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Tal y como sucede todos los días más importantes para la Fe Católica; Joseph Ratzinger Tauber (Benedicto XVI) agendó para este día un baile de pequeñas odaliscas gitanas en la esotérica Sala de Audiencias Pablo VI. En este mismo lugar hace unos meses presentó un grupo de afeminados acróbatas.

   En esta ocasión se decidió recibir a una delegación de 2 mil gitanos procedentes de varios lugares de Europa para significar que a la Nueva Iglesia ya no le provoca rechazo la magia gitana, las supersticiosas adivinaciones, la lectura de cartas demoníacas, los hurtos y fraudes, así como los sensuales bailes en los que entrenan a sus mujeres, desde la más tierna edad.

   Conforme a su credo Nueva Era, el kabalista Ratzinger expresó:

  “Nunca más un pueblo debe ser sujeto de acoso, el rechazo y el desprecio. Siempre se deberá buscar la justicia, el Estado de Derecho, la reconciliación y tratar de evitar el sufrimiento de los demás. “

Las odaliscas gitanas, organizadas por el Dicasterio para los Inmigrantes e Intinerantes, se manifestaron en Roma para protestar por la xenofobia.  

   Contrariamente, la Iglesia Católica siempre enseñó que los pueblos deben ser alejados de dichas supercherías que atraen gran peligro para las almas, además de divisiones, infidelidades, confrontaciones y el culto por el demonio.

  Respecto al sufrimiento, la Iglesia de siempre lo ha concebido como un medio para la expiación y el ejercicio de la virtud, siempre y cuando vaya unido a la Pasión de Nuestro Señor e inspirado en la santidad de la Santísima Virgen María.

   En vísperas de Pentecostés, el Vaticano se las arregló para preparar esta profana fiesta a su líder.