo debe comenzar con una “sesión” de música a la que llaman “Ministerio de la música” o “música de operación”, la que como su nombre lo indica va operando condicionamientos en los asistentes a través de la sensibilización, la emoción, y el aumento de tensión. Luego hace su aparición el predicador que es recibido de manera triunfal, el que eleva aun más la tensión del auditorio que lo esperaba ansiosamente (y no se daba cuenta que era manipulado por la “sesión de música de operación”) con un Crucifijo que es levantado por el predicador incitando a la gente a la descarga parcial de la tensión acumulada. Obviamente la fijación del predicador con la imagen de Nuestro Señor es poderosa para la psiquis de los creyentes.

La experiencia que hemos vivido de cerca el 13 y 14 de noviembre de 1999 en San Luis, Argentina, nos dice que el Padre Darío Betancourt recomendó especialmente a los organizadores locales que dijeran a la gente lo importante y necesario de asistir ambos días completos.

El primer día (sábado 13) por problemas de sonido comenzó cerca de las 10:00 hs. lo que molestó profundamente a los organizadores. Uno de ellos, en declaraciones radiales afirmó que lamentaban (los organizadores y el Padre Darío Betancourt) esta demora, ya que igualmente se debía empezar con la “música de operación” a fin de predisponer mejor a la gente. ¿Más claro? Imposible.

“Qulzás, definir lo que debemos entender por "sugestión" en medicina y psicología, sea una empresa difícil. En la actualidad, todo tratamiento de psicoterapia gira alrededor del empleo de la sugestión, independientemente del método empleado para el tratamiento de las alteraciones psíquicas, y en la esfera misma de las modificaciones somáticas de origen no psíquico, se atribuyen muchas veces, a la sugestión el éxito principal obtenido al emplear la misma en estado de vigilia o en estado hipnótico”

“La palabra sugestión viene de la raíz “sugerir”, que significa: “hacer entrar en el ánimo de uno una idea. Proponer”. Existen dos maneras por las cuales la sugestión llega al conocimiento del sujeto. Una aparentemente normal y la otra en la que ésta penetra en la persona gracias a un estado especial de su personalidad o su consciencia.” “No es lo mismo una sugestión que podamos recibir al ver una película, que la que se introduce por un discurso o una acción en conjunto de individuos entre los cuales nos podemos encontrar.”

“Una sugestión externa constituye, en cierta medida, el comienzo del despertar de nuestros conocimientos y a ella se une luego la autosugestión que nosotros mismos realizamos.”

 

 

Algo que siempre nos ha llamado la atención por parte de los adeptos de la Renovación Carismática es su alto grado de mesianismo, es decir de sentirse, o creerse, ungidos, distintos, con poderes que sólo los que están dentro de este grupo parecen poder desarrollar. Y esta es quizás su característica más sectaria.

Al utilizar una terminología que los diferencia del resto de los católicos (y que los apareja a los protestantes) los ingenuos seguidores creen tener de este modo participación en el grupo donde “bendice el Espíritu Santo” y por lo tanto manejan un léxico especialísimo.

Este lenguaje o argot utilizado no es otra cosa que lo que se llama “formulación de propósitos” o “Propósitos formulados” en psicología. No olvidemos que ya nos han hecho creer que las palabras son eficaces para la curación. El ejemplo más patético es el de la pág 103 del libro Vengo a Sanar del Padre Darío Betancourt sobre la “Palabra de conocimiento”, quien asegura:

“MUCHAS VECES COINCIDE EL ANUNCIO DE LA PALABRA DE CONOCIMIENTO CON EL ACTUAR DE DIOS. OTRAS OCASIONES, PARECE QUE LA PALABRA DE CONOCIMIENTO, POR SER CAMINO DEL ESPÍRITU, ES PALABRA EFICAZ QUE REALIZA SU CONTENIDO. ASÍ COMO CUANDO DIOS DIJO HAYA LUZ, ESTA APARECIÓ, DE MANERA ANÁLOGA AL ANUNCIARSE LA CURACIÓN, ÉSTA SE EFECTÚA”

Sobre esto, Ávila en su libro dice:

“Estas consignas pueden tener una “fuerza hipnótica” y, cuando alguna vez, se practican con éxito, es porque se equiparan, en cuanto a efectos, a la sugestión.” “Pero ese éxito (un enfermo que mejora, un adepto que “adivina” algo), se divulga a toda voz y a los cuatro vientos, mientras que los fracasos se desconocen , pues aquella persona que le hizo caso al Control Mental y tuvo problemas, no lo manifestará jamás por miedo al ridículo.” “El Control Mental pretende a través del desarrollo de supuestas facultades extrasensoriales, diagnosticar enfermedades en las personas y/o en los animales, actuar sobre la salud de cualquier ser humano, se lo haya o no conocido.”

