El oscuro secreto del proyecto sionista
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“El Anticristo no es más que el Mesías
lo demás es una fábula, un mito, un símbolo … “
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“La creencia en el Redentor, el Mesías se arraiga prodigiosamente
en las entrañas de la nación judía de costa a costa en la tierra.
Es la base de la religión judía.”
La religión judía, es decir, el Talmud y el judaísmo rabínico odian a Jesucristo, y la Iglesia aborrece a su Mesías. Esto sólo tiene un objeto, basado en un principio: su idea y su sueño cristalizado como nación. Así, el sionismo, en este caso su doctrina, ven la realización de su plan para el siglo XXI. El deseo de los judíos es absolutamente contrario al Plan Divino.Pero lo más preocupante, se sabe, es que la idea sionista, que se encuentran en la encarnación del Judaísmo, está esperando un Mesías, que tiene por objeto garantizar el triunfo del mundo Judío, destruyendo lo que hace su mayor obstáculo, la religión cristiana. Es realmente creencia de mucho tiempo atrás en el que se basan en la Tierra Santa de los Judios, esperan que allí se manifieste un milagro una voluntad divina, un proyecto bendecido por Dios. Ésta esperanza mesiánica esconde un abominable secreto: el deseo de dominar a los reinos de la tierra. De esta forma, el falso mesías, cuya venida creen que no tarda, está relacionada directamente con la reconstrucción de la nación judía. La Iglesia Católica debe tener el valor y el deber de decirlo:
este falso mesías es el Anticristo!
La respuesta de San Pío X con el sionismo,
fue inequívoca:
“No possumus!”
La idea sionista y su secreto
De hecho, esperan un triunfo que garantice el poder del judaísmo sobre las naciones, como lo es ver el rostro del Mesías anhelado por ellos.
Esto de alguna manera enfrenta a un plan que se aleja de las intenciones de Dios para su pueblo, y estamos presenciando con preocupación la ejecución de una profecía, de las más terribles para la cristiandad. Sin embargo, esto es consistente en todos los aspectos con el análisis de los Padres de la Iglesia, médicos y teólogos, y a lo que pensaban los papas santos. Mousseaux Gougenot Henry, (1805-1876), de la monarquía legítima, un caballero en la sala del rey Carlos X,nombrado Caballero de la Orden de San Gregorio el Grande por Gregorio XVI en agradecimiento por sus escritos, honrado con la Cruz de Comendador de la Orden Pontificia de Pío IX, quien escribió un texto en 1869, El Judio, el judaísmo y la judaización de los pueblos cristianos, advierte a las naciones cristianas acerca de la amenaza aterradora y terrible que no está lejos, y que cada día se hace realidad. Lo que antes eran sueños e ilusiones quiméricas de sionistas dañinos y que hoy se han convertido en realidad, con la ayuda y la ceguera de sus aliados:
” El propósito y la misión del Mesías, es que vendrá a salvar a Israel, liberarlo de la cautividad en que lo obligan a gemir muchas naciones”, y atraer para sí a la Tierra Santa después de derrotar a Gog y Magog. ” En el pueblo elegido y la reconstrucción de Jerusalén y su templo dedicado a él será para restaurar y consolidar “un reino temporal de para ser uno para todo el mundo… Todas las naciones , “estarán sujetos a los Judios, y los Judios tendrán a su discreción a su servicio a los individuos que las componen y además de sus propiedades. “(…) Es decir, para los Judios, ésta es una de las imágenes de la felicidad prometida por el Mesías que esperan! “[1]
“Toda la religión judía se basa
EN SU IDEA COMO NACIÓN “
El ideal como nación judía, y su reconstrucción, como es el caso hoy en día, impulsados y apoyados por un poder satánico, a la fuerza toman por sus brazos a Jerusalén, es la base que tienen a manera de venganza por parte del “Mesías”:
“La creencia en el Mesías redentor está viva, y maravillosamente sus raíces se encuentran en las entrañas de la nación y de costa a costa en toda la tierra. Es la base de la religión judía, es el último consuelo del Judio. Toda la religión judía se basa en la idea como nación, es una aspiración, un ritmo que es a la Patria … ” [2 ]
Esperando el Mesías vengador!
Henry Gougenot de Mousseaux, (1805-1876),
nombrado Caballero de la Orden de San Gregorio el Grande
por Gregorio XVI en agradecimiento por sus escritos contra los judíos.
Este vengativo Mesías, el Mesías Judío que fundó una falsa esperanza de recuperación nacional creando el Estado de Israel en Palestina, un territorio conquistado por el crimen, el robo y los ataques, es otro punto de vista de la Escritura, el cual figura abominablemente como la Bestia del Apocalipsis, éste mismo seductor puede engañar y cegar, incluso a los cristianos, haciéndose pasar por un mensajero del Señor:- “Es un hecho, que tampoco las Sagradas Escrituras son los ojos de un cristiano; son tonterías absurdas y anticuadas. Por lo que son pocos los que creen en lo indispensable para salvar a la civilización humana: La Iglesia no puede mentir ni engañar, pensando que el Anticristo es el Mesías, es una fábula, un mito, un símbolo, recordemos que su reinado, sin precedentes vendrá a revolucionar fructíferamente en todo tipo de maravillas, es una realidad ya hoy en día, esto equivale a decir que necesariamente están formándose los acontecimientos que él construyó”.Pero nosotros, tendemos a olvidar que este personaje es tan dominante que podremos creer algo similar a la que los Judíos están esperando, será difícil, casi imposible de evitar hacer estas cosas que pueden engañar a un ciego, por lo que no debemos olvidar que ésto lleva consigo la síntesis perfecta que todos los católicos debemos saber acerca de las aspiraciones que tienen más de dieciocho siglos, el atributo judío para liberar el futuro de Judá. “[3]Todo esto es, asombrosamente profético!Por lo tanto, debemos ser conscientes de que la reconstrucción nacional de Israel, obtenida por medio de la oscuridad, la preparación, ejecución y trabajo vaticinan la próxima llegada, en caso de que no ha ocurrido ya, del Mesías Vengativo esperado por Judios, es decir, de lo que debe ser su líder: el Anticristo!
Notas.
1. H.-R. Gougenot de Mousseaux, El Judio, el judaísmo y la judaización de los pueblos cristianos,Plon, 1869, p.471.
2. Ibid., p. 476.
3. Ibid., p. 485.