proyeccion astral
					El  Don de Bilocación  La bilocación es la presencia simultánea de una misma persona en dos  lugares.   Se han dado casos en la vida de los santos. Los más notables son: el  Papa San Clemente, San Francisco de Asís, San Antonio de Padua, Santa  Ludwina, San Francisco Javier, San Martín de Porres, San José de  Cupertino, San Alfonso de Ligorio, San Juan Bosco y San Pío de  Pietrelcina.  No hay ningún otro fenómeno de la mística que cause tantas dificultades  como éste para poder explicarlo satisfactoriamente. Se han formulado  muchas teorías al respecto pero todavía ninguna de ellas ha logrado  producir una luz definitiva en torno a éste fenómeno.  Santo Tomás de Aquino enseña que la presencia de un mismo cuerpo en dos  lugares diferentes al mismo tiempo es contradictoria porque la materia  ocupa unas dimensiones específicas y no las puede ocupar en diferentes  lugares simultáneamente.  Pero sí puede ocurrir que mientras un cuerpo está en un lugar, en otro  lugar esté una representación o figura aparente del mismo. Esta  representación puede darse "sobrenaturalmente" (por intervención divina)  o preternaturalmente, por intervención diabólica. Esta explicación no  ofrece ninguna dificultad y es una de las formas más aceptadas para  explicar este fenómeno.  Bilocaciones Sobrenaturales: Los fenómenos de bilocación sobrenatural se  dan por una representación sensible, hecha milagrosamente por Dios, en  uno de los lugares de la bilocación.  La bilocación puede ser de dos maneras: o puramente en espíritu o bien  en cuerpo y alma, es decir la persona completa.  Cuando se realiza únicamente en espíritu y va acompañada de aparición,  la presencia de la persona es física en el punto de partida, y es  puramente representativa en donde tiene lugar la aparición, o sea, donde  el espíritu se representa visiblemente revestido de un cuerpo.  Cuando la bilocación se hace en cuerpo y alma, la presencia de la  persona es física allí donde el cuerpo y el alma se presentan y aparecen  de una manera visible, y es representativa en el sitio que la persona  abandona.  En el primer caso, el cuerpo que el espíritu toma para hacerse visible a  lo lejos representa a la persona que físicamente está en otra parte. En  el segundo caso, el cuerpo que parece permanecer en el lugar de origen,  y que las personas creen que no se ha movido para nada, no es más que  una representación de la persona hecha por el ministerio de un ángel (o  de otro modo desconocido por nosotros), mientras que la verdadera  persona se ha trasladado en cuerpo y alma a la otra parte.  Esta doble presencia, representativa en un lado, y física, del otro, es  esencial a la bilocación de cualquier manera que se verifique, ya sea en  cuerpo y alma, o sea puramente en espíritu, pero de manera visible.  También se debe insistir en que esta doble presencia de la que hablamos,  la una física, la otra representativa, supone necesariamente, para  constituir verdadera bilocación, la traslación, es decir, el paso de la  persona de un lugar a otro, ya sea en cuerpo y alma, ya al menos en  espíritu.  Bilocaciones Preternaturales: El fenómeno de la bilocación puede tener a  veces, sin duda ninguna, un origen preternatural o diabólico. El  demonio puede -permitiéndolo Dios- encargarse de realizar la  representación de la persona "bilocada" en uno de los lugares de la  bilocación. "El contexto y las circunstancias que acompañan a esas  bilocaciones será el criterio diferencial para distinguirlas de las  sobrenaturales, de acuerdo con las normas y reglas del discernimiento de  los espíritus."(Cf. P. Serafín en su libro Principios de la Teología  Mística p. 430.).  Los ocultistas, espiritistas, teósofos y otros se refieren a la  bilocación como el Viaje Astral. El cuerpo físico, real, quedaría como  muerto y el alma, con su "Periespírito", actuaría en otro lugar.  Los parasicólogos pretenden explicar la bilocación como algo natural.  Hablan de ideoplastia, fantasmogénesis, ectoplasma. Pero no logran dar  una explicación razonable.   Casos de bilocación Estos son algunos casos de bilocación  San Alfonso María de Ligorio - Del proceso de canonización:  "El venerable siervo de Dios, en cuanto residía en Arionzo, un lugarejo  de su diócese, en 21 de septiembre de 1774 sufrió un desmayo. Quedó por  casi dos días sentado en una silla de brazos, sumergjdo en dulce y  profundo sueño. Uno de los empleados quería despertarlo. Además su  Vicario General, Don Rubino, ordenó que no lo tocasen y que se quedasen  vigilándolo constantemente en un cuarto próximo. Cuando al final se  despertó y tocó una campanilla, todas las personas de la casa acudieron.  Al verlas pasmadas, les preguntó el porqué. Respondieron: "Oy!,  Monseñor, ya hace dos días que Ud. no habla, ni come, ni da señal alguna  de vida!"  - "Entonces", - respondió él, - "Uds. pensaban que yo estuviese  durmiendo, pero no fue bien eso; Uds. no saben que fui a asistir al  Papa, que ahora ya no se encuentra más en la lista de los vivos". Con  efecto, después de breve lapso de tiempo, se supo que Clemente XIV  falleciera el 22 de septiembre, a las ocho de la mañana, ésto es,  exactamente en la hora en que el siervo de Dios había tocado la  campanilla.   Santo Antonio de Padua  Durante su estancia en Padua, según refieren Bartolomeu Pisano y Marcos  de Lisboa, hubo dos demostraciones de bilocación.  El primero cuenta:   "Estando Santo Antonio en Padua, tuvo una visión, que llegó a mis oídos  por medio de un religioso digno de fe".  "En la su ciudad natal, Lisboa, vivían aún sus parientes: el padre, la  madre, los hermanos y las hermanas, que se encontraban implicados en un  caso de homicidio, cometido por otros".  "Había en aquella ciudad dos personas que se odiaban mortalmente. Uno de  ellos, encontrándose cierta noche con el hijo del rival, decidió  vengarse en el heredero y, favorecido por la oscuridad, lo sorprendió,  lo arrastró a su propia casa y allí lo asesinó bárbaramente. Después,  sepultó el cuerpo en el jardín de la casa de los parientes de Antonio".  "Tratándose del desaparecimiento de un noble, la magistratura procedió  enseguida a una investigación. Sabiendo que el joven había sido visto  aquella noche en las proximidades del palacio de Martinho, buscaron por  los alrededores y por toda la propiedad. Guiándose por la tierra  removida hacía poco, llegaron al cadáver, lleno de heridas".  "Bastó ese indicio para que las sospechas del homicidio cayesen sobre  Martinho, que fue preso con toda la familia, según la costumbre de la  época".  "Aproximábase el día de la sentencia, que habría sido una condenación,  si el Santo no hubiese venido en auxilio de los suyos".  "Cierta noche, él pidió licencia a su superior para salir del convento y  se puso camino de Lisboa. Allá llegó prodigiosamente en la mañana  siguiente, cuando no serían suficientes tres meses para recorrer la  distancia entre Padua y Lisboa".  "Llegando a su tierra natal, se presentó al tribunal para pedir la  libertad de su familia. Como érase de esperar, no fue atendido, visto  ser por demás graves los indicios acumulados contra ella".  "El Santo pidió entonces que le trajesen el cadáver de la víctima. Al  verlo, le ordenó en nombre de Cristo que volviese momentáneamente a la  vida para indicar su asesino. Y el cadáver se animó, confesó  abiertamente que ningún miembro de la familia de Antonio era culpado de  su muerte y después cayó nuevamente en su sueño de muerte".  "La novedad del milagro y la solemne declaración de tal testimonio  fueron suficientes para libertar la familia de Antonio, con la cual él  pasó aquel día. Se despidió al caer de la noche y en el día siguiente  encontrábase nuevamente en su convento de Padua".  El escritor portugués relata otro hecho de la siguiente manera:   "Siendo el padre de Santo Antonio de alta posición social y muy  considerado por sus cualidades morales, le fueron confiados cargos  administrativos por cuenta del gobierno y de la casa real. De su  administración él prestó cuentas a los ministros, entregándoles el  dinero que recibía, sin preocuparse en pedir recibos. Tenía a los  ministros en la cuenta de personas responsables; creíalos honrados como  él propio".   "Sucedió que, algún tiempo después, fue llamado a prestar cuentas de su  administración. No obstante las tentativas del padre de Antonio para  recordarles que la liquidación ya había sido hecha y a pesar de sus  consejos para que no manchasen la conciencia con tamaño pecado y para  que no lo arruinasen financiera y moralmente, ellos continuaron a negar,  con el intuito de perderlo y arruinarlo, haciéndolo pasar ante el  soberano por ladrón de los bienes de la corte. Vivía el buen Martinho en  la mayor de las angustias y los ministros ya se regocijaban con la su  ruina que significaría para ellos nuevas honras y cargos más altos.  Estaban las cosas en ese pié, cuando en plena reunión solemne, Antonio  surgió en medio de ellos. Después de recordar a todos las menores  circunstancias de la liquidación efectuada, les ordenó inmediatamente  que presentasen todos los recibos a su padre. Los amenazó, caso se  negasen, con los más terribles castigos y con el castigo divino.  Impresionados y tomados de pánico, los ministros firmaron enseguida el  recibo del dinero. El excelente Martinho volvió para casa agradeciendo a  Dios por haberle concedido tal hijo".   La bilocación que goza de más pruebas:  El Padre jesuita Eduardo Rodríguez  Toda España fue testigo de una de las bilocaciones milagrosas. Al mismo  tiempo que predicaba en la Catedral de Toledo, siendo irradiado el  sermón por Radio Toledo, estaba predicando otro sermón en la Iglesia San  Francisco El Grande, siendo irradiado por Radio Nacional de España.  San José de Copertino:  San José de Copertino asistió a la muerte de su madre en su pueblo natal  sin abandonar el convento de Asís donde residía. Estando ella a punto  de expirar gritó con gran acento de dolor: "¡Oh fray José, hijo mío, ya  no te veré más!" Al instante apareció una gran luz que iluminó la  habitación, y la moribunda, viendo a su hijo, gritó de nuevo llena de  júbilo: "¡Oh fray José, hijo mío!". Al mismo tiempo el bienaventurado se  encontraba en Asís; salía llorando de su celda, encaminándose a la  Iglesia a orar. El padre guardián le encontró y le preguntó la causa de  su llanto. Su respuesta fue: "Mi pobre madre acaba de morir". La carta  que llegó muy pronto confirmó la noticia; pero también se supo que el  Santo había asistido personalmente a su madre moribunda. Todos estos  hechos constan en el proceso de beatificación.  Este don, como muchos otros dones extraordinarios, es un regalo de Dios  que la Iglesia trata de entender y explicar pero que, ante el misterio  de la acción de Dios, las palabras se hacen cortas e insuficientes. Nos  basta el asentimiento de la fe, y el saber que para Dios no hay nada  imposible.  Como todos los dones, la bilocación no es para beneficio del que lo  experimenta sino más bien para el beneficio de las almas de los demás,  ya que siempre cuando se manifiesta este don es para auxiliar a alguien  que está en necesidad. 				 
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