“Básicamente nos dice el Control Mental que empleando las “técnica” llamada de la “Percepción efectiva sensorial” podemos proyectarnos mentalmente en objetos, en la materia viviente e incluso en los seres humanos.” “Fíjese el lector que no se trata de imaginarse simplemente que uno está allí, sino que según los predicadores del Control Mental, efectivamente estaremos allí. Esta proyección imaginaria nos llevará superando las barreras del espacio y de todas las leyes físicas conocidas, convirtiéndonos en una especie de médicos a distancia.”

“Se trata de liso y llano curanderismo.”

En estos párrafos, el autor nos muestra de modo impresionante las similitudes con los casos que la Renovación Carismática muestra como “milagros” y “testimonios”. El recurso a la imaginación, como ya hemos dicho, es no sólo fantasía para ingenuos, sino también un recurso muy peligroso.

En las técnicas estudiadas (baño de luz y palabra de conocimiento) es la propia imaginación la que origina el fenómeno interior. Es indudable que la confusión generada tanto por las técnicas en sí, como por el entorno “acondicionado” de música y “fe”, predisponen a estos ingenuos seguidores a desarrollar una conciencia mágica que los hace ver manifestaciones de Dios en todas las cosas. Increíblemente la mayor parte de los sacerdotes que de algún modo colaboran con los Carismáticos ayudan a la creación de esta conciencia mágica.

Un foco que se quema y la deflagración producida por la ruptura del filamento se esparce por el interior del vidrio: “Es el Espíritu Santo”. Si por la forma del filamento que es del tipo M (es decir, más bajo en sus extremos y más alto en dos picos centrales) esa deflagración se transforma en una mancha con forma de “M” la respuesta es: “la Virgen María que me está hablando”.

En una mancha de humedad, en el vuelo de un pájaro, en la borra del café, o en cualquier cotidiana cosa, con la conciencia así confundida los adeptos a la Renovación Carismática y de otros grupos “pseudo místicos” creen tener revelaciones especiales. Es que han sido condicionados en esa “mentalidad mágica”, supersticiosa y anti cristiana por estas técnicas de Control Mental, sugestión y auto hipnosis.

“Toda afección orgánica, visceral o de cualquier otra especie, comporta necesariamente un elemento psicológico. Si se actúa sólo sobre el elemento psíquico concomitante, la “curación” necesariamente será tan sólo aparente. Esto es lo que sucede en los tan aclamados casos supuestamente efectivos de curaciones del Control Mental. Sus creadores y recreadores nos hablan solamente de los casos “exitosos”, pero las pruebas de seguimiento y comprobación científica brillan por su ausencia. ¿Por qué será?”

En la Renovación Carismática ocurre lo mismo exactamente. Las curaciones son circunstanciales, menores, vanales, poco estudiables, y dirigidas solamente a la percepción conciente del dolor, es decir solo aparente. Las pruebas nunca aparecen. Nunca demuestran públicamente la veracidad de lo que se proclama desde sus medios de comunicación. Es más, ante la ausencia de testimonios concretos de sanación, el mismo Padre Darío Betancourt y los seguidores locales, anunciaron que los efectos muchas veces no se dan en el mismo momento de “el show de la sanación”, sino que se debe esperar pacientemente a los próximos días, porque las curaciones se van operando de “a poco”. “La meta principal de los métodos del Control Mental es la remoción de los síntomas. La mayoría de las curaciones son pasajeras precisamente por ser efecto de la sugestión o la autosugestión y no de una verdadera remoción de las causas.”

“Pueden surgir “fenómenos” debido a ese estado especial de conciencia, donde por alguna de las pretendidas “técnicas” forzamos a una disociación de nuestro inconciente y algunas de sus facultades se manifiestan un poco, por la pequeña grieta que hemos abierto en el psiquismo. Algo peligrosísimo, pues junto a estos “fenómenos” pueden emerger una variada gama de traumas latentes. Estos traumas podrían encontrarse ocultos, sin actuación. Pero podrían salir a la superficie o si ya salieron reforzarse y agravarse.” “Para algunas personas proclives (desequilibrados, enfermos fronterizos, hiperemotivos e hipersensibles) una sola experiencia provocada puede tener consecuencias nefastas.”

 

Hay algo que llama la atención a quienes estudian el Movimiento Carismático, el Control Mental y otras técnicas y grupos de la misma especie. Los adeptos que se decepcionan son pocos. Esos ya no retornan nunca más. Sin embago un alto procentaje de aquellos que asistieron a los eventos de los Carismáticos, aunque no reciban dones, curaciones u otro tipo de manifestaciones especiales, permanecen con el grupo y no se separan. Las condiciones de manipulación mental a que los someten los adoctrinadores son tan profundas que les crean esta dependencia. Han sido manipulados psíquicamente por premisas de auto hipnosis. Formulación de propósitos y sugestión.Y además les hacen creer que si no sucede lo que ellos esperan (manifestaciones sensibles y especialmente la curación) es por culpa de ellos y no de los predicadores u organizadores. Sólo es culpa de los mismos adeptos. No dejarán de repetir hasta el hartazgo frases como ésta: “Según las disposiciones y la cooperación individual los sacramentos son más eficaces” con lo que le dicen a la gente un mensaje que en el interior del adepto sonará como esto: si me curo es obra de los Carismáticos (o de Betancourt por ej.), sino, es por mi culpa, por que me falta fe, por que soy muy pecador, etc.

Indudablemente es una obra diabólica que puede desembocar en la desesperación por la salvación, puesto que previamente ha sido identificada esta con la sanación corporal.

“Todas estas erróneas interpretaciones son producto de la mentalidad distorsionada con la firme intención de manipular psíquicamente al adepto, para luego adoctrinarlo .”

Esta frase final de Ávila nos deja la clave completa para comprender lo que sucede con la Renovación Carismática:

“Detrás del enorme aparato pseudo-científico y comercial montado para la difusión del Control Mental, se esconde una amalgama de ambición económica, pretensiones de poder y delirio mesiánico. Se esconde en definitiva el peligroso mecanismo de las sectas que a lo único que conducen es a la ignorancia, a la miseria, a la alienación y a la destrucción .”

 

 

P. Ignacio Daminato, líder de los carismáticos de San Luis, Decano De la Diócesis, sorprendido por las cámaras de Militia in Veritate en plena "Misa Show"

 

Técnica de inducción a crisis histérica

Finalmente y para ilustrar mejor transcribimos del libro SECTAS y LAVADO DE CEREBRO (Ed. Bonum 1991) del Lic. en Psicología José María Baamonde este capítulo que nos describe claramente los “casos de sanidad” (pág 76):

“La presente es una técnica utilizada por varios movimientos y, en forma preferencial, por parte de aquellos que dicen realizar “sanaciones” o “exorcismos”. En estos grupos es frecuente ver que al hacer la imposición de las manos u otro ademán ya estipulado, por parte del líder del grupo, se registren desmayos o crisis convulsivas en medio de fuertes y desgarradores gritos, o fenómenos de trance diversos.”

“Tales efectos no responden a nada mágico, ni milagroso o sobrenatural.”

“Tan sólo es la consecuencia lógica de la utilización de una técnica psicológica conocida con el nombre de “Inducción a la crisis histérica ” o, simplemente como “técnica de inducción a crisis”, la cual pretende lograr una suerte de shock en las personas que son sometidas a la misma.”

“La forma de llevarla a cabo es relativamente sencilla. Si midiéramos en un gráfico la intensidad e inflexión de la voz del que implementa la técnica, observaríamos los siguientes pasos:”

“Contando con un auditorio previamente preparado pues se vino remarcando con anterioridad no sólo sobre el poder innegable del influenciador, sino también sobre la seguridad de que se operarán “milagros” y “grandes maravillas” , el influenciador comienza a predicar cal­madamente y desde un nivel 1.”

“A poco de empezar, incrementa el volumen de voz y la inflexión de la misma, hasta llegar a un nivel 4. Esta es una técnica básica de oratoria que pretende, entre otras cosas, movilizar al auditorio. Si el influenciador hablara en un tono monocorde lograría un efecto inverso cuasi hipnótico, de adormecimiento, también muchas veces utilizado.”

Es importante que recordemos que en el caso de los Carismáticos muchos de los procesos que describe Baamonde son “saltados” porque la predisposición de los adeptos es tal que no se necesitan tantas irrupciones de gritos e inflexiones. Será compensada esa carencia con agotamiento físico (calor o frío, hambre y otras incomodidades) que facilitarán el aumento de tensión residual.

“En el caso que estamos analizando se busca, con el aumento de tensión en la voz del influenciador, un aumento recíproco de la tensión en el auditorio.”

“Al llegar al nivel 4, produce una descarga de la tensión acumulada. Esta descarga generalmente se lleva a cabo por medio de exclamaciones que son, enseguida, repetidas por el auditorio (v.gr.: ¡Aleluya!, ¡Gloria a Dios!, ¡Amén!, ¡Gracias Jesús!, etc.).”

 

“Ahora bien, se observa que esta descarga es parcial, ya que hace descender la tensión tan sólo hasta un nivel 3, es décir, no alcanza a extraer la totalidad de la tensión acumulada en el auditorio, queda en consecuen­cia, una carga residual de tensión.”

“El influenciador retoma el discurso pero ya no desdé donde había comenzado en un principio, el nivel 1, sino que empieza desde el nivel 3. De allí vuelve a incrementar la tensión de la voz; hasta llegar a un nivel 6, y produce una nueva descarga,”

“Esta nueva descarga, más violenta y con un uso repetitivo e “in crescendo” de los términos utilizados, llega a un nivel 5, por lo que aumenta la carga residual de tensión acumulada.”

“El influenciador prosigue a partir del nivel 5 y así sucesivamente, hasta que la carga de tensión acumulada en el auditorio se torna imposible de soportar y necesita ser descargada violentamente, en forma de shock. ”

“Así comienzan a generarse los clásicos desmayos, gritos histéricos y diversas formas de trance.”

“Las personas sometidas a tal técnica y que efectúan esta descarga violenta de la tensión acumulada en forma de shock, registran una serie de síntomas psicofisiológicos, por demás interesantes.”

“Primeramente, se observa una especie de anestesia sensitiva a nivel de la corteza cerebral . Por ello es tan frecuente que aquel que padecía reuma, úlcera duode­nal, etc., no registre en forma consciente el dolor, y se crea curado.”

“El reuma y la úlcera continúan; lo que se detiene temporariamente, es la percepción consciente de los dolores provocados por tal o cual afección.”

“Este fenómeno fisiológico se ve reforzado por otro de orden psicológico, que consiste en un mecanismo de defensa inconsciente, de la integridad yoica.”

“Si de alguna manera pudiéramos “escuchar” al inconsciente, éste diría algo más o menos asi:”

"No pasé toda esta experiencia de tensión para seguir igual. Necesariamente no me tiene que doler más", o "...necesariamente tengo que ser distinto".

“A este síndrome psicofisiológico de anestesia sensitiva, se le suma un fuerte estado confusional, característico de todo shock.”

“Dicho estado confusional, entre otros elementos, es el que posibilita que al despertar o salir del estado de crisis, el sujeto acepte fácilmente la consigna o explicitación que al respecto efectúe el influenciador, se explica así la total ausencia de cuestionamientos o pensamiento crítico por parte del damnificado, al serle dicho por ejemplo, que se lo ha exorcizado y sacado veinte demonios del cuerpo.”

 

Conclusión Final

“Tienen visiones vanas, presagio mentiroso los que dicen: “Oráculo de Yahveh”, sin que Yahveh les haya enviado; ­y esperan que se confirme su palabra! ¿No es cierto que no tenéis más que visiones vanas, y no anunciáis más que presagios mentirosos, cuando decís: “Oráculo de Yahveh”, siendo así que yo no he hablado? Pues bien, así dice el Señor Yahveh: Por causa de vuestras palabras vanas y vuestras visiones mentirosas, sí, aquí estoy contra vosotros, oráculo del Señor Yahveh. Extenderé mi mano contra los profetas de visiones vanas y presagios mentirosos; no serán admitidos en la asamblea de mi pueblo, no serán inscriptos en el libro de la casa de Israel, no entrarán en el suelo de Israel, y sabréis que yo soy el Señor Yahveh” (Ez 13:6-9)

 

“El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe entregándose a espíritus engañadores y a doctrinas diabólicas, por la hipocresía de embaucadores que tienen marcada a fuego su propia conciencia” (1Tm 4:1-2)

 

Creemos que hay muchas personas buenas dentro de la llamada Renovación Carismática o Movimiento Carismático. Muchas personas de “buena fe”, aunque ignorantes en muchos casos, que se dejan engañar por las malas artes de estos falsos profetas.

La actual mentalidad no tolera la verdad crudamente expresada. Se atiene al “diálogo”, a los buenos modos, a hechar agua sobre la doctrina con el objetivo de no caer en disputas.

Es lo que se denomina falso irenismo o “paz del mundo”.

Al plantearnos seriamente realizar esta investigación, sabíamos que llegaríamos a conclusiones muy duras para los oídos modernistas y progresistas. Y que para muchos sería motivo de “escándalo”.

San Beda nos dió el empujón que nos faltaba: “Si el escándalo viene por la verdad, es mejor que venga”(Catena Aurea)

Si hubiera una posibilidad de que el Movimiento Carismático y el Padre Betancourt, estuviesen en la verdad... diríamos que hay que seguirlos como fieles discípulos y todos hacernos “carismáticos”. Nosotros seríamos los primeros en hacerlo, porque sólo nos moviliza el amor a la Verdad.

Pero si ellos mienten, si ellos engañan, si ellos no hacen lo que la Iglesia ha hecho siempre, como creemos haber demostrado en esta investigación, nos vemos obligados a enfrentarnos a ellos.

Hasta las últimas consecuencias.

Nos encomendamos a la Santísima Virgen en esta tarea, ya que Ella es el terror de los herejes. La destructora del maligno y sus errores.

 

 

“No se puede servir a dos señores. No se puede servir a Dios y al dinero.” (Mt. 6,24)

“El que no está conmigo está contra Mí y el que no recoge conmigo desparrama.” (Lc 11,23)

 
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